Música y folclor
El perillero

El perillero es un ritmo originario e interpretado solo en la isla de Mompós. Es el menos conocido y divulgado de todos estos –aunque es el más solicitado y sabroso para los bailarines y los intérpretes de Guamal y sus pueblos circunvecinos -, a pesar de que se le puede encontrar ya en el interludio del Son de farotas que el maestro Aurelio Fernández grabara con Totó la Momposina en su álbum de 1984: Totó la momposina y sus tambores: Colombie, y que ha sido grabado en dos versiones, en el álbum: La caña de millo: Voz histórica y silenciada de la cumbia del 2021.
Al primer cañamillero vinculado a Guamal al que se le escuchó tocar este ritmo fue al maestro José Eustasio Meza León, quien fue el maestro de Andrés Amador Rangel, Pedro Nolasco Florián, Elisenio Arrieta y Aurelio Fernández Guerrero, el último millero ancestral de la subregión que aún vive.
Néstor Julio Polo -oriundo de Talaigua Nuevo, Bolívar, hijo de Gregorio Polo, el maestro de Pedro Beltrán- lo menciona como uno de los ritmos que interpretaba en las cumbias, aunque no lo interpreta, en entrevista con Gustavo Angulo y Manuel Rodríguez:
- Perillero, cumbia, puya y estilo de fandango.
- ¿En esa época cómo le llamaban? –interviene el entrevistador-
- Pongamos, el porro es porro tapa’o. Y la cumbia es la cumbia, es más, más rápida. Y el perillero todavía es más rápido. Y la puya… ya esa puya se la han inventa’o si es por aparte. Primero eran tres sones: porro, cumbia y perillero. (Musical afrolatino, 2004)
Una versión particular de este ritmo fue grabada este 2023 por el grupo Son y sabor del río. Esta ha sido denominada Perillero a tres millos y se puede escuchar en este enlace.
Con esta versión se puede mostrar porqué concebimos al Perillero como una especie de standard, lo cual hacemos emulando el uso dado a este término en el jazz, adaptándolo a nuestro entorno, en el cual lo entendemos como una línea melódica conocida por todos los intérpretes pertenecientes a la escuela del maestro Meza, sobre la cual realizan improvisaciones integrando una serie de pases, a modo de variación, antes de volver a la línea melódica original. Estas variantes no tienen un nombre en particular. No existen canciones compuestas en ritmo de perillero. Este aire es único y cada intérprete lo personaliza libremente durante sus presentaciones, sin apartarse drásticamente de la línea melódica original. Por pase se debe entender un grupo de notas que constituye un fragmento identificable de la melodía del tema.
Este ritmo se menciona como llevado por ‘Ramayá’ al Atlántico en la transcripción de una entrevista hecha a Carlos Gutiérrez para un trabajo de grado sobre la vida, obra y aportes del maestro Pedro Beltrán a la música de ese departamento:
Bueno, el maestro Pedro ‘Ramayá’ Beltrán tengo entendido nació en un corregimiento de Mompox que se llama Patico. Según la historia cuenta -dicha por él mismo- sobre todo en un conversatorio de los talleres que hace Pitos y tambores, él cuenta que propiamente empezó a tocar cumbia fue aquí en Barranquilla, propiamente en Soledad con la Cumbia Soledeña, porque él en Mompox tocaba era un ritmo que él le dice el “perillero”. El “perillero” es más rápido y no tenía tambora, solamente era tambor alegre, llamador y flauta de millo. Acá fue donde él empezó a tocar cumbia. Él dice que aquí en Soledad con la Cumbia Soledeña y ya aquí le agregaron la tambora. (Jimeno, J. et al., 2019, p. 81).
Es posible que debido a que el maestro Beltrán lo haya dado a conocer en el Atlántico, como se afirma en el fragmento anterior y a que grabó una canción llamada “El Perillero”, en 1989, se haya extendido una enorme confusión que, a continuación, queremos despejar de una vez por todas.
El tema grabado por Pedro ‘Ramayá’ es más bien un berroche o una puya y no tiene nada que ver con el ritmo tradicional de la Isla de Mompós, también interpretado en Guamal. Es más cercano, melódicamente, al perillero tradicional el Son perillero que interpreta Mario Martínez - el cual se puede escuchar en este enlace -aunque este es acompañado como un berroche por la percusión. El tema Puya puyará, que se identifica como puya en trabajos de Totó la Momposina (1984) y la Cumbia Soledeña (1964), es asumido como perillero – lo cual se puede ver en este enlace -a pesar de que lo interpretan como puya, en una presentación del grupo Legado, de Barranquilla, contribuyendo a las confusiones en torno a este ritmo.
