Ocio y sociedad
¿Qué hizo y no hizo la administración de Valledupar en materia cultural?
En medio de fuertes críticas y de un descontento casi colectivo por parte de algunos sectores de la cultura local termina su gestión Alberto Muñoz Peñaloza; quien desde el año 2012 estuvo a cargo de la Oficina de Cultura de Valledupar. Las causas de las insatisfacciones afloradas entre los artistas y gestores culturales se generaron especialmente por el énfasis que la administración de Freddys Socarras Reales hizo en la música vallenata, descuidando otras expresiones como las artes plásticas y escénicas, la literatura, el cine y la fotografía.
La meta 2015 del eje ‘Valledupar ciudad cultural’ consignada en el plan de desarrollo ‘Hacia la transformación de Valledupar’ es clara: “Incrementar la promoción, la divulgación y el acceso a las actividades culturales y artísticas en las 6 comunas y en los 25 corregimientos del municipio de Valledupar, como una política pública de participación e inclusión social”. De la cual se deduce que es unainvitación a construir la representación de la cultura vallenata de manera permanente e incluyente, teniendo como base todos los componentes que hacen parte de la cultura de un pueblo, lo cual significaría la participación equilibrada de todas las artes.
Sin embargo, decir que en los cuatro años en que Muñoz Peñaloza estuvo frente a la dirección de la casa de la cultura municipal hubo total desidia cultural sería un acto irresponsable y desobligante. Fueron muchos los logros que se le abonan, dentro de sus grandes aciertos estuvo el sello cultural que se le dio a la celebración del aniversario de Valledupar cada 6 de enero, algunos recitales realizados como el del clarinetista concertista José Benito Meza en la Iglesia la Concepción, la ‘Palabra encantada’, y por supuesto, los maravillosos Encuentros de Bandas del Caribe que pusieron a bailar a la multitud asistente en la Plaza Alfonso López.
PanoramaCultural.com.co conversó con él para hacer un recuento de la movida y de los procesos culturales que la dependencia dirigida por el abogado y comunicador adelantó como máxima autoridad de la cultura en Valledupar.
A pocos días de terminar su gestión como director de cultura municipal, ¿Cuál es el balance de sus cuatro años de gestión?
Me parece que el balance es positivo. Hemos logrado cumplir la meta a 2015, incluida en nuestro plan de desarrollo municipal y hemos logrado desenclaustar un tanto el concepto de cultura en nuestra municipalidad, toda vez que se ha logrado un interés cultural, no solo por la gestión que se ha desarrollado con la alcaldía municipal, sino porque otros operadores culturales como el Banco de la República, la Alianza Francesa, universidades aquí en la ciudad han contribuido en grado sumo también para que esto sea posible.
Por tanto yo considero que Valledupar requiere un salto cultural, ya la ciudad está preparada para que así sea, confiamos en que se han dejado algunos cimientos para que lo que sigue sea mucho más productivo para el desarrollo cultural en el municipio.
Ya que hace alusión a la meta 2015 del plan de desarrollo, dentro del eje cultural se encuentra la creación de un consejo cultural y artístico dentro de las metas de producto. ¿En qué estado quedó la creación de ese consejo?
Nosotros tuvimos allí una gran dificultad. En el plan de desarrollo se incluyó la creación del consejo y resulta que nos gastamos un tiempo enorme y finalmente, nos dimos cuenta que no era necesario crearlo porque ya estaba creado por un decreto anterior. Entonces, se dispuso su reconformación y fue difícil lograr que se pudieran dar las elecciones de los representantes, los cuales son alrededor de 25 a 30 integrantes.
La meta se cumplió en cuanto a que se dispuso su reconformación pero será la nueva administración la que tenga que facilitar que se hagan las elecciones que faltan y que comience a operar en debida forma este consejo.
Igualmente dentro del mismo eje se estipula la realización de tres investigaciones artísticas, ¿se realizaron?
¡Todas las metas las cumplimos! Le apuntamos a unos proyectos multipropósitos. Las investigaciones que se hicieron estuvieron relacionadas con la música vallenata, toda vez que la administración se centró en forma especial en este tema a partir de la vinculación del componente superior formativo de los Juglares Vallenatos.
