Ocio y sociedad
El amarillismo en los medios de comunicación
El amarillo es un color vivo que transmite alegría y positivismo. Es el color que que se lleva en ciertas celebraciones, el que hace referencia a las riquezas y el sol de Colombia en su bandera. Sin embargo, no significa lo mismo en la prensa.
El amarillismo se define como una tendencia exagerada en publicar artículos sensacionalistas que llaman la atención del público con imágenes y textos de accidentes, muertes, ajustes de cuentas y escándalos pasionales. Se conoce como un modo de narrar centrado en la agresividad, el espectáculo y la tensión, que tiende a exaltar algunas reacciones primarias como el morbo o el rumoreo.
En los últimos años, con la aparición de los “Reality shows” televisivos y una demanda importante de películas de acción, el número de publicaciones ha ido creciendo a un ritmo apreciable.
Se sabe que las personas que consumen estos contenidos televisivos (donde prevalece la violencia y lo extravagante) también se decantan por contenidos escritos del mismo tipo. Pero, ¿hasta dónde puede llegar ese afán por vender y cómo se puede compaginar con el compromiso de informar a la colectividad?
El término amarillismo nació en Estados Unidos a finales del siglo XIX cuando dos periódicos de Nueva York (el New York World y New York Journal) iniciaron una batalla periodística sin precedentes.
El tono de sus artículos fue subiendo gradualmente hasta llegar a niveles nunca vistos. Se les acusó incluso de crear noticias, pagar a personas y alterar los hechos para crear más interés en los lectores.
En la actualidad, el amarillismo puede observarse en muchas publicaciones de la región y a nivel nacional. Las noticias de asesinatos se acompañan habitualmente de imágenes duras en las que los muertos aparecen tirados en el suelo o en un lecho, ensangrentados y heridos.
Estas imágenes tienen un efecto directo y criticable en el lector al desensibilizarse, pero también al recrear un atmósfera de extrema inseguridad.
Adoptar una línea seria y escrupulosa de información, no significa automáticamente ocultar las muertes y asesinatos, sino más bien hablar de ellos en un tono adecuado, respetuoso y obviando ciertos detalles que pueden herir la sensibilidad de ciertos lectores.
Pero no seamos ingenuos. Es imposible limitar y contener un público acostumbrado a consumir este tipo de contenidos, pero sí es posible invitar a la reflexión y la “correcta digestión” de esta información.
Uno de los sociólogos más reconocidos de estos últimos años, Noam Chomski, dijo en una entrevista: “A pesar de todo, el amarillismo sigue siendo la mejor posibilidad de acceder a la realidad circundante, especialmente desde una perspectiva de sosiego y reflexión, en la que gana la partida a la radio y a la televisión. Habrá, pues, que consumirla pero desde una actitud de crítica sospecha y de análisis sistemático de sus contenidos para ni llamarse a engaño ni infravalorar sus mensajes".
Sobre el autor
José Luis Hernández
La Lupa literaria
José Luis Hernández, Barranquilla (1966). Abogado, docente y amante de la literatura. Ofrece en su columna “La Lupa Literaria” una perspectiva crítica sobre el mundo literario y editorial. Artículos que contemplan y discuten lo que aparece en la prensa especializada, pero aplicándole una buena dosis de reflexión y contextualización.
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