Música y folclor

José David Aguilar Jiménez, atrapado por el amor y las guitarras

Gustavo A. Carreño Jiménez

17/05/2023 - 00:08

 

José David Aguilar Jiménez, atrapado por el amor y las guitarras
José David Aguilar Jiménez, músico, compositor y cantante / cortesía

 

En el cuarto de San Alejo de la casa de mis padres, reposaban por temporadas guitarras, bajos, timbales, tumbadoras, caja y guacharacas, instrumentos musicales del primo José David, allí se entremezclaban con otras cosas cotidianas, el hijo de la tía Helena Jiménez de San Fernando (Magdalena) estaba en una de sus tantas correrías, mi mamá Teresa Jiménez, papá y todos mis hermanos le profesamos un especial cariño y aprecio estando siempre a su disposición cuando de apoyar su carrera musical se trataba.

Sin duda, Santa Ana fue centro de su carrera musical, de allí podía desplazarse con más facilidad para sus presentaciones en los “bailes de sala”, casetas o presentaciones privadas en Mompox, Magangué, Talaigua, Yatí o Cicuco en el departamento de Bolívar; San Sebastián, Pijiño, San Fernando o Santa Ana (Magdalena); Astrea (Cesar) o Bogotá. Los picos sonaban poco, emergían lentamente, las orquestas, bandas y grupos musicales se imponían.

Siempre creyó haber nacido para la música, especialmente la guitarra, de niño aprendió a cantar con las canciones rancheras de Antonio Aguilar, me confiesa “El rayo” y “Palomas que andan volando” son mis preferidas. Dos detalles lo marcaron para siempre. El primero, en cierta ocasión en barranquilla se enteró de la presencia del “Charro” mexicano y estaba dispuesto a cantarle, llegó al sitio y no tuvo fuerzas para entrar, Dios sabe cómo hace sus cosas. El segundo y no menos importante, su papá también se llamaba Antonio Aguilar.

Su mamá fue una mujer ama de casa dedicada al cuidado de aquel primer núcleo formado por sus hermanos Elsa, Abel, Gladys y él; su papá, fue un hombre de campo, poco leído y estudiado, humilde, trabajador, brindó a su familia lo que sus posibilidades le permitieron, así, cuando terminó la primaria manifestó el deseo de proseguir sus estudios de bachillerato en el glorioso Colegio Nacional Pinillos de Mompox, su papá le manifestó sus limitaciones y carencias económicas, enseguida entendió que debía seguir adelante, solo, con sus propias fuerzas, conquistar el mundo y hacer realidad sus sueños.

Siendo un muchachito, en plena adolescencia, apreciaba en San Fernando la manera como sonaban las guitarras, en especial las ejecuciones del señor Diofanor Leyva, cada vez que asistía a sus presentaciones seguía con detenimiento la lógica a los desplazamientos de los dedos sobre las cuerdas, le fascinaba el instrumento, juró para sí mismo “algún día tocaré ese instrumento en mi tierra y en muchas partes”.

Derrumbado el sueño de seguir sus estudios de bachillerato busca labrar su futuro en Barranquilla, con la idea de trabajar y estudiar es acogido por familiares, “la puerta de oro de Colombia” sería la puerta de entrada al mundo musical, germen incubado en él años atrás. No pasaron seis meses cuando en el barrio donde vivían observa tocar la guitarra a un vecino, con algo de sus ahorros más los aportes de Vladimiro Jiménez y Víctor Caamaño compra su primera guitarra por $200, empezando de inmediato su preparación con un instructor a media cuadra de su casa.

En menos de seis meses ya la ejecutaba con facilidad, naciendo la necesidad de conformar un grupo (trio) y entrar de lleno a la música, al grupo se unió José Leyva y Cesar Leyva, los compromisos laborales condicionaban la actividad musical solo para los fines de semana, así se inician, dando serenatas y formando parte de un grupo de planta que acompañaba a los participantes de canto para aficionados en la voz de la patria en Barranquilla.

Como su meta era surgir, explora nuevos y mejores caminos, migra a Venezuela, país a donde viajo y se quedó más de medio pueblo Sanfernandero atraído por mejores oportunidades laborales, la edad de oro de la economía petrolera y la alta cotización del Bolívar garantizaban mejor calidad de vida allá que aquí. En la primera ocasión entra por “la trocha”, de manera ilegal, por un periodo de seis meses trabaja en las “materas” o fincas, con algo de sus ahorros vuelve al pueblo, visita la familia y el eterno amor de vida, Enilda Siado, era la década de los años 70s.

En este primer retorno a casa procedente de Venezuela había llegado con mejor formación musical pues había adquirido más destreza en la guitarra, en la finca donde trabajaba el dueño las tenía y no había ejecutores, por eso se ofrece y ameniza musicalmente los fines de semana, cuando llega a su pueblo empieza a tocar para sus paisanos, era muy solicitado por Milciades De León, Rosemberg Jiménez, Orlando Turizo, Andrés Suarez, Dionisio Ruiz y los hermanos Prudencio, Antonio y Juan Carreño Jaraba (mi papá), entre otros.

