Música y folclor

Horacio Escorcia, el arquitecto de las notas musicales

Álvaro Rojano Osorio

06/02/2023 - 05:55

 

Horacio Escorcia, el arquitecto de las notas musicales
El acordeonero Horacio Escorcia Marchena / Foto: cortesía

 

A Horacio Escorcia Marchena se le conoce por su sonrisa sincera, su humildad, y como un diestro intérprete del acordeón. Nacido en Salamina, a orillas del río Magdalena, en el Bajo Magdalena, la misma región de Abel Antonio Villa, Pacho Rada, Juancho Polo Valencia. Ha logrado posesionarse entre los buenos acordeoneros de lo que se ha denominado música vallenata. Su estilo es serio, moderno, y basado en los parámetros musicales creadas o desarrolladas por quienes considera sus principales referentes: Luis Enrique Martínez, Colacho Mendoza y, especialmente, Emilianito Zuleta.

Fue su padre, C. Horacio Escorcia Cantillo, el primer impulso hacia la profesión de acordeonero. Lo hizo tras darse cuenta de que éste, junto a sus hermanos Williams y Pedro, se apropiaba de algunos objetos caseros y se trepaba en la parte trasera del camión, del que era propietario y conductor, para utilizarla como tarima. Horacio tomaba un radio transistor y simulaba que interpretaba el acordeón, mientras sus hermanos hacían de un balde plástico, una caja, y de un rallo, una guacharaca.  Esto llevó a Carmen a comprarle un acordeón que utilizó por poco tiempo porque las ganas de patear pelotas de fútbol por las calles de Salamina, de jugar como niño, superaron al interés por el instrumento.

Pero, pocos años después de que Horacio -como se hacía llamar el padre de los Escorcia Marchena- vendió el acordeón a Guillermo Lara, se produjo un hecho musical que llevó a Horacio a pedirle a su papá que le comprara otro, que fue de dos teclas, el éxito del tema Tres canciones, interpretada por Diomedes Díaz y El Debe López. Para entonces, cursaba segundo de bachillerato en Barranquilla, hacia donde se había marchado dos años antes, y de donde regresó en unas vacaciones que aprovechó su padre para enviarlo donde un acordeonero que vivía en Salamina para que aprendiera los principios básicos de la interpretación del instrumento musical. Con él conoció algunas notas musicales, pero, no asistió más de dos semanas a las clases porque no le gustó el estilo del maestro por ser intérprete de guarachas.  Se volvió autodidacta, proceso que le permitió interpretar La Piña Madura, que lo llevó a saber más del acordeón, conocimiento que le ayudó a participar en Bogotá en un programa de televisión.

Animalandia, La Saporrita y las primeras grabaciones

Durante unas vacaciones, siendo unos pelados, mis hermanos y yo fuimos a visitar a un tío en Bogotá. Aproveché la estadía para participar en el programa de televisión Animalandia, que animaba Pacheco.  Lo hice, en compañía de mis hermanos, interpretando el tema musical Marily. Recuerdo que Pacheco se emocionó con nuestra intervención. Resultamos ganadores, después participamos en la final semestral con el mismo resultado, no pudimos asistir a la de fin de año porque no hubo plata para movilizarnos hacia Bogotá.

Después vendría otro triunfo meritorio: Horacio, como estudiante del colegio Biffi de Barranquilla, participó en un concurso de música cuyo premio era compartir escenario con Diomedes Díaz, Fruko y sus tesos cuando Joe Arroyo aún era su cantante. La intervención en la tarima de la Saporrita fue un éxito, tanto que el promotor musical conocido como El Capi Visbal, se interesó por el conjunto de los hermanos Escorcia, pero su padre, aconsejado el día de la presentación por el rey vallenato Alberto Pacheco, desechó la oportunidad de que continuaran presentándose en las casetas que este organizaba. Lo que sí aprovecharon fue la propuesta de ir a tocar en Venezuela. 

Para entonces, el conjunto musical lo componían, además de los tres hermanos, varios vecinos del barrio Paraíso. Pero, el grupo duró hasta que Horacio ingresó a la universidad para estudiar arquitectura. Su regreso a la interpretación del acordeón en público se dio cuando casi terminaba sus estudios, lo hizo al lado del cantante Carlos Malo, también de Diógenes Jalaff, Kike Bernardinelli, Kike Consuegra, Rodolfo Cañas, entre otros.

Fue cuando le llegó la oportunidad de hacer su primer trabajo musical, grabado para Codisco, con el cantante Juan Carlos Mendoza, del que hicieron parte canciones de connotados compositores como Rafael Manjarrez, Romualdo Brito, de Iván Ovalle, llamada Se acabó mi Soltería, del Chiche Maestre, Cuando salga el alba, que fueron las de mayor aceptación del público. Después, grabaron para Sonolux, destacándose composiciones como Corazón Herido, de Rafael Brito y El tiro por la culata, de Romualdo Brito, que, tras grabarla con Joaco Pertuz la llamaron La caza fortuna. Pero, la sociedad musical se disolvió cuando Juan Carlos fue llamado por Alfredo Gutiérrez para que hiciera parte de su agrupación musical. Volvieron cuando este dejó de ser parte de este conjunto e hicieron la tercera producción musical.

Horacio y Joaco Pertuz

Para entonces, los hermanos William y Pedro ya se habían retirado de la música y Horacio, después de separarse de Juan Carlos Mendoza, había decidido unirse a un cantante importante, pero para lograrlo debía esperar una buena propuesta, ésa fue la de Joaco Pertuz.

