Ocio y sociedad
Alexander Molina: “Pecha Kucha es una vitrina para todo”
La música es más que una pasión para Alexander Molina, es un modo de vida, y movido por el deseo de compartir su experiencia con el mayor número de personas, decidió acudir a una noche Pecha Kucha organizada en Valledupar.
Este profesor de guitarra vallenato, inquieto y enfocado en proyectos sociales, se caracteriza por haber desarrollado varios programas pedagógicos para facilitar el aprendizaje de la música y la integración de jóvenes estudiantes.
Uno de estos programas se aplicó en el colegio Leónidas Acuña donde enseñó el solfeo, las escalas y otros elementos básicos de la música a jóvenes. Desde entonces, su experiencia ha ido creciendo con constancia.
“El pentagrama es la pauta, es universal”, explica Alexander. “Es la estructura de toda música”. Por eso lo presenta como referencia para describir su actividad.
En la noche Pecha Kucha, Alexander vio una oportunidad para dar a conocer de manera natural su proyecto de formación y los talleres que ofrece a jóvenes de distintos barrios de Valledupar.
Apoyándose en 20 diapositivas que retratan su recorrido, y obligado a respetar un tiempo de 6 minutos fijado por los organizadores, Alexander Molina habló –un poco apresurado– de su experiencia con palabras repletas de enardecimiento y se atrevió incluso, aunque fue sólo durante veinte segundos, a tocar la guitarra en vivo para cautivar la audiencia.
La respuesta del público no se hizo esperar, saltaron los aplausos, luego algunos comentarios efusivos, pero Alexander no se desconcentró. Siguió con su discurso Pecha Kucha: “¿Qué artista no tiene una vieja guitarra en casa? Yo, cada vez que le cambio las cuerdas, mejora el sonido”.
Preguntado acerca del beneficio de Pecha Kucha, Alexander se muestra confiado en los resultados que ofrece. “Pecha Kucha es una plataforma de venta –y enseguida añade–: ¡Pecha Kucha es una vitrina para todo!”.
El hecho de que toda la información sea disponible en la web es otro aliciente importante. “Con Internet no hay límites”, manifiesta Alexander antes de desaparecer con su guitarra en la mano y la satisfacción de haber cumplido su compromiso.
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