Opinión
La luz celeste es infalible

Hace muchos años, hice un seminario en Valledupar. Era el “boom” del momento. Al inicio llegué a la versión quinta y después se hicieron muchas más.
El seminario trataba de la superación personal, era una mezcla de sociología, psicología e inspiración divina, aunque no hablaba de un dios específico, sí hablaba de un ser divino, dónde todas nuestras pretensiones y deseos eran protegidos con una luz celeste que nos cubría y también cubríamos mentalmente a la persona de quien queríamos obtener un favor o dirigirnos para recibir un beneficio.
Con respecto al tema en marras, era un ejercicio mental que requería concentración. Teníamos que imaginarnos hablando sentados al frente de una persona, mirarla a a los ojos, la cubríamos con la luz, y, luego con seguridad, le comentábamos lo que necesitábamos.
Por muchos años, después de este seminario he empleado está práctica y me ha dado resultados. También la uso antes de empezar un escrito y cada vez que salgo de mi casa, es un vetusto método que empleo también para cubrir a mis hijos y a mis familiares cercanos. Para protegerlos de todo mal.
Ayer lo hice con un amigo político, a quien quería pedirle un favor. Nunca responde mí Whatsapp desde que terminó la campaña, de modo que lo cubrí con la luz mentalmente, lo miré a los ojos, y le pregunté, más bien le reclamé: “¿Por qué no me respondes? Por favor, necesito que me respondas ya”.
No pasaron cinco minutos, cuando a mí celular empezó a llegarme mensajes seguidos: “Hola, nondo, qué pena contigo, cómo olvidarte, tú eres muy querido en el grupo, ¿en qué te puedo servir? Ven a mí oficina quiero atenderte, después de decirle lo que quería, me dijo muy cortés: “Claro, cuenta con eso, te estaré informando”.
La luz celeste nunca me ha fallado, pero esta vez por tratarse de un político tengo mis dudas.
Arnoldo Orlando Mestre Arzuaga
Sobre el autor

Arnoldo Mestre Arzuaga
La narrativa de Nondo
Arnoldo Mestre Arzuaga (Valledupar) es un abogado apasionado por la agricultura y la ganadería, pero también y sobre todo, un contador de historias que reflejan las costumbres, las tradiciones y los sucesos que muchos han olvidado y que otros ni siquiera conocieron. Ha publicado varias obras entre las que destacamos “Cuentos y Leyendas de mi valle”, “El hombre de las cachacas”, “El sastre innovador” y “Gracias a Cupertino”.
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