Ocio y sociedad

Cuando el deporte salva vidas y edifica lideres

Samny Sarabia

09/11/2015 - 02:45

 

Historias de superación personal derivadas del deporte se registran y publican  a diario. Los deportistas son quienes muestran el rostro amable del país a nivel internacional; éstos en su mayoría nacen con recursos económicos limitados y a punta de esfuerzos han sobresalido en la esfera mundial. Sin embargo, son más las noticias feas y dolorosas que a cada minuto circulan y perturban nuestro acontecer; es por ello que se hace necesario conocer y resaltar esas historias de vida que se convierten en ejemplo y en un aliciente para seguir creyendo en que se puede lograr un mundo mejor.

Colombia es cuna de deportistas excepcionales que frecuentemente hacen hinchar de orgullo el corazón de sus compatriotas. Asimismo sucede en  Valledupar, y aunque en la capital cesarense el fútbol es el “rey” para los aficionados entre todas las disciplinas deportivas practicadas, ha sido el baloncesto la que más representación le ha aportado al deporte nacional. Eso lo tiene claro José Luis Rincones Pedraza; un gestor deportivo que ve en el juego de la pelota naranja un sin número de posibilidades para transformar y salvar vidas, como le sucedió a él.

“Puedo decir que el baloncesto salvó mi vida. Después de vivir un episodio de dolor en el cual mi familia fue víctima del conflicto armado y de perder a mi padre violentamente, nos quedamos sin recursos económicos para estudiar porque perdimos todo; me refugié en el baloncesto y gracias a él pude salir adelante. A pesar de todo lo que sucedió, en realidad nunca vi la vida con tristeza, creo que la educación deportiva que tenía en ese momento aunque todavía era muy joven, me dio la fortaleza necesaria para continuar. Las condiciones estaban dadas para haber tomado una decisión equivocada pero no lo hice”, añade José Luis.

Desde su llegada a Valledupar tuvo la fortuna de residir cerca al parque del barrio Garupal; y fue una fortuna para él porque justamente es esa cancha el lugar referente del baloncesto en el Cesar, donde todos quieren jugar y entrenarse. De ella han salido más de una decena de grandes jugadores que han llegado a la liga del baloncesto nacional, figuras como Enielsen Guevara, Emiro Romero, Divier Pérez, Leonardo Angulo Rivera (fallecido), José Alejandro Quitiaquez, Yicel Guevara, Gabelis Galindo, entre otros. El sudor, su empeño y el ambiente que desde niño ha respirado José Luis Rincones en el templo del baloncesto local le han impulsado a pasar por todas las etapas del proceso propio de un deportista profesional. Primero fue jugador de la Selección de baloncesto del Colegio Loperena Garupal a donde llegó becado. Su segunda parada la hizo en la Selección Cesar, en ella pasó por todas sus categorías. Posteriormente, se convirtió en monitor y en asistente para luego ser entrenador de este equipo. Como si fuera poco, en el 2012 en compañía de su amigo Miguel Choles conformó la Escuela de Baloncesto Nativos; proyecto con el cual ha logrado posicionarse como uno de los líderes deportivos con más credibilidad en el ámbito departamental.

Al indagarle sobre ‘Nativos’ se le iluminan los ojos y dice: “este proyecto nació de la pasión que siento hacia el deporte y hacía la práctica del baloncesto. Lo que significó el deporte en mí como persona, en mi vida. Me alejó de malos hábitos, de los vicios, me dio buenas amistades, mis estudios, mi esposa y un trabajo. Me dio todo lo que tengo y a él le debo lo que soy. Actualmente, puedo gozar de la virtud de vivir de mi pasión. De hacer lo que me gusta, no lo que me toca. Entonces,  siempre me gustó enseñar, me gustan mucho los niños, compartir lo que sé con ellos, enseñarles e inculcarles afecto por el deporte”.

