Opinión
Fuego al interior del gobierno

El gobierno de Gustavo Petro, sin lugar a dudas, lo recordaremos como el más polémico que hayamos tenido a lo largo de nuestra historia republicana. Lo que inició como un proyecto de reivindicación en la eterna lucha de clases, terminó en el mayor despelote en el que se enfrentaron los poderes públicos, y la amenaza constante del ejecutivo de sacar al pueblo a las calles.
Sería normal en democracia calcular los ataques de una oposición que controle los excesos de un gobierno que quisiera cambiar el modelo político y económico en una nación tan desigual como Colombia. Pero lo que es casi imposible de imaginar es que los mayores escándalos que han sacudido al gobierno provengan desde adentro, es decir que, en medio de las improvisaciones a la hora de escoger a sus funcionarios, Petro tuvo el infortunio de encontrar los más desleales escuderos, que una vez despedidos comenzaron a atacar al gobierno del que una vez hicieron parte.
Se puede considerar que la oposición al gobierno Petro no ha provenido de los partidos y movimientos que se muestran en desacuerdo con las políticas del presidente. Todo lo contrario: pareciera que el actual gobierno contara con una oposición ciega, muda y además torpe, que se alimenta de exfuncionarios resentidos que escupen fuego y de las pésimas relaciones existentes al interior de palacio.
A pesar de que Gustavo Petro aún llene plazas públicas, no se puede negar que los escándalos alrededor de su administración han llevado a la pérdida de respaldo popular al actual gobierno. Los colombianos son un pueblo que, en materia política, evoluciona a la velocidad del momento, retroalimentados por un panorama en el vecindario que les permite mirarse en el espejo de al lado, y concluir que quizás existan gobiernos que amen a los pobres, pero con el temor de entender que hay amores que matan.
Al fin y al cabo, la política seguirá siendo la misma, es decir el mismo payaso con diferentes pelucas, la mermelada será quien determinará las reglas que no casi siempre favorecen al pueblo, pero sí robustecen los bolsillos de congresistas y la cadena parasitaria de quienes dependen del poder público. El cambio y las renuncias constantes de ministros y demás altos cargos en el actual gobierno, son el combustible perfecto para que se mantenga vivo el fuego interno que calcina al gobierno de Gustavo Petro.
Escándalos tras escándalos, aquí poco o nada importan las reformas sociales. Lo que sí despierta el interés son las elecciones que se aproximan. Pero en este juego de ajedrez político, serán los peones que definan la partida. El trabajador de a pie, sólo se le tiene en cuenta el día que tiene que acercarse a las urnas para depositar su voto con el que hará millonarios a viejos, y a los nuevos delfines, en el oceánico mundo parasitario de la política en nuestro país.
Por el momento las redes de información se mantendrán ocupadas con nombres tan familiares como Álvaro Leyva Durán, Alejandro Gaviria, Gustavo Bolívar, y Angela María Buitrago, que, después de ser escuderos del gobierno de Gustavo Petro, pasaron a la ofensiva, como la mejor manera de recrear el caballo de troya, esta vez no al servicio de los “aqueos”, sino de los saqueos de la política tradicional que tanto ha desangrado a los colombianos, y que sale bien fortalecida con el fuego desde adentro en el gobierno Petro.
Nerio Luis Mejía
Sobre el autor

Nerio Luis Mejía
Pensamientos y Letras
Nerio Luis Mejía es un líder comunal, defensor de los Derechos Humanos, quien ha realizado de manera empírica un trabajo de investigación acerca de las causas que han propiciado -y siguen alimentando- el conflicto armado y social colombiano. Mediante sus escritos, contextualiza las realidades territoriales.
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