Opinión
Pasando la línea…

Morir de repente... Las personas lo asocian con un misterio; otros, con una jugada del destino en la vida. Lo cierto es que, mientras estamos vivos, respirar es un signo de supervivencia. San Francisco de Asís la veía como una "amiga", y la Madre Teresa de Calcuta decía que un segundo de aire en un moribundo vale más que la riqueza de cualquier ser humano.
Mantenerse vivo es un triunfo, y morir de repente es como dar un paso hacia otro lado, atravesar la línea que divide la vida de la muerte. Pero, a veces, no apreciamos ese maravilloso tesoro que nos regala la naturaleza, el universo o, para quienes creemos, Dios, un ser creativo.
Por eso, cuidemos cada momento, cada segundo de nuestra vida. Disfrutemos del aire que respiramos, y, mientras podamos, regalémosle unos segundos de vida a un moribundo, haciéndolo sentir bien para que parta tranquilo al otro lado. Arrebatarle un segundo a la vida vale más que cualquier riqueza material.
- La vida como un tesoro preciado y efímero: La vida, por ser tan frágil y breve, se convierte en un tesoro invaluable. Cada instante debe ser apreciado y en la rutina, muchas veces olvidamos la importancia de valorar el "aquí y ahora".
- La muerte como parte del ciclo natural: Desde una perspectiva espiritual o filosófica, la muerte es parte del ciclo natural de la existencia. Al ver la muerte como "amiga", como decía San Francisco de Asís, la idea de la muerte repentina no sería tanto un final abrupto sino una transición a otra fase.
- La trascendencia de los últimos momentos: Tiene un valor inmenso acompañar a las personas en sus últimos momentos de vida, dándoles paz y tranquilidad. La frase de la Madre Teresa de Calcuta sobre el "último aliento" como más valioso que cualquier riqueza significa un punto de apoyo para hablar de la compasión y el valor del acompañamiento.
- El misterio y la imposibilidad de control: Morir de repente también implica que, aunque planifiquemos y controlemos muchos aspectos de nuestra vida, el destino o la muerte es algo que queda fuera de nuestro control. Nos lleva a reflexionar sobre cómo, al ser conscientes de esta incertidumbre, la vida se vuelve un regalo que debemos aprovechar al máximo.
- La conexión entre vida y muerte en diversas culturas: En diferentes culturas interpretan la muerte no solo como el final, sino como un nuevo comienzo o como un momento de transformación. Esto enriquece la visión de la muerte, haciendo que un "paso al otro lado" no sea necesariamente un evento negativo.
- La solidaridad y el significado del último aliento: Finalmente, el poder de un gesto humano hacia alguien que está muriendo, como sostenerle la mano, tranquilizarle, o simplemente acompañarle en ese tránsito. Es un acto de amor y respeto hacia la vida de otro, y representa que un solo segundo puede hacer la diferencia en la vida y muerte.
- Dolor por la pérdida inesperada: Morir joven, lleno de vida y con planes aún por cumplir, genera un dolor particularmente profundo porque representa sueños truncados y promesas que nunca se realizarán. La comunidad suele expresar este dolor en términos locales o frases que, aunque con un tono coloquial, reflejan el impacto de la pérdida. Estos términos también ayudan a canalizar el sufrimiento compartido de manera cultural.
- Expresiones regionales y cultura popular: Cada región tiene sus propias formas de procesar el duelo, y los términos como “Paj-Pru”, “Yeyo Fulminante”, “Sin más aquí y sin más allá” o “Peló el Burro” son ejemplos de cómo las culturas encuentran un lenguaje único y cercano para hablar de lo inesperado. Estas expresiones aportan un sentido de pertenencia y familiaridad que puede ayudar a enfrentar la tristeza.
- La muerte en el lenguaje cotidiano: La muerte en las expresiones populares tiende a suavizar el golpe de una manera indirecta, usando el humor o la metáfora. Esto permite a las personas expresar un suceso tan trágico de una manera más digerible, y es algo que se observa en muchas culturas. Estas frases coloquiales no solo aluden a la muerte sino también al concepto de transición, como si la partida fuera un cambio de lugar o estado, y no un final absoluto.
- Diferencia entre la muerte natural y la muerte repentina: El duelo por la muerte de alguien joven difiere profundamente del de una persona mayor porque la muerte repentina rompe con la expectativa natural de vivir una vida completa. Sin embargo, las expresiones populares ayudan a darle sentido a lo incomprensible y a procesar la idea de una vida interrumpida de golpe.
- El sentido de comunidad en el dolor: Estas expresiones populares pueden reflejar un intento de la comunidad por hacer la muerte más comprensible, menos temible, y un recordatorio de que la vida es frágil. Los términos locales pueden unir a las personas, haciéndoles sentir que el dolor es compartido y que la pérdida es una experiencia que todos pueden entender en cierto nivel. Como por ejemplo “Se fue mi compadre” o “Viajó primero”.
- La muerte como un viaje compartido: Al decir “Viajó primero”, se implica que todos, en algún momento, haremos el mismo viaje. Es una forma de confortar a quienes se quedan, recordándoles que la separación es temporal y que se reencontrarán al “final del camino”. Esta expresión conecta con la idea de que la muerte no es un fin absoluto, sino una transición a otro estado de la existencia.
- La cercanía en la expresión “Se fue mi compadre”: En comunidades donde las relaciones son cercanas y casi familiares, decir “Se fue mi compadre” no solo expresa la partida de alguien querido, sino también el sentido de pérdida personal y comunitaria. Es un recordatorio de la conexión humana que nos une y del rol de la persona en la vida de quienes la rodeaban, dándole una dimensión emocional al duelo.
- Humor y eufemismos para aliviar el dolor: Estas expresiones funcionan como eufemismos para suavizar el impacto de la pérdida. Transformar la muerte en un “viaje” o en “irse primero” introduce un toque de humor o ligereza que ayuda a mitigar la tristeza, especialmente en nuestras culturas donde el sentido de comunidad se manifiesta en celebraciones y rituales que hacen más llevadera la partida.
- La cultura popular como forma de aceptación: Expresiones como estas ayudan a la comunidad a encontrar palabras para lo inexplicable. En lugar de ver la muerte como algo trágico e incomprensible, estas frases la presentan como un evento natural y comprensible, casi inevitable, ayudando a aceptar la realidad de la muerte de una manera colectiva.
Luis Carlos Guerra Ávila
Sobre el autor

Luis Carlos Guerra Ávila
Magiriaimo Literario
Luis Carlos "El tachi" Guerra Avila nació en Codazzi, Cesar, un 09-04-62. Escritor, compositor y poeta. Entre sus obras tiene dos producciones musicales: "Auténtico", comercial, y "Misa vallenata", cristiana. Un poemario: "Nadie sabe que soy poeta". Varios ensayos y crónicas: "Origen de la música de acordeón”, “El ultimo juglar”, y análisis literarios de Juancho Polo Valencia, Doña Petra, Hijo de José Camilo, Hígado encebollado, entre otros. Actualmente se dedica a defender el río Magiriamo en Codazzi, como presidente de la Fundación Somos Codazzi y reside en Valledupar (Cesar).
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Existe también la creencia en la reencarnación, quienes conocemos del tema, hacemos del momento de partir como algo emocionante ya que estamos seguros que vamos a volver y tenemos claros que si no evolucionamos espiritua lmente en esta vida, nos toca volver al mismo grado hasta pasar las materias y entonces si poder pasar a la siguiente dimensión en la que no haya sufrimiento
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