Opinión
Sed y hambre en el Cesar

Hablar del hambre y la sed en la región Caribe, no es un fenómeno exclusivo del departamento de la Guajira. En un recorrido realizado por varios municipios del departamento del Cesar, tales como Chiriguaná, el Paso, la Gloria, y Astrea, se puede ver la dimensión del abandono estatal, en el que se encuentran sumergidos sus habitantes.
Al lado y lado de las pésimas vías que unen estos pueblos congelados en el tiempo, vemos como las personas ofrecen sus productos que elaboran con sus propias manos; entre los que encontramos: queso, suero, panochas, dulces, tinto y las que no pueden faltar, las típicas galletas de harina de trigo, que, en mis años de niñez, vendía con el nombre de Harta Pobre.
A medida que avanzamos en lo profundo de estos pueblos, es imposible observar los niveles de pobreza, en la que viven sus pobladores. La ausencia de los servicios básicos domiciliarios, de los que deben gozar los seres humanos, en estos municipios es una utopía.
¿Cómo es posible que, en un departamento ampliamente conocido como el Cesar, sus pobladores vivan sumergidos en dantesco atraso, abrazados por las necesidades que históricamente han perseguido al ser humano, como lo es el hambre y la sed?
La humildad de su gente contrasta con el entorno que, a pesar de las necesidades que los invaden, no dejan de sonreírles a la vida. La calidez de sus habitantes, como única forma de aceptar los designios del destino, que les ha tocado vivir, solo por el hecho de nacer en estas tierras, que han sido abandonadas a su suerte, solo recordados en tiempos de elecciones por el cáncer de la política, que en medio de promesas se valen de las necesidades, ofreciéndoles prontas soluciones a los problemas que más los afectan, como es el agua potable y oportunidades de empleos, que dignifiquen su diario vivir.
Solo promesas incumplidas, que se suman a la larga lista de ofrecimientos, que cada cuatro años deja a un nuevo rico, producto del saqueo voraz del erario público, destinado a la inversión social, que permita el desarrollo de estas poblaciones.
Lo único que sí llega de manera puntual son los recibos de agua. Me contaron varios pobladores del municipio de Astrea (Cesar), que desconocen la calificación de sus estratos sociales, pero sí saben la suma de dinero que deben cancelar, por el pésimo servicio de acueducto.
Las facturas llegan por un valor de $ 28.000 pesos en adelante. El agua la bombean cuatro veces al mes, es decir una vez a la semana, durante tres horas. Eres afortunado si tienes una motobomba y te percatas que está llegando el agua y así poder llenar tu alberca.
El agua que utilizan para beber, es la que recolectan en las temporadas de lluvias. Cada aguacero es una oportunidad que llevará agua fresca, la cual almacenan en recipientes para luego llevar a su mesa. Es un privilegio, los hogares que cuentan con un pozo artesanal, lujo del que no gozan la mayoría de los habitantes de estos municipios.
La pregunta que me hago es la siguiente: ¿Para qué se elige a mandatarios locales que no son capaces de gestionar algo tan básico, pero tan importante como un sistema de acueductos en pleno siglo XXI?
¿Será que los alcaldes de estos municipios no son más que cuotas burocráticas de los clanes políticos, que se han perpetuado en el departamento, valiéndose de las necesidades como son el hambre y la sed que padecen sus pobladores?
Ojalá, el millón seiscientos mil personas que salieron de la pobreza, en el actual gobierno, se puedan contar un gran número de habitantes de estos municipios del Cesar, que viven a merced del hambre y la sed.
Nerio Luis Mejía
Sobre el autor

Nerio Luis Mejía
Pensamientos y Letras
Nerio Luis Mejía es un líder comunal, defensor de los Derechos Humanos, quien ha realizado de manera empírica un trabajo de investigación acerca de las causas que han propiciado -y siguen alimentando- el conflicto armado y social colombiano. Mediante sus escritos, contextualiza las realidades territoriales.
0 Comentarios
Le puede interesar

Aprendamos de la crisis fronteriza
El dolor y la indignación se apoderan de mi ser al ver la persecución, maltrato y humillación a que son sometidos nuestros connaci...

Editorial: Paseando por las ruinas de Valledupar
La capital del Cesar se encamina hacia un turismo novedoso: el de las ruinas, pero no son ni precolombinas ni griegas, son las ruinas d...

Que me juzgue mi madre
Reforma a la Justicia. En virtud del Artículo 1087985 de la Constitución Política de Colombia –que expresa que “Todo colombiano ...

El 9 de marzo se acaba el carnaval
Después de más de cuatros meses de comparsas, desfiles, fandangos, guacherna, lectura de bando, coronación del rey momo, festival de...

Colombia bajo fuego
Los incendios forestales que tienen en jaque a todo el país son el resultado del desinterés de una política pública de orden na...