Opinión
La partida de José Mujica

A tan solo una semana de cumplir los 90 años de edad, la república de Uruguay junto con América Latina, vio partir a uno de los grandes facilitadores de las transformaciones sociales del continente.
José Alberto Mujica Cordano, más conocido como Pepe Mujica, fue un dirigente político uruguayo que en los años sesenta hizo parte al Movimiento guerrillero de Liberación Nacional, Tupamaros, quien enfrentó los años oscuros de la dictadura en su país para luego convertirse en uno de los más grandes exponentes de la justicia social. Ese mismo que, mediante el ejercicio de la austeridad, le demostró al mundo que es posible dirigir los designios de la sociedad sin la utilización de la violencia, y muy lejos del poder enfermizo de la política que caracteriza a las elites gobernantes de nuestro continente.
José Mujica, quien logró convertirse en presidente de Uruguay –un pequeño país de Suramérica que, gracias a su legado, se yergue como una de las naciones referentes por su desarrollo social–, es el más claro ejemplo que no se requiere vastos territorios ni riqueza cuando se ama con el corazón al pueblo, para lograr los objetivos que nos trazamos a la hora de hablar de la lucha de clases.
Hoy, el gran Pepe Mujica se despidió de su natal Uruguay, dejando un vacío en todos aquellos que anhelamos cambios verdaderos en la construcción de un nuevo paradigma no sólo en América Latina, sino en todo el mundo.
Pepe Mujica continuará viviendo en los recuerdos de los campesinos, aquellos que tienen como último deseo continuar arando desde los lomos de un viejo tractor. Pepe quedará en nuestras memorias como el polifacético anciano, que despreció los lujos que el mundo de las banalidades ofrece, y se dedicó a dar consejos a quienes lo visitaban en su incansable lucha por alcanzar las transformaciones que la humanidad necesita. Aunque nos duele su partida, es un triste adiós en medio de este océano de silencio que deja el abandono de su cuerpo físico, para hacer parte de una gran corte celestial que brillará en el cosmos, a donde dirigiremos las plegarias para que cambie el rumbo de las cosas que tanto atormentan a la gran patria latina.
Ojalá quienes visitaron a Mujica no sólo hayan guardado sus sabios consejos, sino que sus palabras los conmuevan y les ayuden a trabajar por el bienestar de sus pueblos.
Hoy, el escarabajo Wolkswagen Beetle, modelo 87 extrañará a su entrañable compañero, ese que le guardó fidelidad hasta en sus últimos minutos, el mismo que no se dejó deslumbrar por los millones que le ofreció en su momento un jeque. Pepe Mujica es el símbolo de los humildes, es el camino que nos invita a que la grandeza de los hombres no reside en el poder, el que resistió a la dictadura, el hombre recto que guardó con decoro su pulcritud moral, el que no se dejó dominar por la codicia, y el viejo que nos enseñó con el ejemplo que la vida se vive a plenitud cuando se gobierna con la rectitud que le hace falta a nuestros gobernantes en Colombia.
Hoy, toda América despide a Mujica, quien junto al papa Francisco marcó la senda de la humildad, reposa como un sello en lo profundo de nuestras almas.
Adiós, compañero Pepe Mujica.
Nerio Luis Mejía
Sobre el autor

Nerio Luis Mejía
Pensamientos y Letras
Nerio Luis Mejía es un líder comunal, defensor de los Derechos Humanos, quien ha realizado de manera empírica un trabajo de investigación acerca de las causas que han propiciado -y siguen alimentando- el conflicto armado y social colombiano. Mediante sus escritos, contextualiza las realidades territoriales.
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