Música y folclor
Adriano Salas y Rafael Escalona: un trébol legendario que sombrea a una casa en el aire
Aún con las diferencias que poseen los estilos musicales y liricos dentro del vallenato, fluctúan muy recónditas similitudes y, sobre todo, historias que las conjugan. Hablar de Adriano Salas Manjarrez y Rafael Escalona Martínez, es denotar dos épocas paralelas de la composición, paralelismo que no impidió en absoluto que dos estilos se complementasen uno del otro. Siendo Salas Manjarrez mayor en edad que el poeta de Patillal, este último, por las circunstancias sociales, culturales y musicales que lo rodearon, brota al reconocimiento vallenato con eventual precocidad, considerándose rápidamente una figura prominente en el ámbito musical. Mientras Escalona se dedicaba a su música con suntuosa avidez por la sabana de Patillal y el valle del Cesar, a kilómetros de diferencia, Adriano Salas, en la sabana sucreña, desempeñaba bucólicas labores campesinas en las que se destacaban las labores de vaquería y de cajonero, como lo expresaba en sus obras. El fenómeno de Adriano Salas Manjarrez se fraguó principalmente por su aptitud andariega, factor que le permitiera nutrirse de escenas naturales y paisajes, que como sacados de pinturas rupestres sembraron en el entonces neófito compositor, la necesidad de exaltar la majestuosidad de la sabana ecológica. Fue así como entonces en sus primeras canciones evoca con nostalgia la llegada del invierno y su forzoso retiro de la inmensa ciénaga, comparándolo con el amor imposible de una mujer (en panorama y caño lindo)
El hito en materia poética del sinceano-sanperense se marca con su apertura en el mundo vallenato y comienza al tiempo que comienza a ser receptor de la recién nacida música de Escalona que apenas comenzaba a calar dentro de la industria y a llegar a la sabana de sucre. El primer aspecto comparativo entre Adriano y Rafael, parte de la premisa de involucrarse con nombre propio en las líneas de las letras: “como ese estudiante ya se va escalona/ pero de recuerdo te deja un paseo” (El testamento). Por su parte, Adriano Salas, nutrido por el estilo patillalero, intentando emular esta distinta forma de componer que también fue adoptada por Leandro Díaz, comienza a mencionarse dentro de sus creaciones a modo de reafirmar el sentimiento que lo embargó al momento de escribir: “Adiós, caño lindo, ya yo me voy despidiendo/adiós panorama delicioso de los llanos/se va Adriano Salas y es por motivos de invierno/pero volveré con el próximo verano” (en panorama).
Cabe destacar que la relación personal entre los dos compositores fue inicua, a parte de la famosa carta que le enviara Escalona al cantor sanpedrense, donde denotaba profunda admiración por la creación de “Tromba marina” en respuesta o contraposición a “La casa en el aire”. Este caso en particular puede ser tomado por los desconocedores de las infidencias vallenatas como una confrontación entre estos dos colosos de la lírica, pero nada está más alejado de la realidad.
Cosa particular es que, en la obra de Adriano Salas, la injerencia de Escalona es profusa, en tal forma que muchos de los recursos estilísticos y parte del estilo entorno a la metáfora, se evidencian de manera exacta en los dos repertorios. Tal vez la muestra más clara de lo expuesto es la sobrevaloración del sentimiento de amor cantado en promesas, en ocasiones exageradas, máxime si se tratare de enamorar a una bella mujer.
La complementación vallenata ha existido desde tiempos de otrora, aun más cuando se trata de compositores de épocas distintas, los que son tomados como puntos de referencia en el caso de las nuevas generaciones, conformando así las distintas escuelas que se conocen y de las cuales se ramifican estilos autónomos. Esta modesta comparación entre las obras de Adriano salas y Rafael Escalona, no es más que una ínfima muestra del magisterio y grandeza de la compenetración de los estilos entorno a los mismos recursos poéticos y circunstanciales, diferenciados entre sí por un sello particular.
Hernán De La Ossa
Sobre el autor
Hernán De La Ossa Benítez
La bitácora del naufrago
Hernán Duley De La Ossa Benítez, nacido en Sincé, departamento de Sucre el 7 de agosto del 2000. Actual estudiante de la facultad de Ciencias jurídicas de la Universidad del Sinú, sede Montería. Escritor por vocación desde sus primeros años. Autor del libro “¿A dónde van las gaviotas?”, publicado por la editorial Torcaza en 2021. Asiduo lector de prensa, literatura contemporánea y amante de la poesía clásica. Poeta y columnista, refiere en sus líneas inquietudes sociales y exalta la cultura de la región sabanera con un ambiente raizal y espontáneo, sencillo y atrapante para el lector. Cursó bachillerato en el Liceo Panamericano campestre de la ciudad de Sincelejo, donde reafirmó su vocación de escritor.
1 Comentarios
Soy sobrino de Adriano de Jesus Salas Manjarrez y fuí su escribiente, disfruté con sus "dibujos" de los paisajes sabaneros, adornados con el bello aroma de las mujeres provincianas. Reclamo un sitio para su genialidad y un recocimiento de sus padecimientos físicos que le impidieron ser más notorio.
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