Ocio y sociedad

Los 108 de Rita Lucia Contreras: pura casta Villanuevera

Fabrina Acosta Contreras

01/11/2019 - 01:55

 

Los 108 de Rita Lucia Contreras: pura casta Villanuevera
Rita Lucía Contreras / Foto: Fabrina Contreras

“La longevidad es la recompensa de la virtud”

Simone de Beauvoir

 

Escribir para mi súper abuela es el ejercicio de amor más puro que pueda hacer. Mientras lo hago sonrío, lloro y recuerdo sus consejos y las genuinas carcajadas que me regala al relatarme sus anécdotas, ella es mi referente feminista y eso lo resume todo, la define a ella y a la particular valentía que la ha llevado a vivir 108 años, a despedir a sus propios hijos, a su esposo, a todos sus hermanos, a primos y a nietos. Ella sabe qué es el dolor, por eso lo espanta con su fe y su carácter de roble imponente.

Habla de la muerte con la paz que un niño habla de sus fantasías, se ha reconciliado con los temores que nos infunden, simplemente vive, respira y cuenta historias; cada noche toma su copa de vino combinada con cola granulada y recibe llamadas de quienes le amamos profundamente y vivimos lejos de la paz provinciana de Villanueva.

La periodista y gestora cultural María Ruth Mosquera hace un tiempo escribió para mi SúperA y entre muchas cosas bellas y poéticas que dijo, me impactó esta: “Las mujeres como ella deberían escribir un manual de vida al que pudiéramos acudir mujeres como yo cada vez que urjamos de inspiración para seguir siendo y haciendo” grande esta mujer chocoana que encontró en mi matrona guajira la sabiduría profunda. Y se pregunta María Ruth “Rita Contreras, ¿Cómo es posible que a esa edad pueda ser dueña de tanta lucidez, de tanto aplomo, de tanta vida?”

Esa pregunta la hacemos todas las personas que le conocemos y que podemos estar a su lado para ser testigos de tanta milagro existencial, es que Rita Contreras es una metáfora infinita, una extensa historia encantadora y sigue con la ironía propia de las rebeldes con causa como ella haciéndole el quite a las enfermedades y a la muerte, ha desafiado toda la vida a la ciencia y las recetas del mundo, nunca fue al ginecólogo, su cuerpo conserva su matriz y jamás asomó el cáncer, no padece enfermedades coronarias y puede comer cualquier alimento sin preocupación alguna, le apetecen los helados, los dulces y la gaseosa sabor uva, más que los medicamentos o suplementos; ella sí sabe para que vino al mundo y no se arrugó ante aquella época de su infancia y juventud, donde las mujeres no tenían derecho a la educación, al voto, ni a elegir sobre su cuerpo, no eran sujetas libres, eran exclusivamente sometidas a lo domestico y a responder a las peticiones del machismo arraigado y cómodo que por aquel tiempo no sospechaba ninguna revolución femenina, pero Rita siempre ha sido una súper mujer, capaz de sacar su casta y no dejarse amedrentar por ninguna circunstancia.

Sin embargo, ella extraña algunas cosas de su pasado, el acceso a los alimentos saludables, el respeto por los mayores y la tranquilidad de su pueblo, como si entre más criollo fueran, más amor pudieran tejer como sociedad, recuerda cuando jugaba con los hermanos a la ‘gallina ciega’, al ‘escondido’ y otros entretenimientos infantiles que significaban vivir (la otredad) al ser humano de cuerpo presente.

Como afirma María Ruth: “Los suyos eran días sin recesos, con el tiempo justo para cortar la leña, sacar la mugre de la ropa a punta de manduco, pilar maíz, hacer las arepas de queso, tostar y moler el café, preparar las bolas de cacao, buscar el bastimento, pelar la gallina y guisarla para alimentar a sus hijos; “Yo molía la sal en piedra”, dice Rita. Se acaricia las manos, se las mira y exclama: “Las manos se me torcieron. Es por las arepas que había que asar”.

Resumen de su valentía

Se casó muy joven, parió diez hijos y enviudó temprano, un 22 de diciembre, cuando mi abuelo estaba en la gallera en medio de la animación, cayó fulminado por un infarto que se lo llevó a sus 42 años.

Entonces Rita se vio frente a su realidad: con unos hijos chiquitos, con su duelo del alma, sin su esposo y compañero de días. Lloró, imagino que se enojó con el destino y exigió explicaciones; pero luego secó sus lágrimas e hizo frente a su circunstancia, echando mano de todo el brío que almacenaba en su ser y del profundo amor de madre que la surtía de la fuerza necesaria para saltar de la cama a la una de la madrugada para ir al río a cargar el agua, como actividad primera de una faena cotidiana de extensas horas.

Y frente a esa historia, yo reflexiono que no queda otro camino que amar mi historia de mujeres valientes y hacer honor a dicha valentía, no puedo ser inferior al reto de ser una guerrera de las buenas causas y una feminista consciente de la importancia de los derechos de las mujeres, de una vida libre de violencias y de la real equidad e igualdad de género, sería un gravísimo error negarme a mi misión y  a la herencia de un legado tan profundo como el de mi Súper Abuela. No niego que en ocasiones me angustio, pero esa angustia o temor solo debe impulsarme a nunca frenarme. Como dice mi abuela, ahora hay problemas, pero hay más soluciones. Antes había problemas, pero todo era más difícil.

Rita: Baile, coquetería y alegría

Ella no se cansa de repetir la coquetería femenina que la caracterizó siempre y que la hacía emperifollarse con zarcillos y aretes para ir a los bailes y dejar una estela de muchachos enamorados y dispuestos a dejarlo todo por ella. “¿Que si tenía pretendientes? ¡Claro!”, podía cautivarlos en los bailes, esos que llamaban las Colitas y Cumbiambas de sus años, sosteniendo espermas encendidas en sus manos y cuando no tenía permiso de sus mayores las marcas de las espermas en sus zapatos delataban la escapada fiestera que había protagonizado. Rita invita a que bailemos, amemos y si no nos va bien con alguien pues que conquistemos a otro, ella es así, libertaria y rebelde, sus 108 años le dan incluso mayor fuerza a su discurso de buena vida.

Y cierro estas letras con mi declaratoria de amor. Amada abuela, que la vida me permita seguir alimentando mi causa con tus historias y la espléndida sonrisa que regalas a tu entorno, eres la leyenda viva de Villanueva y la ceiba fructífera que jamás será olvidada. Escribir para ti es salvador, mujer ejemplo… mi más lindo útero existencial. Bendito 31 de octubre que te vio nacer.

 

Fabrina Acosta Contreras

@Facostac

Sobre el autor

Fabrina Acosta Contreras

Fabrina Acosta Contreras

Evas&Adanes

Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras. 

Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira. 

Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombresEvas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.

 

@Facostac

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