Opinión
El presidente y los médicos

La desafortunada arremetida de Petro contra los médicos, ocurrida el 21 de junio de 2025 durante un discurso en Medellín, constituye una de las torpezas políticas más sorprendentes en un dirigente tan experimentado como él. Solo puede entenderse desde su ética unilateral, esa visión maniquea que divide al mundo en dos bandos irreconciliables: los malos y los revolucionarios. Estos últimos no solo encarnan la bondad, sino que se presentan como los virtuosos y los ejemplares. Petro proyecta esa dicotomía simplista a todos los ámbitos de la vida: capitalistas contra proletariado, explotadores contra explotados, burguesía contra pueblo, ejército contra guerrilla, médicos contra pacientes, y así sucesivamente.
Esta forma de percibir el mundo es ampliamente reconocida por la academia. En 1937, José Ortega y Gasset la denominó hemiplejía moral. Describe a quienes, al identificarse con la derecha o la izquierda, son incapaces de pensar más allá de su ideología, de manera similar a cómo una persona con hemiplejía sufre parálisis en la mitad de su cuerpo. Pero Ortega y Gasset no la consideraba solo una limitación del pensamiento, sino un problema filosófico más profundo. Sostenía que el ser humano no debe interpretar su vida y sus actos únicamente desde la óptica política, sino desde la perspectiva filosófica, que es la verdaderamente innata en la humanidad.
Pero aquí hay algo más que simple hemiplejía moral: el maltrato a los médicos y, en general, a los científicos, es casi una tradición dentro del pensamiento marxista. Tal vez el caso más emblemático sea el llamado “Complot de los Médicos” (1952-1953), ocurrido en la Rusia de Stalin. Se trató de una supuesta conspiración en la que varios médicos, en su mayoría judíos, habrían estado planeando asesinar a altos dirigentes soviéticos, ya fuera envenenándolos o brindándoles atención médica negligente. Algunos médicos fueron encarcelados, torturados o ejecutados. La consecuencia fue una grave crisis sanitaria: se sembró la desconfianza hacia los médicos y muchos temieron ejercer su profesión.
Tras la muerte de Stalin, en 1953, el caso fue desmontado y los acusados, exonerados. Se reveló que todo había sido una farsa cuidadosamente fabricada. Pero la historia dejó lecciones importantes: Stalin recurría a este tipo de purgas no solo para eliminar a potenciales opositores, sino para mantener vivo un clima de miedo y sumisión.
El desprestigio de los “expertos” no es un error, sino parte integral de la estrategia. Los médicos, como miembros de la élite técnica y científica, representan un sector que la izquierda ve como proclive a la “traición burguesa” si no se subordinan por completo al poder político. El ataque político a los profesionales de la salud suele tener propósitos muy concretos: desviar la atención de los problemas estructurales del sistema, silenciar las críticas que provienen de voces técnicas o científicas, fabricar enemigos internos y movilizar a las masas contra un “chivo expiatorio”.
Atacar al gremio médico no es una simple anécdota política, es un síntoma de autoritarismo y de desprecio por el conocimiento. Los populismos autoritarios, de izquierda o de derecha, tienden a arremeter contra los “expertos” cuando sus diagnósticos técnicos contradicen los discursos oficiales. Científicos, académicos y médicos pasan a ser vistos como un estorbo si su conocimiento no se alinea con los intereses propagandísticos del régimen.
La salud pública se sostiene sobre la confianza en los profesionales, no sobre su estigmatización. Desacreditar a los médicos tiene consecuencias concretas: si la población desconfía de sus médicos por efecto de los mensajes oficiales, se deteriora la relación médico-paciente, se debilita la capacidad de respuesta ante emergencias sanitarias y se profundiza el caos institucional.
Amador Ovalle
Sobre el autor

Amador Ovalle
Líneas de fuga
Nacido en San Diego, Cesar (1963), es médico y escritor. Ejerce la medicina en Bogotá, mientras cultiva la literatura. Ganador del concurso de cuento de ciencia ficción “Isaac Asimov” (1996). En 2024, publicó Entre fronteras, finalista en el Primer Premio Internacional de Novela Inédita Palabra Herida.
6 Comentarios
Felicidades ????
Amplio contexto para entender una ideología maquiavelica..nada en este gobierno es improvisado, por el contrario tiene un fin preciso Gracias a quienes tienen la capacidad de discernir sin apasionamiento
Comparto casi la totalidad del planteamiento de nuestro apreciable Galeno Amador Ovalle. Únicamente me aparto de la visión, en el sentido general de que "el marxismo" es el sindicado del mal, cuando Amador tal vez se refiere al stalinismo, que son líneas de pensamiento diferentes. En todo caso, lo concreto es que petro es decididamente divisionista y "medio" torpe en casi todas sus salidas exhibicionistas
Así es … se repite la historia y los nuevos copian ..
Divide y reinarás; cuando la panadería el sector salud sus actores en primera línea "Heroes". Hoy.....?
1)- RENACER SOCIAL ¡En qué momento se esfumó la vergüenza, en pos de cuál laberinto de la veleidad humana se extravió, y en dónde yace el pudor de la madre lactante, que recatadamente cubre con el chal sus pechos henchidos para no despertar el instinto mamario, que lujurioso tiñe de rubor el rostro del atorrante social! ¡Nuestra nacionalidad, no solo colombiana sino continental es única en el. universo, exuberante en génesis y esencia, en carácter y espíritu, en color y forma, en inventiva y estoicismo, como una etnia multifacética y pluricultural que ha sido y continúa siendo esclavizada por un sistema corpocrático violento y deshumanizado, que se aleja de forma veleidosa de su responsabilidad social, y, que en consecuencia, tiene que ser imperativamente reformado! Tal vez nunca ha existido y como dirán los más avispados o vivarachos: la vergüenza es para los más.......; como quiera argumentarse, es un imperativo moral recuperar los valores perdidos y sacar del anquilosamiento cívico y cultural a nuestros pueblos, en razón que necesitamos de hombres extraordinarios que fragmenten los corrales-presidio que no permiten la liberación del discernimiento, por el constreñimiento permanente de las llamadas izquierdas, o derechas, que subyugan la humildad mental, en tanto que nos encontramos en un punto de inflexión bastante frágil, y sobre el cual nuestras naciones deben tomar determinaciones radicales para el futuro de nuestras generaciones, acordes con el desarrollo del mundo moderno. Las sociedades actuales llegaron a la sima de la descomposición social, y esta realidad nos debe forzar a corregir el rumbo de nuestras naciones, que imperativamente deben extinguir el secreto contubernio del gobierno de los felones y apátridas sociales. No más tímidas explicaciones de fantasía antropológica o genética para justificar la corrupción y la voracidad política de nuestros pueblos, inclinación que no debe clasificarse dentro del instinto natural, por cuanto que contradice profundamente el instinto racional de legalidad, que se fragmenta ante la abundancia, el despilfarro, la connivencia social y la benignidad legal. Tomado de mi Doctrina Política Reflexiva. Respetuosamente: Edgar Vélez Duque
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