Él y yo teníamos un amigo en común al que visitábamos cada año en su cumpleaños, festejo que aprovechamos para interpretar algunas canciones. La unión se produjo cuando andaba con Mario Zuleta, quien no pudo venir de Bogotá, donde trabajaba, para acompañar a Joaco en un baile que tenía en El Yucal. Entonces, me buscaron como su reemplazo, con la advertencia de que me anunciarían como Mario.  

Desde esa noche, comenzó a hacer parte de la agrupación musical de Joaco y vinieron las producciones musicales. En 2002, grabaron el CD Buscando un amor, del que destacaron canciones como El traqui traqui y La última llamada de la autoría de Franklin Moya. Con estos y otros éxitos y el apoyo de una empresa comercializadora de licor de Santa Marta, comenzó el trasegar de Horacio por distintos escenarios del Magdalena, que es el territorio en el que siempre ha triunfado el cantante oriundo de Canoas. Entonces, su nombre comenzó a sonar con más fuerza entre los seguidores del vallenato, su música principió a tener el eco con el que soñó cuando decidió ser el arquitecto de las notas musicales. 

La unión duró hasta 2009, tiempo en el que grabamos cinco CD, porque a él le propusieron que se uniera con Emilianito. Me comentó, y yo le dije: “hágale, compadre”. Pero era una relación que estaba destinada a fracasar porque Zuleta nunca se aprendió nuestro repertorio, solo tocaba Échame a mí la culpa, y no de la mejor forma, lo que obligaba a Joaco a cantar las canciones grabadas por este con Poncho. Después de separarse de Emilianito, se unió por sugerencias mías con Óscar De la Cruz, y grabó Clásicos del Magdalena, que era un proyecto mío y que le había propuesto que hiciéramos.

En 2015, nos volvimos a juntar y grabamos el cd “Cómo les quedó el ojo”, del que se destacó la canción Uno necesita, que duró siete semanas en la lista de éxitos de La Reina de Barranquilla, y seis meses sonando en otras emisoras, lo que marcó un hito en el trabajo discográfico de Joaco, porque, pese a que Échame la culpa se escuchó, no tuvo la trascendencia en medios radiales durante tanto tiempo. Después, vino el segundo álbum y la separación nuestra, entre otros factores porque él asumió el proceso de promoción en Barranquilla, lo que no hizo y tuvo como consecuencia que ninguna de las canciones sonó. Lo que sucedió me aburrió, era volver a los tiempos en que iniciamos, en el que jamás nos interesamos porque nuestra música tuviera un escenario distinto a los pueblos del Magdalena.

Con Joaco maduré en la forma de tocar el acordeón, por eso le agradezco la oportunidad que me dio de acompañarlo. Aprendí cosas que le gustaban, como, por ejemplo, el sentar la nota, el no dejarlo solo en la melodía cuando cantaba. Con la experiencia que logré a su lado soy un acordeonero que conoce más los aires vallenatos, lo que me ha permitido consolidar un estilo musical que es reconocido.

El hoy y el mañana de Horacio

Actualmente, tengo mi conjunto vallenato en el que Atilio Valencia es el cantante, además, hago parte de la agrupación Sinfónica Reyes Vallenatos, por invitación de su director Beto Villa. En ella interpreto el acordeón y canto algunas canciones al lado del Pangue Maestre, Rodolfito De Lavalle y de una acordeonera que canta bien.

A Beto le gusta mi manera de cantar, por eso quiere que sea la voz líder. Es que, entre los objetivos del grupo, está el que los acordeoneros volvamos a cantar, de lograrlo, sería mi nuevo aporte al vallenato.

 

Álvaro Rojano Osorio

 

Sobre el autor

Álvaro Rojano Osorio

Álvaro Rojano Osorio

El telégrafo del río

Autor de  los libros “Municipio de Pedraza, aproximaciones historicas" (Barranquilla, 2002), “La Tambora viva, música de la depresion momposina” (Barranquilla, 2013), “La música del Bajo Magdalena, subregión río” (Barranquilla, 2017), libro ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el portafolio de estímulos 2017, “El río Magdalena y el Canal del Dique: poblamiento y desarrollo en el Bajo Magdalena” (Santa Marta, 2019), “Bandas de viento, fiestas, porros y orquestas en Bajo Magdalena” (Barranquilla, 2019), “Pedraza: fundación, poblamiento y vida cultural” (Santa Marta, 2021).

Coautor de los libros: “Cuentos de la Bahía dos” (Santa Marta, 2017). “Magdalena, territorio de paz” (Santa Marta 2018). Investigador y escritor del libro “El travestismo en el Caribe colombiano, danzas, disfraces y expresiones religiosas”, puiblicado por la editorial La Iguana Ciega de Barranquilla. Ganador de la beca del Ministerio de Cultura para la publicación de autores colombianos en el Portafolio de Estímulos 2020 con la obra “Abel Antonio Villa, el padre del acordeón” (Santa Marta, 2021).

Ganador en 2021 del estímulo “Narraciones sobre el río Magdalena”, otorgado por el Ministerio de Cultura.

@o_rojano

1 Comentarios


Diógenes Jalaff 08-02-2023 10:42 AM

Así es mi hermano, gracias por haberme tenido en cuenta. Horacio también fue mi maestro. Con él aprendí, muchas cosas importantes, como por ejemplo : donde se entraba a cantar, los tonos, la velocidad, en fin todo lo que se necesita para ser un CANTANTE. Muchas Gracias mi hermano querido. Diógenes Jalaff cantante de Los Elegidos del Vallenato.

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