Música y folclor
El día que Fanny se llevó a Colacho
Fue un 15 de agosto de 1962. Ese día el municipio de San Diego De Las Flores amaneció con una flor más, era la más linda, reluciente y fresca, Fanny Lourdes Zuleta Fernández lucía resplandeciente, iba del brazo de su tío Casimiro Fernández, vestida de blanco con su velo y su corona.
Nicolás Elías Mendoza Daza la esperaba en la puerta de la iglesia elegantemente vestido de paño, luciendo un sombrero gardeliano del mismo color y de la misma tela. Lo acompañaban los padrinos de la boda Darío Lacouture y su esposa Atalita, el padre Cegarra que ofició la ceremonia, ensalzando canticos al señor, iba adelante acompañado de sus acólitos, una vez en el altar empezó la santa misa.
De regreso, ya casados, cuando iban entrando a la casa de los padres de la novia, siendo las cinco de la mañana, Juan Muñoz, acompañado de su cajero Crisóstomo Ramos (Pichocho), cantó por primera vez la canción 'El matrimonio de Colacho', que fue el regalo junto con un cheque de la caja Agraria por un valor de 500 pesos que Escalona le llevó a los contrayentes. La voz Bronca del negro Calde retumbó por todo el pueblo, cuando en un tono alto Juan Muñoz ejecutó su acordeón:
Entristecido quedó Escalona
Porque Fanny se llevó a Colacho
Mire vestida de blanco
con su velo y su corona
Dijo Colacho quiero casarme
Le contesté son cuestiones tuyas
Pero yo temo que Fanny
Le vaya a sacar las uñas
Quiero casarme, quiero casarme y me casaré
Pero Colacho no sabe en la que se va a meté…
Días atrás Cirino castilla, muy amigo de la familia, para proteger a Fanny le había dicho a su madre: “Tenga cuidado con Colacho, él perjudica a las hijas ajenas y las deja”. Esto tenía muy disgustada a la futura suegra, quien últimamente no recibía en su casa con agrado a Colacho. Éste, enterado de la situación, se presentó bien temprano dos días antes del matrimonio y le dijo sin rodeos: “Bueno, suegra, el sábado me caso con su hija”. Ella, sorprendida, le respondió: “tan rápido, no hay tiempo ni de pintar la casa”.
Hasta los amigos y familiares quedaron sorprendidos. De Valledupar, además de los padrinos, asistieron los tres hermanos Pavajeau, Andrés Becerra y Rafael Escalona, como no hubo tiempo de comprar regalos, Rafael escalona propuso reunirles un dinero, de modo que colgó una cabuya y cada uno iba colocando un sobre con dinero. El padrino introdujo un cheque por valor de 500 peso. Andrés Becerra puso en la cabuya otro con 200 pesos en efectivo y así cada uno fue poniendo en la cabuya su sobre con la donación. De esta forma, se inició en San Diego por primera vez la lluvia de sobres.
La parranda empezó temprano, Juan Muñoz por petición de los novios, interpretó varias veces la canción-regalo con que Escalona le demostró su cariño a Colacho:
La que se casa con parrandero
Vas es a sufrir si nunca ha sufrido
Fanny y ese acordeonero
Siempre ha andado conmigo
Yo le respondo por el muchacho
Que ha sido famoso por Escalona
Qué bonita está la novia
De mí, compadre, compadre Colacho
Fanny Zuleta dirá con bastante orgullo
Nadie se meta que es mi marido
Y esos, son asuntos tuyos
Y estos, son asuntos míos…
La parranda se prolongó hasta el día siguiente, y, si bien es cierto que fue una fiesta familiar, todo San Diego gozó con los versos del negro Calde, las ocurrencias de Andrés Becerra, las notas del acordeón interpretadas magistralmente por Juan Muñoz y los retumbes de los golpes en la caja del inconfundible Pichocho.
Por muchos años se habló de esta boda que despertó al pueblo un 15 de agosto de 1962 y no falta el narrador de cuentos espontáneos que, en una parranda, para sacarle una carcajada a los asistentes, cuenta que el cheque de Escalona nunca fue pagado por la caja agraria, fue rechazado por fondos insuficientes.
Arnoldo Orlando Mestre Arzuaga
Sobre el autor
Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
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