El perillero no es un aire o versión de la cumbia como se pretendió presentar en primera instancia en el PES de la Cumbia tradicional del caribe colombiano, es un ritmo completamente diferente, lo cual se puede evidenciar en la forma como se interpreta musical y dancísticamente.
En cuanto a lo dancístico podemos decir que no basta con bailar una cumbia o un porro con un cierto brinca´ito, como se cree particularmente en El Banco, Magdalena, pero no, como se puede ver en el baile hecho por Vivian Ortega y Diego Fonseca en este corto.
En cuanto a la interpretación musical aportamos este enlace en el cual se puede ver al grupo Son y sabor del río, de Guamal, Magdalena, interpretando un perillero senta’o tradicional. Se puede apreciar la forma particular de interpretarse cada instrumento de percusión.
Con la audición de esa versión del perillero tradicional, creemos, debe ser suficiente para entender la diferencia en la interpretación musical con la cumbia y con el tema El perillero grabado por Ramayá. Así mismo, esperamos que se entienda la diferencia con los temas musicales que sean subidos a la red social YouTube rotulados como perillero, y son en realidad, berroches.
La cabuya (1983), tema grabado por Gil Altamar y Pedro Beltrán, vale la pena decirlo, es un híbrido en el cual se usa la melodía básica del perillero tradicional, ralentizada, y es acompañada por el resto del conjunto como si fuera una cumbia, como se puede ver aquí.
Por si llegara a quedar alguna duda sobre la diferencia entre el perillero tradicional y el tema El perillero grabado por Ramayá, les compartimos el tema musical Mosaico Pochigua, en el cual este grupo guamalero hace un popurrí con las piezas: El loro manglero, El perillero y un perillero tradicional. Tener a las dos piezas musicales en debate en una misma grabación puede y debe terminar de despejar las dudas que pueda haber para algunos sobre ambas. Este es el enlace.
Otro elemento que nos puede indicar que el perillero no es un ritmo derivado de la cumbia es el hecho de que el primero es un aire que solo se ha interpretado en la isla de Mompós. Creemos que si el perillero se hubiera derivado de la cumbia habría tenido el mismo desarrollo o muy parecido al de esta y los otros ritmos asociados a ella en otras latitudes, con lo cual hubiera circulado y estaría presente en otras subregiones, cosa que no ha sucedido. Tan poca ha sido la difusión de este ritmo, fuera de la isla de Mompós y, específicamente, fuera de los municipios de Margarita y Guamal, que no se relaciona como un ritmo que interpretan los conjuntos de millo en las investigaciones realizadas al respecto, entre las cuales destacan las de Federico Ochoa Escobar ni es nombrado en las relatorías integrantes del PES de la cumbia tradicional del caribe colombiano en ninguno de los otros municipios, ni siquiera en El Banco, en donde se planea hacer un festival de cumbia y perillero sin tener tradición de baile e interpretación de este ritmo y entiende algo muy distinto a él como tal, tanto en lo musical como en lo dancístico.
Aunque somos conscientes de que las partituras no reemplazan la experiencia de la audición de los temas musicales, nos parece importante compartir una transcripción del perillero tradicional interpretada en piano, a la par de la reproducción de la versión del maestro Aurelio Fernández con la cumbia Veinte de enero, en el álbum La caña de millo: voz histórica y silenciada de la cumbia, subida en el canal de YouTube de Kevin Payares: https://youtu.be/JSbCQWajPUI?si=LBlWPIqLB69TxY6d
Este trabajo, que es ciencia, musicología, permite hacer una descripción adecuada de las características musicales del ritmo, sin cabida a ambigüedades, y permite, a la vez, que sea reinterpretado incluso por instrumentos pertenecientes a conformaciones orquestales distintas a las tradicionales, como el piano, en este caso, conservando su configuración rítmica y melódica característica, que lo diferencia de los demás ritmos de las músicas de pitos y tambores en concreto y de cualquier otro en general, aunque en ella puedan quedar excluidas algunas características propias de la caña de millo como el garganteo, que puede no tener representación en la notación musical existente en la actualidad.
