Ocio y sociedad
Tin Nieves y el adiós a una barba de dos décadas
Se quedó mirando al hombre en el espejo, intentando reconocerlo. En un movimiento espontaneo se llevó las manos a la cabeza para soltarse el pelo, pero éste ya no estaba ahí; tampoco estaba la barba que por más de dos décadas había crecido en su mentón y que se había convertido en el más fuerte rasgo de su imagen.
“¿Quién soy?, ¿dónde estoy?”, se preguntaba, mientras cumplía su rutina de aseo matutino, esta vez mucho más corta que de costumbre, al obviarse los rituales de peinado. “Yo llevaba veinte años de no afeitarme y veinticinco de no cortarme el pelo. Entonces, fue duro”, relata Agustín Nieves Carrillo, pintor, gestor cultural y actor valduparense, al que, por fuerza de cariño, terminaron llamando ‘Tin’.
Las respuestas se precipitaron a su memoria y le dieron sosiego en ese ‘día uno’ de su transformación física: Representar al juglar Lorenzo Morales -‘Moralito’- en la novela La Cacica fue una justificación que le llenó el alma y lo hizo sonreír, “porque Lorenzo es de mis afectos. Logré tratarlo bastante, a él y a sus hijos. Es un juglar importante y al hacer este personaje estoy haciendo un aporte al arte y la cultura. Lo hago por el amor al arte”, expresa este artista, a quien se le vio en la película Los Viajes del Viento, de Ciro Guerra, encarnando a Nine, un ‘hombre de montaña’, conocedor de los secretos materiales y espirituales del acordeón.
A Tin le gustó tanto la propuesta para su papel, que accedió a despojarse de sus cabellos, pues para el proyecto de Diomedes Díaz lo convocaron, pero no le llamó la atención el personaje que le ofrecían y mucho menos, motilarse y afeitarse por él.
***
La historia de la barba de Tin Nieves se remonta a sus años de infancia, en el barrio Primero de Mayo, de Valledupar, que para la época era una invasión llamada Las Tablitas, a cuyos habitantes denominaban ‘Los comelobos’. A su casa llegaba un hombre delgado, alto, de cabello y barba largos y plateados. Los adultos vieron en él una herramienta perfecta de disciplina con sus hijos y pronto se regó el rumor, según el cual el ‘Viejito barbón’ se llevaba a los infantes que no se portaban bien; de modo que cada vez que se acercaba el hombre, los niños salían despavoridos a buscar escondedero.
Desde su escondite, Tinsito - así le decían – escuchaba que el viejo al que atribuían el papel de malo llegaba y se iba bendiciendo en el nombre de Dios; por eso, a medida que crecía y hacía asociaciones, concluía que el ‘viejito barbón’ no podía ser una representación del mal; además, “porque él se vestía de blanco y eso irradia tranquilidad. Yo nunca le tuve miedo. Uno le obedecía a los mayores que le insinuaban el miedo, pero uno eso lo depura”.
Ya en la adolescencia, Tin veía a otros hombres con barba y se decía: “Yo quiero tener barba”; deseo imposible entonces, debido al régimen casi militar de su padre –Miguel Agustín Nieves Sánchez- quien no permitía barba ni cabello largo, porque estaban asociados a desaseo, a vida de malandros. Así las cosas, Tin debía afeitarse en contra de su voluntad.
Pero pasaron los años, vinieron las andanzas juveniles, el arte, la literatura y el conocimiento que le aportaron la información suficiente para tomar decisiones: En la Antigua India, llevar el cabello y el vello facial largos era símbolo de dignidad y sabiduría; cortarlos era una forma de escarnio público para quienes transgredían las normas. A esto se sumó un episodio ocurrido en su época de panadero, cuando probó a dejarse crecer la barba y a su jefe le encantó la idea de tener un empleado parecido al reconocido hombre de televisión Jimmy Salcedo, al punto que lo invitaba a amenizar sus fiestas. “También me fortaleció una novia que tuve. Ella me decía que si me sentía bien, no me afeitara. Ese fue un punto de apoyo importante”, recuerda.
Así, abandonó las tijeras y máquinas de afeitar, hasta hace poco, cuando visitó a su amiga Joyce en el salón de belleza y, ante la incredulidad de ella, le dijo: Vengo a que me motiles y me rasures la barba.
Hoy, aunque a Tin Nieves le da nostalgia con los niños porque ahora deben aprender a conocerlo sin la barba y el cabello que algunos llegaron a peinar, se está disfrutando su nueva apariencia. Se ríe cuando sus amigos lo miran con curiosidad, dudando si se trata de él o no; cuando le hace bromas a sus familiares y llega a sus casas pidiendo el recibo de la luz, pero sobretodo se llena de alegría al saberse representando a alguien tan representativo para el folclor, como Lorenzo Morales, a quien se refiere en presente, porque dice que Dios lo recogió, pero que está en un lugar donde “nos reuniremos después”.
¿Qué pasará al finalizar las grabaciones de La Cacica: Se dejará crecer la barba y el cabello de nuevo?
-“Eso es un dilema. Voy a hacer la prueba en este tiempo, entre la gente que quiera la barba y la que no. La mayoría gana”.
María Ruth Mosquera
@sherowiya
2 Comentarios
Si lo hiciste por una causa noble y te sientes bien te felicito. Dios te bendiga. Espero verte pronto en pantalla. Igual te sigo admirando. Att. Nerys perea
Te felicito te ves muy bien mas joven
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