Ocio y sociedad
La orientación sexual y el derecho a la intimidad, discutidos en Valledupar
El 28 de junio de cada año se celebra en el mundo el día del orgullo gay. Un día en el que las comunidades que conforman el grupo LGTB (lesbianas, gays, personas de transgenero y bisexuales) conmemoran los avances de una lucha iniciada en Estados Unidos en 1969 por el reconocimiento a su libertad sexual.
Con el fin de promover la integración de todos los sectores de la sociedad y establecer un diálogo constructivo, la Fundación Universitaria Area Andina organizó esta semana un foro dedicado a las problemáticas de la sexualidad titulado: “Actualidad, tendencias y posibilidades en Valledupar”.
La coordinadora de proyección social de la Fundación anfitriona, Indira Berrocal, se encargó de abrir el acto y, antes de anunciar los invitados, expresó que “estamos obligados a formar a seres integrales […]. Nadie debe avergonzarse de su sexualidad”.
A continuación, intervino la directora de la Fundación Matices –la primera entidad cesarense que trata de poner adelante las cuestiones de sexualidad–, para aclarar todos los malentendidos y obstáculos que pueden existir entorno a esta cuestión en Colombia.
“Cuando hablamos de libertad sexual y LGTB, obviamos que es un cúmulo de sectores –expresó Johana Redondo–. Se obvia que la orientación sexual no es algo rígido, sino algo fluido”.
También explicó que la sexualidad tiende a afirmarse a una temprana edad y que, a diferencia de Colombia, en muchos países desarrollados existe la posibilidad de que los jóvenes expongan esa sexualidad como la sienten (y no en base a los modelos impuestos).
Con respecto a los retos a los que se enfrenta el colectivo, Johana Redondo señaló que las lesbianas sufren un doble estigma por ser mujer y tener una sexualidad diferente al modelo estipulado. Por otro lado, comentó el caso del Sida que, durante un tiempo, aumentó la discriminación sobre el grupo LGTB, pero también –y ése es un punto positivo–, le obligó a organizarse.
La directora de la Fundación Matices habló de la marcha organizada este sábado 30 de junio en la ciudad de Valledupar y comentó que era un formato de manifestación que tenía sus límites pero que era mejor que quedarse los brazos cruzados.
Según la ponente, los efectos estigmatizantes de una marcha son innegables, sobre todo debido a una gran mayoría de medios de comunicación que enfatizan el carácter festivo del evento (y se olvidan de sus raíces políticas).
“La gente lo hace para salvar el momento presente –sostuvo Johana–, sin pensar en el futuro […]. Además, las victorias son muy pequeñas y se notan mucho tiempo después”.
Por su lado, el abogado Luis Carlos Ramírez Ariza subrayó la incomunicación que conoce el colectivo gay en general. “Es muy difícil para una persona discriminada hablar de estos temas en público –comentó–. Prefiere conectarse a internet o a las redes sociales. Para él, es más cómodo”.
Finalmente, destacó el conflicto que puede existir entre la Constitución y algunos reglamentos de locales privados. Esos conflictos tienden a ir en contra de los derechos del colectivo LGTB que padecen todavía un gran vacío jurídico.
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