Coda
Esperamos que los comentarios y particularmente los enlaces compartidos en este artículo puedan permitir dejar claridad sobre la confusión imperante en torno al Perillero, ritmo principal en las cumbias tradicionales guamaleras que procuramos salvaguardar entre otras acciones con la realización, desde el 2021, del Festival del Perillero senta’o y el Porro tapa’o, estrategia de fortalecimiento y visibilización de la tradición de las ruedas de cumbia en el municipio, las cuales se caracterizan y distinguen de las demás debido a su carácter orgánico y carente de la estilización típica de los bailes realizados en los grupos de danzas, los concursos del Festival de la Cumbia y las Cumbiambas del Carnaval, en los cuales impera una estructura y unas fases para el desarrollo de la danza, así como se preestablecen unas actitudes, posiciones, movimientos y significaciones relacionados con los cuerpos de los bailarines.
David Alejandro y Luis Carlos Ramírez Lascarro
Sobre el autor

Luis Carlos Ramirez Lascarro
A tres tabacos
Luis Carlos Ramírez Lascarro (Guamal, Magdalena, Colombia, 1984). Historiador y gestor patrimonial, egresado de la Universidad del Magdalena y Maestrante en Escrituras audiovisuales en la misma universidad.
Autor de los libros: Confidencia: Cantos de dolor y de muerte (2025); Evolución y tensiones de las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (en coautoría con Xavier Ávila, 2024), La cumbia en Guamal, Magdalena (en coautoría con David Ramírez, 2023), El acordeón de Juancho (2020) y Semana Santa de Guamal, Magdalena, una reseña histórica (en coautoría con Alberto Ávila Bagarozza, 2020).
Ha escrito las obras teatrales Flores de María (2020), montada por el colectivo Maderos Teatro de Valledupar, y Cruselfa (2020), monólogo coescrito con Luis Mario Jiménez, quien también lo representa. Su trabajo poético ha sido incluido en antologías como: Quemarlo todo (2021), Contagio poesía (2020), Antología Nacional de Relata (2013), Tocando el viento (2012), Con otra voz y Poemas inolvidables (2011), Polen para fecundar manantiales (2008) y Poesía social sin banderas (2005), y en narrativa, figura en Elipsis internacional y Diez años no son tanto (2021).
Como articulista y editor ha colaborado con las revistas Hojalata, María mulata (2020), Heterotopías (2022) y Atarraya cultural (2023), y ha participado en todos los números de la revista La gota fría (No. 1, 2018; No. 2, 2020; No. 3, 2021; No. 4, 2022; No. 5, 2023; No. 6, 2024 y No.7, 2025).
Entre los eventos en los que ha sido conferencista invitado se destacan: Ciclo de conferencias “Hablando del Magdalena” de Cajamag (2024), con el conversatorio Conversando nuestra historia guamalera; Conversatorio Aproximaciones históricas a las marchas procesionales de los pueblos de la Depresión Momposina: Guamal y Mompox (2024); Primer Congreso de Historia y Patrimonio Universidad del Magdalena (2023), con la ponencia: La instrumentalización de las fuentes históricas en la construcción del discurso hegemónico de la vallenatología; el VI Encuentro Nacional de Investigadores de la Música Vallenata (2017), con Julio Erazo Cuevas, el juglar guamalero; y el Foro Vallenato Clásico (2016), en el marco del 49º Festival de la Leyenda Vallenata, con Zuletazos clásicos.
Ha ejercido como corrector estilístico y ortotipográfico en El vallenato en Bogotá, su redención y popularidad (2021) y Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020), donde además participó como prologuista.
Realizó la postulación del maestro cañamillero Aurelio Fernández Guerrero a la convocatoria Trayectorias 2024 del Ministerio de Cultura, en la cual resultó ganador; participó como Asesor externo en la elaboración del PES de la Cumbia tradicional del Caribe colombiano (2023) y lideró la postulación de las Procesiones de semana santa de Guamal, Magdalena a la LRPCI del ámbito departamental (2021), obteniendo la aprobación para la realización del PES en 2023, el cual está en proceso.
Sus artículos han sido citados en estudios académicos como la tesis Rafael Manjarrez: el vínculo entre la tradición y la modernidad (2021); el libro Poesía romántica en el canto vallenato: Rosendo Romero Ospino, el poeta del camino (2020) y la tesis El vallenato de “protesta”: La obra musical de Máximo Jiménez (2017).
1 Comentarios
Creo que lo que han cumbia en Barranquilla es perillero y porro tapao, ojo hay que aclarar que este porro tapao no es el mismo que tocan las bandas de viento sinuanas y Sabaneras. Sobre el tema de Pedro Beltrán llamado perillero más que un berroche eso en Barranquilla le llaman jalaito que no es más que acelerar lo que ellos llaman cumbia y que suena rítmicamente parecido al berroche
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