Opinión
Aguachica, una ciudad con múltiples cualidades, pero estigmatizada

Aguachica es considerada la segunda ciudad del Cesar, gracias a su posición geográfica se ha constituido como el epicentro económico, comercial, cultural y social del sur del Cesar, sur de Bolívar y los Santanderes.
La ciudad cuenta con un inmenso potencial y una gran riqueza natural (bosque del aguil, quebrabas buturama y norean, cerro de la cruz y parque potosí entre otros atractivos) que la pueden catapultar como destino turístico y ecológico, lo que le permitiría dinamizar, diversificar y potenciar su economía.
Aguachica, gracias al Rio grande de la Magdalena, a la ruta del Sol y al aeropuerto Hacaritama, garantiza su fácil acceso y comunicación con el resto del país haciéndola atractiva y accesible.
Sumado a ello, cuenta con una diversidad de instituciones educativas que le permite brindar una educación idónea y de calidad, así mismo, tiene una infraestructura hospitalaria a través de la articulación del sector público y privado que busca brindar un servicio de salud eficiente, oportuno y humano a quien lo requiera.
La ciudad cuenta con una gran diversidad cultural, de costumbres y tradiciones que representan los diversos asentamientos humanos que se congregaron en esta bella población, pero sobre todo Aguachica cuenta con un elemento humano pujante, amable, solidario, trabajador, honesto, que siempre está en la búsqueda de su bienestar, mejores condiciones de vida, el progreso y desarrollo de su municipio.
Como toda comunidad, Aguachica tiene sus problemas, pero se trabaja y gestiona en su solución y transformación, pare ello, se vela por el mejoramiento, ampliación y optimización del servicio de acueducto y alcantarillado, la recuperación de la malla vial, mejoramiento de las instalaciones deportivas, acceso a programas de vivienda, oportunidad laboral y de emprendimiento para su gente, que le permitan convertirla en una ciudad más competitiva, atractiva y moderna.
Pero, a pesar de todas las cualidades y fortaleza con que cuenta la población, desafortunadamente la inseguridad y el orden publico han hecho mella en la imagen de la ciudad; ante una lamentable, dolorosa, atroz, repudiable y aberrante masacre ocurrida en el mes de diciembre; la ciudad ha quedado satanizada, estigmatizada, ultrajada y maltratada.
La dignidad, honra y buen nombre de sus habitantes han sido pisoteados, con afirmaciones de la peor calaña, convirtiéndola en una ciudad invivible, zona roja, y peligrosa, olvidándose que la inseguridad y violencia son males que se han apoderado y azotado gran parte del país, enlutando, llenando de tristeza y dolor a muchas familias en el seno de nuestra sociedad.
Aguachica como gran parte del territorio, requiere de una transformación, que garantice convertirla en una ciudad segura, protectora de derechos y pacífica que brinde bienestar, oportunidades y mejores condiciones a su gente y visitantes, pero se requiere del aporte, colaboración y apoyo de los gobiernos departamental y nacional, que permitan más pie de fuerza publica, inversiones en tecnología, elementos, herramientas y sistemas que garanticen la seguridad y convivencia pacífica de sus habitantes.
Es fácil criticar y mancillar la imagen de una ciudad y de su gente, porque nos acostumbramos a "ver la paja en el ojo ajeno, y no en la viga del propio", pero Aguachica es belleza natural, cultura, amor, oportunidades y calidez humana, te invitamos a visitarla, a que la conozcas y disfrutes, para que te enamores de ella, despejes las dudas y desvirtúes las falacias y malos comentarios que han inventado sobre ella.
Diógenes Armando Pino Sanjur
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Sanjur
Tamalamequeando
Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.
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