Opinión
Lucho Carrillo, el tío universal
“Que injusta, que maldita, que cabrona la muerte que nos mata a nosotros sino a los que amamos”
(Carlos Fuentes)
El 28 de julio, justo un día después del tercer aniversario de mi súper abuela Rita Contreras, el tío Lucho se jugó su más grande lucha, trascender a otra forma de existencia, fue y será dolorosa su partida y, a pesar del dolor, agradecemos a Dios su presencia en nuestra vida.
Él fue el padre, abuelo, esposo, compadre, amigo y tío, el que siempre estuvo acompañando a su querida esposa, la tía María Helena y a mi abuelita, con ella, eran tan cómplices que, mientras todos se descuidaban, ellos dos comían heladitos y tomaban uvita Postobón a escondidas como muchachitos que celebran sus picardías, se reían y echaban el cuento como la más grande hazaña.
El tío Lucho estuvo en toda mi infancia, señal de ello era el asfalto en mi ropa, pues yo viajaba con él en su poderoso carro de la antigua zona carretera, ahí fueron mis primeros pininos soñándome y creyéndome lideresa, tenía un carro grande exclusivo para mí. Miraba el mundo desde ese majestuoso camión y sentía que me quedaba pequeño ante tanta ocurrencia inocente de esos años de infancia, me daba poder ir escuchando sus historias siempre encantadoras y el paisaje provinciano.
Él era junto a mi padre el mejor tertuliador, con ellos se hablaba sabroso, de todos los temas sabían algo, aprendí de ellos el respeto por la palabra, la seriedad ante su cumplimiento y la importancia de la estética al hablar.
El siempre vio una esquirla de precocidad en mí y lo expresaba con generosidad, sus consejos me aportaron confianza y seguridad, recuerdo que en mi cumpleaños número 12 estuvo muy feliz, con mi padre compraron torta y me regaló el LP de los Zuleta que lanzaron por esa fecha, ése fue el último cumpleaños con mi padre luego de que un tumor se lo llevara de este plano; la vida nos regala espacios de despedida y ésa fue la de el y mi padre, y ahora recuerdo que la mía y la de el fue cuando mi abuela falleció y me llevó al aeropuerto de Valledupar, por ese entonces el iba a hacer diligencias medicas para mi tía y poco tiempo después el era el paciente y no el cuidador, paradojas de la vida que lastiman hasta el límite.
El tío Lucho estuvo en toda mi infancia y adolescencia presente como un cuidador que no está dispuesto a fallar, me llevaba de Riohacha a Villanueva y de Villanueva a Riohacha, su casa era la mía y sus hijos eran más que mis primos, eran mis hermanos. Con él afiancé mi profundo amor por la provincia, las tertulias y el don de servicio, porque si algo tenía Lucho Carrillo era su don de servicio ese si que es el recuerdo más claro que tendremos todas las personas que le conocimos.
Gracias a Dios por la vida de lucho en la nuestra, gracias por el tiempo con el y que nos regale la paz espiritual para aprender a sentir su ausencia y que el dolor se transforme en una emoción más llevadera. Un mes de tu partida y tu ausencia duele.
Fabrina Acosta Contreras
Sobre el autor
Fabrina Acosta Contreras
Evas&Adanes
Nieta de Rita Contreras, leyenda viva de 109 años. Escritora e investigadora Guajira, psicóloga, Magister en estudios de género, Magister en Gestión de Organizaciones y Especialista en Alta Gerencia. Creadora de la Asociación “Evas&Adanes” desde la cual lidera diversas iniciativas ciudadanas como los foros “La Mujer en el vallenato”, “Tejiendo esperanzas por la Guajira”, el programa radial Evas&Adanes, entre otras.
Ha recibido reconocimientos por la causa que lidera tales como: Joven sobresaliente de Colombia TOYP 2018 (JCI Colombia), máxima distinción del departamento de La Guajira medalla Luis Antonio Robles, personaje diez en el departamento de Amazonas, medalla a Mujer extraordinaria con proyección social otorgada por la Asociación de Mujeres de la Guajira.
Ha sido columnista por más de 10 años de varios medios puntualizando temas de género y derechos de las mujeres, así como las causas por la guajira. Es autora de los libros “Mujer Sin Receta: Sin Contraindicaciones para hombres”, “Evas culpables, Adanes inocentes”, “De esas costumbres que hay en mi tierra: una mirada a los imaginarios sociales de la violencia de género”, “Mujeres sin receta: Más allá de los mitos”.
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