Su segundo éxodo a Venezuela es por más tiempo, los precios del petróleo y el Bolívar estaban en la etapa de la prosperidad, trabaja y ameniza presentaciones esta vez en Maracaibo, ahorro tanto que le alcanzó para comprar su primera guitarra eléctrica, la primera que conocería su pueblo, en aquel momento se dijo para sí mismo, “ahora sí estoy listo, regresaré con mi verdadera música”, y así procede, dejando una descendencia de dos hijos en la hermana república.

En este segundo retorno conforma el grupo musical “Los tigres del Magdalena”[1], en realidad era un grupo familiar donde participaban los primos Luis Jiménez Puerta (cantante, corista), Luis Jiménez Chica (corista) además de Manuel Julio (Timbal), Dionisio Cadena (guacharaca, canto), Máximo Luna (caja), José Alvarado Hernández llamado “el niño Dios” (timbal), Pedro Adela (cajero) y él con su guitarra eléctrica o requinto eléctrico). La especialidad, música tropical, corralera y vallenata (con guitarra), en sus inicios uno de sus inspiradores fue Guillermo Buitrago.

Cuando no tocaba con su grupo acompañaba a la renombrada banda “Jazz Band” de Mompox y la orquesta “Casino Monterrey de Magangué” que lo requerían constantemente en sus presentaciones, la correría musical más importante la hizo al lado de la orquesta insignia de Magangué, la orquesta “Casino Monterrey”, era su debut en “La media torta” en Bogotá, para la ocasión se reforzó con Tony Moncada, Hernán Hernández, Jesús M. Leal y él, bajo la dirección del maestro Gilberto Martínez. De allí salió algo que no estaba previsto, la presentación en la televisión nacional en el programa “El show de las estrellas” de Jorge Barón, eso fue alrededor de los años 80s.

La gira duró cerca de 15 días, recuerda que entre los paisanos que fueron a verlo en “la media torta” se encontraban Erick Jiménez Leyva, Amaranto y Jacob Siado (cuñados), otros amigos que tuvieron el gusto de ver las apoteósicas presentaciones en Bogotá lo invitaron a quedarse en la capital, explorar con otras orquestas, abrirse paso en un mercado mucho más amplio, la situación era cada vez más difícil, dedicarse a la música exige tiempo y tiempo era lo que necesitaba porque los hijos crecían y las necesidades también, pero el dinero no veía ningún lado.

Regresando de la gira por Bogotá, estando en Magangué, dado que la Alcaldía donó a la orquesta los pasajes ida y regreso por avión, se encuentra accidentalmente con Alfredo Gutiérrez, Chico Cervantes, Cesar Castro y otros “corraleros”, Alfredo les dice “quiero escucharlo, tóquense una”, y una y otras canciones se gozaron acompañados de trago por montón, al finalizar “El rebelde del acordeón” acota “usted está listo para grabar, Medellín lo espera”, apareciendo nuevamente la disyuntiva: Música o familia.

José David Aguilar Jiménez es músico, compositor, cantante, virtuoso ejecutor de guitarras (eléctrica, requinto y bajo), miembro de la sociedad de autores y compositores SAYCO, compositor de más de 30 canciones, algunas grabadas con su grupo, a su edad sigue componiendo y tocando, enamorado de sus guitarras, de William, Antonio, Javier, José Luis y Luz Helena, sus hijos; Enilda, su esposa, y San Fernando, su pueblo.

Finalmente me cuenta que Jamás olvidará la vez aquella en que en la plaza central de la cruz y la iglesia, antiguas barrancas o muelle de acceso principal a San Fernando (Magdalena) amenizó una presentación conjunta con Marcelino Rico y Dolores Vergara, máximos exponentes del chandé, confiesa “aquello sonaban celestialmente” por la armonía plena entre la guitarra eléctrica y el repicar de los tambores en manos de Luis Carlos Varela, Marcelino Puerta, Rodolfo Martínez y Adelmo Torres.   

 

Gustavo A. Carreño Jiménez       

 

[1] https://panoramacultural.com.co/cine/8944/recuerdos-del-teatro-michichoa-iii-parte

Sobre el autor

Gustavo A. Carreño Jiménez

Gustavo A. Carreño Jiménez

Desmitificando a la India Catalina

Economista, Universidad de Cartagena. Especialista en Gerencia de Proyectos, Universidad Piloto de Colombia (Bogotá). Magister en Desarrollo y Cultura de la Universidad Tecnológica de Bolívar. Investigador Cultural. Maestro de Ciencias Sociales Distrito de Cartagena de Indias.

@TavoCarJim

4 Comentarios


William Aguilar Siado 17-05-2023 02:16 PM

Primo Gustavo Carreño, la sacó usted del estadio, con ésta importante nota biográfica se mi progenitor JOSE RAFAEL AGUILAR JIMÉNEZ, al que por cariño le llaman JOSÉ DAVID.... gracias primo Gustavo... Mi cariño y admiración... Un fuerte abrazo... William Aguilar Siado...

Jessica Carreño 17-05-2023 09:35 PM

Me encanta, no conocía está historia, hay talento en nuestra región

Rosanith 21-05-2023 08:04 AM

Jose Davis gran exponente musical y reconocido, lástima no haberse arriesgado y buscar nuevos horizontes musicales. Ejemplo para las nuevas generaciones

Junior polo cantante vallenato 23-05-2023 08:06 AM

No conocía tantas historias y anécdotas de este juglar sanfernandero .a quien sigo como colega musical Dios me lo conserve maestro de maestros junior polo cantante vallenato.lo admira

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