Ha sido tal el éxito de ‘Nativos’ que con apenas un mes de estar en funcionamiento ya tenía alrededor de 50 inscritos entre niños y niñas. Gracias a su propuesta pedagógica esta escuela se ha ganado la confianza de los padres que llegan tres veces por semana al parque Garupal a alimentar el sueño de sus hijos; chiquitos que desde ya se proyectan para pertenecer al seleccionado nacional o para alternar el deporte con otra profesión. Para este gestor deportivo, el baloncesto no es el objetivo sino un elemento conductor que conlleva a alcanzar metas. Es por ello que se esfuerza por enseñar esa filosofía a sus estudiantes; así como a admirar a los ídolos locales más allá de aquellos que sus pequeños estudiantes puedan ver en la televisión. Al presente, en esta escuela deportiva se concentran tres grupos: el de iniciación, conformado por niños entre los 6 y los 13 años; quienes practican de 4 a 6 de la tarde. El competitivo, que convocan desde las 6 de la tarde hasta las 8 de la noche y finaliza con la categoría de mayores que reúne a basquetbolistas más experimentados y que han pertenecido a diferentes equipos y clubes de la ciudad.

Quizás el mayor acierto que ha tenido el director de la Escuela de Baloncesto Nativos ha sido la organización de la ‘Copa Garupal’; una competencia de carácter auto sostenible ya institucionalizada y que goza de gran reconocimiento regional, dado que cuenta con la participación constante de los equipos de baloncesto de más renombre del Cesar, La Guajira e incluso de Venezuela. Consolidada con cinco años de trayectoria, en cada partido reúne a cientos de personas que son testigos de un perfecto ensamble entre el deporte y distintas expresiones culturales.

Sin duda, esta copa se ha vuelto un referente para el baloncesto en el Cesar, se desarrolla entre los primeros tres meses de cada año.  Es una cita esperada para la creciente afición del baloncesto. La gente la espera, los grupos familiares se programan sagradamente todos los viernes, sábados y domingos del mes en el que se realiza desde las 4 de la tarde a 10 de la noche que se termina el último partido.

Pero el trabajo no para ahí. Ahora, José Luis Rincones y su equipo de basquetbolistas preparan un segundo proyecto que les permitirá seguir formando aficionados al básquetbol, se trata del torneo ‘Mi ciudad, Valledupar encesta’, una competición pensada en el mismo formato de la Copa Garupal en calidad, organización y el nivel de los participantes pero que será descentralizado de la cancha del barrio Garupal. Este se jugará durante noviembre y diciembre en las canchas de Los Cortijos, Primero de Mayo y de los parques El Viajero e Iracal.

Durante la realización de este torneo se pretende resaltar a los mejores jugadores de la competencia para finalmente reclutarlos y conformar las selecciones A y B de baloncesto de Valledupar porque en el momento no las hay, según  Rincones por la crítica situación administrativa de la liga departamental de esta disciplina.

Lo cierto es que son más de 180 deportistas en competencia, distribuidos en  aproximadamente 17 clubes que participan en cada versión de estos torneos que buscan brindarle a los niños un tiempo de vida deportiva más amplio; es decir, que el niño tenga donde entrenar pero también tenga donde competir. La idea es que un niño de 6 años que entre a la escuela tenga la seguridad que estará activo hasta la etapa de mayores jugando baloncesto. Esta estrategia sirve básicamente para combatir la deserción deportiva en el baloncesto; ya que generalmente el jugador se aburre de solo entrenar por eso existe la necesidad de generarle puntos de competencias.

El tiempo sigue y así mismo continúa José Luis Rincones creando espacios y formando deportistas desde su escuela ‘Nativos’ y desde su rol como docente de educación física en el Colegio Gimnasio del Norte de Valledupar. Al pedirle unas palabras para terminar nuestra conversación, indica: “Solo puedo decir que cuando tienes la mente desocupada, tienes dentro de ti un laboratorio de maldad pero cuando la ocupas en algo productivo la cosa es diferente. Yo todo lo enfoqué en jugar baloncesto y a partir de ahí, el deporte solo me ha dado beneficios. Conocí personas que me han apoyado, fui relacionándome mejor y teniendo ese plan firme de seguir esforzándome por competir, por de mi proyecto de vida una realidad. Entonces, hoy en día puedo decir que el baloncesto es la manifestación de Dios en mi vida”.

 

Samny Sarabia

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