Música y folclor
28 de febrero: un año sin el más grande, Jorge Oñate
Hoy se cumple un año sin el más grande. Un año que partió para la eternidad el cantante vallenato más grande de todos los tiempos. Un año que el país entero sufrió y enmudeció al conocer la noticia de su infausto fallecimiento. Un año que Jorge Oñate partió para la vida celestial dejando un inmenso vació y una inmensa tristeza en todas las personas que, durante más de medio siglo, nos deleitamos con su hermosa voz y, sobre todo, con el inmenso repertorio de sus hermosas canciones costumbristas y románticas que penetraron profundamente en el sentimiento de todos amantes de la música vallenata. Se fue cuando aún se encontraba en la plenitud de su carrera musical y su fascinante vocalización seguía conservando el mismo timbre, la misma elegancia y la misma sonoridad de sus años juveniles. Hoy, nuestro recordado cantante descansa en un paraíso de luces inmortales, reunido, seguramente, con todos aquellos artistas que han tenido su tránsito en la vida terrenal y han dejado huellas eternas para mantener vivos los recuerdos en todas las generaciones que los aclaman y los aplauden en el transcurso del tiempo.
Jorge Oñate entró a la música vallenata por la puerta grande. Se iniciaba la década del setenta cuando hizo su aparición al lado de los hermanos López, Miguel y Pablo, e inmediatamente la monumental fanaticada costeña y colombiana lo valoró y lo entronizó como un cantante estelar que marcaba el comienzo de una nueva era para la música vallenata. Una nueva era que se prolongó durante medio siglo y que enmarcó una época de oro que perdurará eternamente en las célebres páginas que ennoblecen la música de Francisco el Hombre. En aquel momento, inolvidable para todos sus devotos, Jorge Oñate se dio el lujo de opacar el prestigio musical que gozaba Alfredo Gutiérrez en el ambiente vallenato. Los varios álbumes grabados por el Rebelde del acordeón fueron desplazados, casi sin darnos cuenta, por el nuevo cantante que había surgido en La Paz, el pueblo de sus entrañas, que lo vio nacer el 31 de marzo de 1948, y que él, fiel a su amor patrio y a su sentimiento filial, nunca se aventuró a abandonar, para no separase de sus familiares y de sus amigos del alma que lo aclamaron y lo aplaudieron durante toda su existencia musical.
Solo bastó que el pueblo costeño, siempre pendiente de los nuevos cantantes que surgen en el entorno musical, hubiese escuchado las canciones “Berta Caldera”, “Mis viejos”, “Recuerdos” y “El siniestro de Ovejas”, grabadas en el amanecer de los años setenta, para que, inmediatamente, Jorge Oñate fuera calificado como el rey de las voces vallenatas y bautizado con el distintivo de “El ruiseñor del Cesar”, un apelativo que lo llenaba de orgullo, lo satisfacía a plenitud y lo acompañó en el extenso recorrido de su fructífera trayectoria musical. Y a pesar de que antes de lanzar estas canciones, ya el intérprete paceño había grabado un par de álbumes con otro acordeonista, su verdadero nacimiento musical, su verdadera aparición como un cantante insuperable, la vivió al lado de los hermanos López, quienes fueron los artífices de un conjunto musical inolvidable, que perduró hasta 1975 y le legó a la posteridad vallenata una selección de nueve álbumes que agrupan 107 canciones, las cuales hoy nos siguen deleitando con el mismo entusiasmo, la misma energía y el mismo fervor que despertaron en sus años juveniles.
En realidad, resulta un poco difícil para cualquier amante de la música vallenata, realizar una selección de las canciones de Jorge Oñate, y muchos menos apresurarse a decir que “esta es su mejor canción”. Porque en los álbumes “Diosa divina”, “El jardincito”, “Reyes vallenatos”, “Las bodas de plata”, “El cantor de Fonseca”, “Fuera de concurso”, “Rosa jardinera” y “Canto a mi tierra”, que fueron lanzados con los Hermanos López encontramos verdaderas joyas musicales, vocalizadas con las mismas e insuperables calidades artísticas. Exceptuando las canciones que mencioné anteriormente, pertenecientes al primer álbum “Lo último en vallenato”, a partir del segundo encontramos títulos como, “Los tiempos cambian”, “Amor sensible”, “Mi gran amigo”, “Soy estudiante”, “Tiempos de la cometa”, “Recordando mi niñez”, “Las bodas de plata”, “Corazón vallenato”, “El cantor de Fonseca”, “No voy a Patillal”, “Razón y olvido”, “Dos rosas”, “A través de los años” ,”Aracataca espera”, “Rosa jardinera”, “Dubys Caballero”, “Marula”, ”Rumor lejano”, “Canto a mi tierra” y muchas más que bien merecen considerarse excelentes dentro del repertorio oñatista.
Y si nos referimos a las canciones grabadas con los otros acordeonistas que lo acompañaron a partir de su separación de los Hermanos López, por ejemplo: Emilianito Zuleta, Colacho Mendoza, El Chiche Martínez, Juancho Rois y Alvarito López, la selección de canciones resultaría ilimitada y no nos alcanzarían varias páginas para mencionarlas. El álbum “La parranda y la mujer”, lanzado con Emilianito Zuleta es una producción fuera de serie, cuyas canciones superan cualquier óptimo calificativo. Lo mismo sucede con las canciones incluidas en los cinco elepés lanzados con Colacho Mendoza: “Los dos amigos”, “Campesino parrandero”, “Únicos”, “En la cumbre” y “Silencio”, donde nos resultaría imposible calificar a una canción como mejor que otra. Por esta razón, considero que, en lo referente a las canciones de Jorge Oñate, lo ideal es mantener una calificación excelente para referirse a toda su producción musical. Y, desde luego, hoy 28 de febrero, cuando se cumple el primer aniversario de su viaje celestial, debemos mantenerlo vivo en nuestra memoria oyendo y disfrutando diariamente de sus bellísimas composiciones.
Eddie José Daniels García
Sobre el autor
Eddie José Dániels García
Reflejos cotidianos
Eddie José Daniels García, Talaigua, Bolívar. Licenciado en Español y Literatura, UPTC, Tunja, Docente del Simón Araújo, Sincelejo y Catedrático, ensayista e Investigador universitario. Cultiva y ejerce pedagogía en la poesía clásica española, la historia de Colombia y regional, la pureza del lenguaje; es columnista, prologuista, conferencista y habitual líder en debates y charlas didácticas sobre la Literatura en la prensa, revistas y encuentros literarios y culturales en toda la Costa del caribe colombiano. Los escritos de Dániels García llaman la atención por la abundancia de hechos y apuntes históricos, políticos y literarios que plantea, sin complejidades innecesarias en su lenguaje claro y didáctico bien reconocido por la crítica estilística costeña, por su esencialidad en la acción y en la descripción de una humanidad y ambiente que destaca la propia vida regional.
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