Opinión
Las reformas y las élites del poder

En los años 90, ejerciendo como especialista de la Medicina, me emocionó la creación de una Ley que en esencia pretendía cubrir a la población colombiana y no a unos cuantos privilegiados que en perversa minoría tenían acceso a la salud cobijados con el flamante carné del Instituto de Seguros Sociales ISS, yo entre ellos. La ley fue promocionada con el eslogan “Año 2000 Salud para Todos”. En ese entonces en el gobierno de César Gaviria, un oscuro personaje Álvaro Uribe Vélez, de quien apenas tenía noticias, forjaba ese sueño atractivo; un subalterno suyo Eduardo Alvarado Santander en el Ministerio de Salud, quien luego fue alcalde de Pasto, fue uno de los artífices de esa Ley. Para el año 2000, la ley era letra agonizante, pues aparte de que casi toda la población colombiana tenía carné de salud con las categorías de “contributivo” y “subsidiado” apenas sí servía para que al menos no le negaran una atención de Primeros Auxilios en un hospital o centro de salud. Esa pues, era la novedad, pero el efecto, la salud distó de ser una realidad y la sorpresa que ya no lo es en este país de ladrones, es que el modelo de salud copiado de los chilenos abrió un apetito desmesurado para que las grandes élites del poder económico vieran un filón donde los dineros destinados a la salud fueron desviados a propósitos privados, perversos y criminales. El ejemplo de Salud Coop, con la creación de clínicas privadas utilizando dineros públicos, de los contribuyentes y del Estado; campos de golf, Resorts y otras acciones delictivas que con el paso del tiempo se han agravado sin que se haya puesto freno a ese desastroso desangre.
¿Qué estamos viendo hoy en el año 2025? Yo soy un médico jubilado, dolido por la forma como han tratado a nuestros colegas en todo el país, llevando nuestra profesión a un escenario mendicante, abogando por el pago de salarios de hasta seis meses de atraso, mientras le exigen apegarse al juramento hipocrático, así con minúsculas y sin el más mínimo respeto, en tanto los hampones se siguen lucrando con los dineros de la salud. Han desfilado gobernantes, ministros de salud, gerentes de todas las Calañas y el remedio no pasa de cínicas tomas de conductas para solucionar esos gigantes problemas que luego olvidan. Hoy se estremecen impúdicamente ante las colas de pacientes para intentar recibir un medicamento y se rasgan las vestiduras cuando sus conciencias se acorazaron en la desidia mientras gobernaron, todo esto con la connivencia de los medios de comunicación aupados en la mentira y la desinformación como sí el mal hubiera aparecido con este actual gobierno. En efecto, esta situación no es nueva, pero quieren hacernos creer que esto ocurre a partir de 2.022. Vaya descaro.
Alejandro Gaviria es el prototipo del descaro, no solo hizo nada durante sus acciones como gobernante o a cargo de ministerios, ahora funge como el dueño de la verdad y pontifica sin vergüenza sobre cómo rescatar la salud de la crisis en la que se encuentra actualmente y evadiendo debates en donde por supuesto va a salir mal librado. Se ve la mano negra de quienes no quieren perder sus privilegios. Ahora se suma un nuevo escándalo con los Gestores Farmacéuticos como Audifarma y el recurso de esconder medicamentos vitales como las insulinas con el objeto de desprestigiar al gobierno y presentar un escenario contrario al debate de la Reforma a la Salud que debería darse por estos días. Los medios de comunicación sacan a relucir las largas colas de pacientes esperando por un medicamento que no llega, mencionan un desabastecimiento que no existe, y claman por dineros que el gobierno les niega, cuando la verdad parece ser otra. Y la Fiscalía ¿por qué tarda en reaccionar? Negar un medicamento a un paciente es criminal y debería investigarse a fondo para acabar con las noticias sensacionalistas y conocer la verdad de todo este entramado.
La reforma a la Salud apunta justamente a acabar con la intermediación que tanto mal le ha hecho al pueblo. Pero, ahí está el detalle como diría Cantinflas tan de mis afectos, ese es el filón de dinero que se niegan los poderosos a perderlo. Los Vargas Lleras se resisten a perderlo y apelan a su “buen nombre”, a la tutela, a la demanda, a la mentira para no perder semejante tajada. La Reforma a la Salud, por supuesto es más que eso, es por fin lograr hacer llegar la atención de salud y la prevención a todos los rincones del país. Hoy eso es una utopía y la salud para todos no existe.
De otro lado el asombro muestra facetas inverosímiles en este país sin memoria. Reforma Laboral. Tras el hundimiento de la Reforma en el Senado por ocho senadores depositarios de los intereses de gremios económicos poderosos como Fenalco y de los que ostentan el poder económico del país, muy equivocados pues han ido contra el bienestar del pueblo y la propuesta del gobierno de sacarla adelante a través de la Consulta, apoyado en la Constitución donde se lee que el pueblo es soberano y los congresistas se deben a él; ver a Uribe Vélez, quien hoy afronta un juicio por fraude procesal en calidad de imputado, haciendo campaña por el No a la Consulta por dicha Reforma, es demasiado descarado. Uribe quien cercenó el escaso privilegio de la clase trabajadora con el cuento de que las horas extras no debían ser, el que eliminó la mesada 14, y ahora pretende acceder al favor de ese pueblo sufrido para oponerse a un gobierno cuyo pecado es mirar al pobre. Dirán que eso es odio por un presidente, que es estrategia política, pero la cruda realidad es que como una maldita costumbre ellos odian al pueblo y privilegian el poder para los ricos.
Colombia es hoy en día el segundo país más desigual de América Latina y eso no es gratuito, eso no viene del 2022, eso viene de 200 años atrás, y hoy vemos a los lobos disfrazados de ovejas intentando engañar al pobre pueblo, lamentablemente sumido en la ignorancia y el fanatismo, con tal de seguir dominando sus mentes mientras ellos permanecen en la cima de la riqueza ominosa y esclavizante.
Se avecinan elecciones para Congreso y en un poco más de un año para Presidente, las campañas ya iniciaron, de nuevo se verán las plazas con promesas y engaños y el intento “salvar el país” por parte de quienes lo tienen postrado será el arma con la cual pretenderán conquistar votos incautos. Me pregunto ¿seremos tan desmemoriados como para volver a caer en sus garras?
Edgar Arcos Palma
Sobre el autor

Edgar Arcos Palma
El Catabre
Escritor nacido en Pasto (Nariño). Autor de las novelas “Yaguargo” (2021) y “Escalera al vacío” (2023). Médico de la Universidad Nacional de Colombia (Bogotá) y endocrinólogo de la Universidad René Descartes (París, Francia). Es miembro del comité editorial de la revista Estafeta. Publica sus cuentos en la revista Estafeta y PanoramaCultural.com.co.
2 Comentarios
Completamente de acuerdo, Excelente artículo
Felicidades por esta excelente reseña. Es una lectura muy interesante! Confirmo!!!
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