Música y folclor

José Tapia: el eterno guacharaquero de Alejandro Durán

Ramiro Elías Álvarez Mercado

11/08/2023 - 00:30

 

José Tapia: el eterno guacharaquero de Alejandro Durán
José Manuel Tapia Fontalvo fue todo un artista de la música vallenata / Foto: archivo particular del autor

 

"La música es un arma de paz, su belleza y emotividad son capaces de desarmar aún el corazón más duro" (William Congreve, dramaturgo y poeta inglés)

La relación entre los artistas con sus instrumentos en el arte musical, es algo único, porque los músicos tienen la capacidad de experimentar momentos emotivos y expresar sus sentimientos en gran parte gracias a sus amores inanimados, que la mayoría de las veces recobran vida cuando son interpretados de manera magistral y fue justo el caso de José Manuel Tapia Fontalvo, el eterno guacharaquero del maestro Alejandro Durán Díaz, quien siempre tuvo amores con su ideófono de fricción.

José Tapia nació un 13 de noviembre del año 1934 en un corregimiento llamado Las Palmas, municipio de San Jan Jacinto (Bolívar). Este varón sencillo, humilde y de un corazón muy noble, incursionó a muy temprana edad en las lides musicales, siempre ejecutando la guacharaca y haciendo los coros pertinentes.

Hoy en día es recurrente observar, como los créditos al interior de una agrupación musical, recaen en el vocalista, y vemos músicos de gran talento, como se les relega, como si no formasen parte de un elenco y solamente el cantante o el acordeonista, son quienes merecen elogios.

En el año 1957, Tapia Fontalvo fue invitado por Alejandro Durán para que lo acompañase durante una presentación en el municipio de Sahagún (Córdoba), dado que su guacharaquero titular se había enfermado. Fue ésta la coyuntura que se presentó, y al observar el maestro la habilidad y la destreza del invitado, al igual que unos coros altos y afinados, se produjo una empatía, que condujo a este par de artistas a integrarse hasta que la muerte se encargó de separarlos.

Si algo distinguió a esta dupla musical, fue esa mística entrega y entendimiento que los caracterizó, todo el tiempo que anduvieron juntos. Las canciones brotadas de las vivencias del maestro Alejo, tenían su complemento en su guacharaquero, el cual, con su entusiasmo y alegría, ponía la nota picante y el sabor en todo lugar donde llegaban.

Tras el triunfo obtenido en Valledupar en el año 1968, Alejo y José Tapia, junto con Pablo López en la caja, fueron escogidos para ir a México, a representar a Colombia en la parte musical, durante los Juegos Olímpicos, donde obtuvieron la medalla de oro, como los mejores exponentes del folclor, derrotando a representantes de muchísimos países y poniendo en la cúspide el nombre y la música colombiana.

Más adelante, y en virtud al reconocimiento obtenido, fueron invitados a New York para presentarse en el Mádison Square Garden, donde se dieron a conocer internacionalmente, con una apoteósica demostración.

Muchos años después, en abril de 1987, durante la celebración del primer concurso “Rey de Reyes”, en Valledupar, donde Alejo Durán llegó con el rótulo de favorito, en asocio de su eterno y fiel amigo José Tapia, ante el asombro del público que los tenía como sus preferidos, por la grandeza y admiración a su pureza vernácula, por un pequeño error de desafinación en una nota, Alejo le solicitó al Jurado públicamente que fuesen descalificados.

José Manuel Tapia Fontalvo fue todo un artista de la música vallenata, que vivió siempre orgulloso de ser el fiel escudero de quien él consideraba el más grande juglar de la música folclórica del Caribe colombiano. Por ello, conservó durante toda su vida, como su tesoro más preciado, un álbum fotográfico, con las imágenes de su fiel y admirado, amigo y maestro, captadas en diferentes momentos artísticos y personales, pues cada una le recordaba anécdotas e historias simpáticas, muchas de ellas que se volvieron canciones.

José Tapia nunca rehusó acompañar a su maestro inseparable en sus innumerables presentaciones, a excepción de una, la del 11 de noviembre de 1989, cuando fue invitado como jurado en el Festival de Acordeoneros y Compositores en Chinú (Córdoba), pero que ante su presencia y la petición del público de verlo tocando el maestro no pudo decir que no, evento este que marcaría el final de la existencia del gran Alejo.

José Manuel asumió como suya la recomendación que días antes le había hecho el médico Omar González Anaya (amigo de Alejo) de mantenerse en absoluto reposo debido a su delicado estado de salud; lamentablemente el maestro Alejo hizo caso omiso a la recomendación y le dijo " amigo mío, usted sabe que el toro bravo muere en el ruedo", siendo vanas las súplicas de su guacharaquero y amigo para que permaneciera en casa.

Este gran hombre y leal amigo, hasta el día que condujo el féretro del gran Alejo Durán, hasta su última morada, fue quien portó su acordeón.

