Ocio y sociedad

El impacto de la piratería en la industria musical

Redacción

31/08/2012 - 12:00

 

Hace unos pocos días, el nuevo álbum “Irreverente” del grupo Kvrass salía a la venta. La fecha prevista inicialmente era el 24 de agosto del 2012. Es decir justo una semana antes del lanzamiento en público en la plaza Alfonso López.

El plan de mercadeo era perfecto. Antes de que los artistas llegaran a cantar en un público, los seguidores de la banda tenían una semana para conocer y aprenderse de memoria cada uno de los temas.

Sin embargo, la aparición de miles de copias ilegales y sus respectivos vendedores ambulantes cerca de los semáforos de Valledupar cambiaron toda la estrategia. El manager del joven grupo tuvo que a adelantar la salida del Cd al 22 de agosto –dos días antes– para limitar el impacto en las ventas.

Comercialmente, esta medida tiene poco efecto ante una avalancha repentina de Cds falsificados –y a un precio tan bajo como $2000–, pero la idea era presentar otra alternativa al público fiel y motivarlo a apoyar el grupo con la compra del disco original.

Este cambio de planes ilustra la magnitud del problema al que se enfrentan los productores de discos. La piratería se ha instalado de un modo tan natural e indiscriminado en las calles de Colombia que, en unos pocos días, puede llegar a afectar el plan de ventas de una empresa.

Cuando hace diez o quince años era habitual que un cantante de éxito vendiera entre 30.000 copias y 100.000 en pocas semanas, hoy ese mismo artista puede estar luchando para superar las 10.000 copias vendidas.

Este fenómeno ya es conocido de todos. Los puestos ambulantes de Cds se han convertido en el escenario de compra habitual para los cesarenses. Allí descubren el último cantante a la moda o incluso pueden hacer la compilación que desean.

Y este fenómeno no sólo tiene que ver con las copias de Cd. Está reconocido que Internet tiene un impacto desastroso en la venta y distribución de los Cds. De hecho, El Espectador lo señalaba hace unos años con un artículo en el que describía que la la música pirata de Internet superaba el 90% del mercado de Colombia.

Desde luego, lanzar un Cd se ha convertido en una empresa de alto riesgo y, por eso, músicos como Jimmy Murgas y Almes Granados han tenido que adaptarse y optar por lanzar ediciones de 200 o máximo 500 cds y reeditarlas sólo cuando se hayan agotado.

La inquietud por el futuro del negocio discográfico es palpable. En diversos conversatorios organizados en la ciudad de Valledupar, los compositores han comentado su desesperación y la necesidad de encontrar formas ingeniosas de preservar los derechos de autor.

La escena y los conciertos en vivo son, aparentemente, el mejor medio para contrarrestar el efecto destructivo de la piratería. Músicos como Franco Argüelles o el Rey Chema Ramos hablan de multiplicar el contacto con el gran público, los escenarios en vivo, y así paliar la pérdida de rentabilidad del mundo discográfico.

Así pues, con la emergencia de las nuevas tecnologías, el mundo musical está en plena ebullición. Y sin embargo, la solución suele ser tan simple como volver a la esencia: cantar en directo.

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