Opinión
Editorial: ¿Qué pasará con el Carnaval de Valledupar?
Recuerden hace poco más de un año. Entrabamos en pleno mes de febrero y muchas voces se alzaban en defensa del Carnaval.
El presidente de la junta, Carlos Calderón, nos relataba con entusiasmo en una entrevista la historia de este evento que tiene una trayectoria más larga que el Festival Vallenato y su deseo de volver a restaurar su esplendor. Nos explicaba también en qué consistían los concursos en los salones, la elección de la primera Reina (Doña Carmen Pupo de Pupo), la constitución del nuevo carnaval en 1952, y sin embargo, pocos días después, la inauguración del Carnaval en las calles de Valledupar dejaba entrever un caos y una imprevisión desazonadora.
Como lo muestra uno de los vídeos grabados por Panorama Cultural, y la crónica publicada al día siguiente en nuestro medio, el primer desfile –llamado “Una tarde en el Caribe”–, debía ser un motivo de alegría, pero terminó siendo todo lo contrario: un espectáculo de irreverencia en las calles del centro, donde la maicena y el agua sucia se convertían en motivos para el desorden y las disputas entre bandas.
Fue tal la inseguridad que el desfile tuvo que suspenderse dos cuadras después de su salida. El director de la Junta del Carnaval, Carlos Calderón, nos explicó que ante la falta de convenios de seguridad con la alcaldía era preferible no arriesgarse.
Evidentemente, la decepción fue grande ya que el deseo de la Junta era posicionar el Carnaval entre los grandes eventos turísticos de la ciudad y volver a generar expectativa por un acontecimiento cultural de semejante relevancia. Además, en diversos debates, se habló de olvidar definitivamente el evento para así poder centrarse en otros más importantes.
Todos estos hechos nos obligan a preguntarnos qué pasará con el Carnaval de Valledupar este año y en los venideros. ¿Se logrará rescatarlo o se dejará definitivamente que termine en los recuerdos de quienes pudieron disfrutarlo?
En algunas conversaciones mantenidas con Carlos Calderón, supimos que el alcalde todavía no se ha expresado sobre el asunto. “En teoría el evento debería iniciarse el 20 de enero –comentó el presidente de la Junta–, pero no se ha concretado nada”.
Del mismo modo, el director de la Casa de la Cultura, Alberto Muñoz, expresó sus reservas y reconoció que la alcaldía analizará en los próximos días si el Carnaval será promovido o no. “En todo caso, independientemente de esto, se organizará una serie de eventos en la Casa de la Cultura”, añadió.
Desde esta redacción esperamos que el Carnaval de Valledupar no sea relegado solamente a espacios privados, y que pueda teñirse de un carácter popular. En manos de las administraciones actuales está la supervivencia de ese patrimonio intangible y la posibilidad de crear alrededor suyo un evento turístico que atrae visitantes del departamento, de la región Caribe e incluso de países vecinos.
Si el énfasis de esta alcaldía está puesto en la Cultura, ¿no sería algo antagónico hacer que un evento con tanto simbolismo pierda su espacio y sea relegado a un simple evento privado? ¿No debería apoyarse esta expresión popular y alegre para promover el carácter festivo de esta ciudad y favorecer la generación de empleo?
Si bien es cierto que el Carnaval no debe entrar a competir con otros eventos como el Festival Vallenato (que ya tienen una trayectoria y un posicionamiento reconocidos), también hemos de considerar la necesidad de preservar el legado histórico de la ciudad y mantenerlo vivo para las próximas generaciones.
Las celebraciones del Carnaval no son de una sola ciudad, y Valledupar también necesita a lo largo del año eventos con un innegable peso histórico para convertirla en un destino agradable dirigido a todo tipo de públicos y durante todo el año.
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