Opinión
Adictos y detractores del Festival Vallenato

Uno de los tantos adagios bonitos de la región es aquel que dice: “Quien se baña en el río Guatapurí, se queda en Valledupar”; pero también podríamos acuñar otro, así: “Quien asiste a un Festival Vallenato, vuelve porque vuelve”. Y es que, definitivamente, la fiesta de los acordeones, las cajas y guacharacas es completamente adictiva, pero es bien curioso que, en muchos casos, quienes ya tienen arraigada la adicción, son los mismos detractores, tal vez porque también aplican otro aforismo que reza: “Porque te quiero, te aporreo”.
De las tantas cosas bonitas y anecdóticas que pasan en el Festival, está aquella recurrente del aprendiz de turista, que ahorra con su pareja una importante suma de dinero para ir a Valledupar al Festival, termina gastándose el doble y comprometiendo ingresos futuros, pero el año siguiente de seguro lo tenemos nuevamente en el 'Valle'.
Son muchos los participantes, en la mayoría de los concursos, que tan pronto quedan eliminados, salen hablando pestes de los organizadores y del jurado; algunos se atreven a decirlo en medios de comunicación o en sus redes sociales, e inclusive, hasta anuncian que jamás se volverán a presentar. Hay quienes la rabia les dura unos años, otros se hacen los locos y se inscriben el año siguiente.
Los simplemente adictos, siempre le encuentran una razón de ser a todo, justifican que un almuerzo o una carrera de taxi valga el doble en temporada de Festival, cuando el rey es un joven y le pone a su participación innovación y estilo propio, afirman que eso es lo que requiere el vallenato, pero sí el rey toca el vallenato clásico y no se sale de los cánones, entonces también se lo merecía porque está cumpliendo los parámetros para la preservación de nuestro patrimonio cultural. En fin, el adicto al Festival celebra y se goza todo lo que pase en Valledupar, lo que decida y haga la Fundación organizadora.
También hay unos detractores a ultranza, estos le echan la culpa a la Fundación de todo lo bueno o malo que pase en Valledupar: que la cerveza está cara, que este año no se puede caminar en la plaza por la cantidad de gente, que los concursos se hacen en lugares muy distantes, que el jurado no es idóneo, que el ganador debería ser este y no aquel, que los precios de las entradas a los eventos son muy costosos, que la temperatura está muy fuerte, que porqué llueve en esta época todos los años, mejor dicho, reniegan de casi todo.
Y aquellos que son adictos y detractores al tiempo, juran ante la biblia que no vuelven, y los veremos el próximo año disfrutando, criticando y protestando.
Colofón 1: En el Festival de la Leyenda Vallenata hay un concurso en el que se hace preselección no presencial, y es el de canciones inéditas, ya es hora que se adopte este formato o se endurezcan los requisitos de inscripción para otras modalidades, como la competencia de acordeoneros profesionales. Sabemos que muchos participantes no dan la talla para pertenecer a esta categoría, sin embargo, lo hacen con el sólo propósito de vanagloriarse diciendo que son profesionales.
Colofón 2: Loas y aplausos para Iván Zuleta por darle un nuevo aire a la
corona de Rey Vallenato, esos anuncios de donar el premio a una fundación de habitantes de calle, y de mediar para conseguir y donar 50 acordeones a niños músicos de escasos recursos, son un indicador y un ejemplo de lo que debería hacer un rey vallenato. Ojalá esto sea el abrebocas de lo que esperábamos como comportamiento del nuevo Embajador del Folclor Vallenato.
Jorge Nain Ruiz Ditta
Sobre el autor

Jorge Nain Ruiz
Vallenateando
Jorge Nain Ruíz. Abogado. Especializado en derecho Administrativo, enamorado del folclor Vallenato, cantautor del mismo. Esta columna busca acercarnos a una visión didáctica sobre la cultura, el folclore y especialmente la música vallenata. Ponemos un granito de arena para que la música más hermosa del mundo pueda ser analizada, estudiada y comprendida.
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