¿Qué temas se investigaron específicamente, quiénes las realizaron, y dónde las puede consultar el público?
Julio Oñate Martínez hizo una investigación relacionada con el tema de los héroes ocultos del vallenato. Esta se plasmó en un libro que fue presentado aquí en las instalaciones de la casa municipal de cultura, buscando apuntalar el concepto de vallenato tradicional a partir de personas que lo dieron todo por la música y que nunca tuvieron el reconocimiento por ello.
Sara Araujo hizo otra investigación para el tema de los hermanos López que también se consignó en un libro. Hay como cuatro o cinco más que se hicieron en ese sentido.
Hablando de los Juglares Vallenatos, una de las críticas más recurrentes de su gestión ha sido concentrarse casi que exclusivamente en la música vallenata, dejando desamparada las otras artes, ¿qué tiene para decir con respecto a eso?
Coincidencialmente en estos momentos se está presentando la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Valledupar, que es fruto de un convenio entre la Alcaldía de Valledupar y la Fundación Nacional Batuta con el propósito de incentivar y promover este tipo de música, un tanto ajena a nuestro medio y es algo que está a la vista. El municipio invirtió recursos y tiempo, ahí está el resultado.
En el tema de gastronomía, creo que por primera vez se hicieron y promovieron encuentros gastronómicos en este espacio. Creo que en tema de la danza también nos esmeramos mucho por mostrar nuestros bailes con los distintos grupos que están en el municipio.
En arte plásticas, que creo yo que fue en el que menos tuvimos ocasión de impulsar, terminamos con ocho artistas plásticos en el programa de profesionalización en la Universidad del Atlántico, que es la primera vez que se hace. Les estamos cancelando la matrícula para su primer semestre, de esta manera hemos podido contribuir para que ellos puedan estar allí teniendo su manutención por dos semanas en Barranquilla.
Hemos planteado a la comisión de empalme tener esto presente para que con ellos se inicie un programa formativo, ya que hicimos muchísimas jornadas de pintura infantil; nos concentramos en el tema de primera infancia y logramos hacer también exposiciones de pinturas aquí en la casa de la cultura pero es lógico que hay que hacer mucho más.
Nosotros enfocamos gran parte de los recursos que usó el municipio en el tema de los Juglares Vallenatos, nos anticipamos un poco a la declaratoria del vallenato como patrimonio inmaterial de la humanidad y ahí está ese producto como parte de ese proceso formativo y además, como integrantes de un conjunto institucional.
¿Y los otros escenarios como el cine, el patrimonio cultural y el turismo, qué se hizo en esos aspectos?
El turismo no ha estado a cargo nuestro, fue asumido en esta administración por la oficina de planeación, de acuerdo al plan de desarrollo. En él no hay ninguna meta de turismo asignada a cultura pero también contribuimos ahí. Hemos dicho a la comisión de empalme que no puede estar separado el turismo de la cultura porque entre los dos hay un noviazgo histórico en nuestro medio que hay que conservar y que tiene que consolidarse como un matrimonio feliz.
Hemos propuesto que se cree el Instituto Municipal de Cultura y Turismo que en esta administración no pudo ser creado por las dificultades de Ley 550 en que entró el municipio pero ya están dadas las condiciones para que la nueva administración trabaje ese tema y podamos tener una consolidación de procesos.
Creo que en cuatro años era muy difícil consolidarlo pero esto tiene que ser un proceso, Barranquilla hace 30 años no era mucho en materia cultural, hoy en día es una ciudad creativa y se debe precisamente a la continuidad de procesos de cosas buenas que van haciendo los gobiernos para que pueda obtenerse una cosecha significativa a futuro.
Usted mencionó que se hizo un trabajo con los Juglares Vallenatos, ¿ellos son un grupo músico de vallenato tradicional que ustedes rescataron para hacer un trabajo formativo o simplemente fue una agrupación para mostrar?
Los juglares han sido vinculados como instructores, y al mismo tiempo se han paseado por toda la territorialidad municipal y fuera de ella. Ellos se han convertido en un proceso de memoria histórica y cultural, de divulgación y promoción del vallenato tradicional, cosa que es muy significativa frente a la avalancha de otras músicas que llegan a nuestra tierra.
¿Cuántos procesos formativos en música tiene la casa de la cultura en estos momentos?
Tenemos el proceso formativo de música vallenata que se hizo con la Fundación del ‘Turco’ Gil, trabajamos también con la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata y su escuela de talentos Rafael Escalona, la Fundación Caribe Swing del maestro Néstor García, la Fundación La Sabrosasa y los Juglares Vallenatos como un punto de soporte. Inicialmente, los Juglares empezaron por enseñar sus destrezas técnicas a los alumnos más aventajados en música vallenata en estos programas pero también lo hicimos en este último año con niños que no sabían tocar en barrios como La Nevada.
Igualmente tenemos el proceso con la banda, que casi todos sus integrantes vienen de ahí, así como con la orquesta sinfónica juvenil. Este año vinculamos al profesor Diego Rivero que tuvo la ocasión de iniciar el proceso con un quinteto sinfónico y de participar en charlas sobre la historia de la música, buscando la manera de culturizar a nuestra gente en materia musical y a nuestros artistas.
Otro de los temas neurálgicos durante su gestión fue el deteriorado estado de las instalaciones de la Casa de la Cultura. ¿Cómo fue ese proceso que también está incluido dentro del plan de desarrollo 2012 – 2015?
Cuando llegamos encontramos la Casa de la cultura con unas dificultades en el orden estructural y locativo, con un problema de murciélagos, de palomas, etc. Encontramos que la placa frontal estaba fracturada y con una serie de problemas en el tejado. La zona de la biblioteca también estaba deteriorada.
Entonces nos concentramos con que la casa de la cultura es de propiedad de la Gobernación del Cesar y pese a que hay una ordenanza que autoriza al gobernador para hacer la donación a la casa de la cultura esto no se ha logrado materializar y eso impedía que se pudieran invertir recursos de la alcaldía, no obstante se logró y se hizo una parte de lo que hay que hacerle.
La casa de la cultura todavía presenta serios problemas a nivel del tejado, no tenemos espacios para oficinas ni para nada. Guardamos celosamente unos recursos que le dejamos a la nueva administración por el orden de 800 millones de pesos de la contribución parafiscal con el propósito que parte de ellos puedan ser invertidos en el teatro de la casa de la cultura y en habilitar esta zona del área de exposiciones buscando que sea multifuncional y puedan hacerse eventos donde se pueda seguir trabajando en materia cultural.
Hablemos de la biblioteca ‘Enrique Pupo Martínez’ de la casa de la cultura ¿Cuándo se abrirán nuevamente sus puertas?
Cuando entramos encontramos que todo en la biblioteca estaba congelado en el tiempo. Encontramos a una persona muy buena que trabajaba allí pero que tenía cinco años de estar laborando y el municipio no le remuneraba su trabajo. Ya ella prácticamente estaba cuasi viviendo en la biblioteca porque le tocaba cocinar y lavar su ropa ahí por carencias económicas.
El concepto jurídico fue que se estaba incubando un problema de orden laboral enorme y se dispuso el cierre de la biblioteca, luego se coordinó con el Ministerio de Cultura y hasta el año pasado pudimos hacer las reparaciones. Ahí están los recursos, no quisimos tocarlos para que la nueva administración una vez se supere el tema del tejado pueda ponerla en funcionamiento.
La biblioteca está totalmente adecuada, tiene los baños y toda la parte estructural pero siguen los problemas con el techo. Ahí están los recursos para que se pueda comprar la estantería nueva porque la que había era totalmente obsoleta y vieja. Aspiro a que antes que termine el primer semestre del próximo año ya pueda estar funcionando.
¿Tiene estadísticas de las exposiciones que se realizaron en su administración?
Hicimos dos exposiciones anuales mínimo, una cada seis meses, todas de artistas vallenatos. Hicimos una retrospectiva del maestro Álvaro Martínez, una con un colectivo de artistas, con Baldot. Se hicieron mínimo dos anuales entre otras cosas porque las condiciones en las que encontramos a la casa de la cultura llevaban a los artistas a preferir otros espacios ofrecidos en la ciudad.
¿Los grupos étnicos como se vieron beneficiados dentro de su gestión? Qué se hizo a favor de su cosmovisión?
Se hizo un trabajo con los Wiwas este año, buscando la manera de crear una escuela de música tradicional. En Guacochito se creó una escuela de danza tradicional con dos programas, una de niños y una juvenil.
En Guacoche también hicimos trabajos con población afrocolombiana, al igual que aquí en Valledupar hicimos acercamientos con población palenquera que se encuentra aquí.
A una comunidad de la etnia Inga del Putumayo que está asentada en la zona urbana de Valledupar, la apoyamos para la realización de un evento anual que ellos hacen y se llama el ‘Gran día’ que es el martes de carnaval cada año.
Dejamos las bases para que se haga un estudio acerca de los arrullos y las costumbres inherentes a la crianza a la primera infancia a nivel de las cuatro etnias de la sierra nevada en la parte territorial de Valledupar para contrastarlo con el tema de la población afro, con las costumbres que tienen especialmente en Guacoche, Guacochito, Guaimaral y la población urbana de Valledupar.
Con respecto a la estampilla procultura ¿Qué cifra manejó y en qué se invirtió específicamente este recurso?
La estampilla procultura cuando llegamos tenían un recurso de 600 millones, los dejamos en más o menos 2 mil de pesos. Dejamos listo un proyecto para que se modifique el acuerdo que la creó con la intensión de quitar un techo que le colocaron de 7 mil millones cuando la ley no permite eso, no lo establece.
La estampilla tiene unos recursos que son intocables, un 10% para la seguridad de los gestores culturales, un 20% para el pago de pasivo pensional, ese dinero en las administraciones anteriores lo gastaron. Hay un 10% para la biblioteca y el resto para la variedad de temas. Es el único recurso que hay, el municipio no pone un peso, salvo el de la estampilla que son recursos propios porque son producidos aquí. Este dinero fue invertido en los diferentes proyectos, con la Fundación Batuta fueron en el orden de 159 millones de pesos en el primer año, este año fueron 116 millones; en el tema de los Juglares Vallenatos, la banda municipal y con la realización de los otros proyectos.
A parte de las metas contempladas en el plan de desarrollo, ¿usted cómo jefe de la Oficina de Cultura Municipal tenía alguna meta personal para realizar durante su administración?
La principal aspiración que tuvimos era volver a tener público en la casa de la cultura y creo que lo logramos porque cuando empezamos a hacer la ‘Palabra encantada’, recuerdo que los murciélagos volaban bajito y era muy incómodo, sin embargo, nos atrevimos.
El gran sueño era poner el tema cultural sobre el tapete. Por primera vez, hubo candidatos en la campaña política de este año que hicieron propuestas en el orden cultural. En la pasada campaña fui moderador de algunos debates que se hicieron y ahí nadie mencionaba el tema cultural.
Consideramos el hecho que el alcalde electo de Valledupar durante su campaña haya hecho propuestas importantes en temas de cultura y, una vez elegido ha venido sosteniendo que va a impulsar la cultura, creo que eso responde a esa aspiración que tuvimos.
¿Qué se le quedó inconcluso?
Hay muchas cosas que no se hicieron como el Museo Arqueológico. Tenemos 279 piezas arqueológicas debidamente inventariadas, están en sus vitrinas; ha sido falta de espacio especialmente, hay que buscar la manera que se haga. Ahí hay algo de frustración porque se pudo hacer y no se hizo.
Lo otro que nunca dijimos, y solo en el último año vinimos a hablar de la posibilidad de acceder a recursos de regalías para un museo de arte aquí en Valledupar, tema que también hemos recomendado a la comisión de empalme para que siga trabajando en ello porque la ciudad merece tenerlo.
De igual modo, necesita más infraestructura cultural en todos los frentes pero especialmente, que sea infraestructura pública. Así mismo, quisimos crear un fondo rotatorio para publicaciones que no se pudo cristalizar por falta de recurso pero vale la pena hacerlo.
Samny Sarabia
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