Ocio y sociedad
Los videojuegos, del simple entretenimiento al arte
Da la sensación de que los videojuegos son algo nuevo, pero hace ya más de 40 años que se creó el primero (Pong, 1972), y más de 20 desde que se popularizaron en aquellos míticos salones recreativos.
Hoy en día, los videojuegos no nos son en absoluto desconocidos. Todo el mundo ha jugado alguna vez al Tetris, ha saltado con Súper Mario o ha dado raquetazos con el Wii Sports.
Sin lugar a dudas, los videojuegos son el juguete por excelencia de nuestro tiempo, ideal tanto para niños como para mayores. Y aquí radica el problema, en considerar a esta forma de ocio como un simple juguete. Según muchos de sus aficionados, es algo más. Pero ellos no son los únicos que lo piensan: hace poco el gobierno colombiano les dio la razón catalogándolos como industria cultural, como ya han hecho otros muchos países como Francia, España, Alemania o Japón. Aquí se darán algunas razones de por qué los videojuegos sí merecen esta consideración (o la de arte, si se quiere llamar de otra forma), tratando cada uno de los apartados que los forman (apartado gráfico, apartado sonoro, argumento y jugabilidad) por separado.
El apartado gráfico, el envoltorio de un juego
Dicho de forma sencilla, es “cómo se ve el juego”. En este apartado se puede comprobar fácilmente si un videojuego merece ser llamado "producto artístico” o no, pues a pesar de existir en la actualidad juegos prácticamente fotorrealistas, otros apuestan por un estilo particular, en ocasiones muy original y lleno de creatividad.
Como ejemplos tenemos los videojuegos Okami (Capcom, 2006), similar a un cuadro de estilo tradicional japonés en movimiento, o Yoshi’s Island (Nintendo, 1995), con simpáticos paisajes y personajes que parecen dibujados por un niño de cinco años. Con tan solo ver estos dos juegos, se puede plantear la pregunta de, si la pintura es un arte, ¿por qué algunos videojuegos no son “cuadros en movimiento”?
El apartado sonoro, capaz de elevar las sensaciones
Está claro que la música es un arte. Así, la música de un videojuego también debería serlo, ya que muchos de los temas que ambientan una escena, una fase o un menú llegan a ser de una extraordinaria calidad. Para comprobarlo, solo hay que ver el ingente número de conciertos que se celebran por todo el mundo dedicados en exclusiva a estas bandas sonoras, siendo especialmente conocidos en Japón.
Asimismo, hay algunas canciones que han traspasado los juegos para formar parte de la cultura general. Por ejemplo, hay poca gente que no reconozca la canción del Súper Mario Bros. (Nintendo, 1985) o la del Tetris (1984).
El argumento, en algunos casos digno de las mejores novelas
En general, este punto es el menos importante en un videojuego. Al fin y al cabo, ¿qué argumento tiene, por ejemplo, el comecocos? Sin embargo, algunos videojuegos presentan personajes inolvidables, elaboradísimas tramas y/o son capaces de llegar al corazón. Silent Hill 2 (Konami, 2001) es un buen ejemplo de todo esto.
Los juegos de rol suelen ser los que se benefician de las mejores historias (la saga Final Fantasy (Square-Enix) es un ejemplo bastante conocido), pero también existe un género que es prácticamente una novela interactiva: el de la aventura conversacional. Es poco conocido en Colombia, pues pocos juegos de este estilo traspasan fronteras niponas. Como mejor representante en nuestro país está la maravillosa serie Ace Attorney(Capcom).
Y otra vez se puede plantear la misma pregunta: si una novela es arte, ¿por qué no una novela acompañada de música e imágenes que refuerzan el impacto narrativo en la que uno mismo es el protagonista?
La jugabilidad, lo que caracteriza a los videojuegos
Es el apartado más importante de un videojuego. La jugabilidad es “cómo se juega”. También es el apartado en el que más creativo se puede ser. Hay géneros de todo tipo, siendo algunos más “normales” (deportivos o acción) que otros, en los que la imaginación de sus creadores se dispara. Por ejemplo, existe un videojuego en el que se pueden controlar pétalos de flor mediante corrientes de viento (Flower, 2010). ¿Qué otro medio da esa opción?
Además, la jugabilidad es también el apartado que distingue a los videojuegos de otras artes. Los jugadores interactúan con lo que ven, no son solo unos meros espectadores, como puede ser en el caso de una película, un cuadro o una escultura.
¿Arte? Depende ¿Medio de creación artística? Sí
Llegados a este punto, se podría afirmar que los videojuegos, como medio, deberían ser considerados como arte. ¿Todos? ¿Incluso los más "banales" como el FIFA o el Need for Speed? Puede que no lo sean, pero acaso, ¿toda la música, o todo el cine, lo es? La cuestión es que para decidir eso ya no hay nada objetivo, depende de lo que cada uno considere como arte.
Como conclusión, los videojuegos son algo más que juegos. Son un medio de creación artística que recoge lo mejor de otras artes, con la diferencia de que tú eres el protagonista. Para comprobarlo, solo hay que probar Ico (Sony, 2002).
Víctor Manuel Checa
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