Sin duda alguna, Tapia Fontalvo, aparte de ser un gran amigo, compañero y aliado para el gran Juglar Alejandro Durán, fue el guacharaquero que desde su primer toque con este ícono de la música vallenata, dejó constancia que llegó al conjunto para hacer parte de la historia del primer Rey Vallenato. Fue ese escudero que de manera silenciosa se robó al lado del "Negro Grande del Acordeón" un protagonismo por la forma magistral y diferente como interpretaba y entendía las melodías celestiales que brotaban del instrumento bendito del "Negro" Durán.

En esta época, cuando los lazos de hermandad y amistad se han tornado efímeros y frágiles, debemos resaltar en José Manuel Tapia Fontalvo, como un gran ejemplo de fidelidad, respeto, admiración, lealtad y compañerismo, que tuvo para quien le brindó la oportunidad de ser su "eterno guacharaquero y compañero inseparable".

El 22 de febrero del año 2018 la guacharaca de José Tapia dejó de sonar y se fue al encuentro con su gran amigo y maestro Alejo Durán donde estarán haciendo una nueva pareja musical deleitando al Dios de los cielos con su maravillosa música. Y es que muchas veces no solo se va el músico... Con su música, también se va la persona que ha sabido transcribir tus pensamientos y sentimientos más profundos.

 

Ramiro Álvarez Mercado

Sobre el autor

Ramiro Elías Álvarez Mercado

Ramiro Elías Álvarez Mercado

Una copa de folclor

Nacido en Planeta Rica, Córdoba, el 14 de octubre de 1974, radicado en Bogotá hace casi tres décadas. Amante de la lectura, los deportes, la escritura, investigador nato de las tradiciones, costumbres, cultura, música, folclor y gastronomía del Caribe colombiano. 

Estudió coctelería, bar, etiqueta y protocolo con dos diplomados en vinos y certificación de sommelier, campo profesional en el que tiene más de 20 años de experiencia. 

Escribe de manera empírica, sobre fútbol y otros deportes, vinos y todo lo relacionado con el tema, así como publicaciones en distintos medios sobre cultores de la música vallenata y de otras expresiones musicales que se dan en el Caribe colombiano. Sus escritos han sido publicados en distintos medios virtuales.

Desde temprana edad le ha gustado escribir, sin embargo, fue en Bogotá, muy lejos de su terruño, que se le despertó ese deseo incesante de recrear las semblanzas de personajes que han hecho un aporte significativo al vallenato y otras expresiones musicales de la Costa Atlántica de Colombia.

@RamiroEAM

1 Comentarios


Guillermo Puello Alcocer 11-08-2023 05:39 PM

Excelente nota, pero pensé que José, quien según el autor siempre acompañó a Alejo en sus presentaciones era el mismo guacharaquero que con su cachucha bacana vacilaba a las muchachas y quien despertó la envidia del maestro mitivándolo para que dejara como huella histórica, una de las más populares obras de su repertorio: la cachucha bacana. Y seguí adentrándome en el texto con la esperanza de que José tuviera como segundo nombre el que Alejo menciona en su canto, pero nada, no fue así, pues me estrellé fue con Manuel. Y aunque no niego que el texto me lo gocé en su integridad, me queda, pues, la inquietud por saber quién era Jaime, el guacharaquero inspirador de la famosa pieza musical del cancionero vallenato, inquietud que le agradezco a don Ramiro absolverla si la tiene entre sus posibilidades, lo cual creo muy probable porque veo que es de Planeta Rica, tierra donde vivió y murió el gran juglar. Gracias

Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

Dinastía: Hogar seguro de un patrimonio que es vida y canto

Dinastía: Hogar seguro de un patrimonio que es vida y canto

Eran aquellos tiempos en los que, para que ‘aprendieran a ser hombres’, a los niños los iniciaban en las labores del campo; de m...

El legado del maestro Rafael Escalona

El legado del maestro Rafael Escalona

Se conmemoran cinco años de la despedida del maestro Rafael Calixto Escalona Martínez y en esta fecha el folclor vallenato entra auto...

El 23 y 24 de abril un Foro y Conversatorio abrirán el homenaje a Calixto Ochoa

El 23 y 24 de abril un Foro y Conversatorio abrirán el homenaje a Calixto Ochoa

La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata definió que durante los días 23 y 24 de abril se realizará en la Biblioteca Departame...

El día que Fanny se llevó a Colacho

El día que Fanny se llevó a Colacho

  Fue un 15 de agosto de 1962. Ese día el municipio de San Diego De Las Flores amaneció con una flor más, era la más linda, reluc...

Noches de piano en la Fundación Pentagrama

Noches de piano en la Fundación Pentagrama

Cada jueves por la noche, a las 6 y media, la sede de la Fundación Pentagrama abre sus puertas al público. La esquina de la Plaza Alf...

Lo más leído

El árbol de Navidad y la evolución de un culto milenario

Berta Lucía Estrada | Otras expresiones

Débora Arango, la huella de una gran artista colombiana

Marta Elena Bravo de Hermelin | Artes plásticas

El origen del pesebre

Redacción | Ocio y sociedad

La Navidad en la literatura

Antonio Acevedo Linares | Literatura

El arroz con leche: una tradición en Latinoamérica

Jennifer Maldonado | Gastronomía

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados