Opinión

Madre, hija, Espíritu Santo: trinidad terrenal, un canto de resistencia y luz

Yarime Lobo Baute

04/08/2025 - 06:40

 

Madre, hija, Espíritu Santo: trinidad terrenal, un canto de resistencia y luz
Obra de la artista Yarime Lobo Baute

 

En mi rincón de creación, “Madre, hija, Espíritu Santo: Trinidad Terrenal, un canto de resistencia y luz” surge como un susurro del alma, plasmado sobre papel acuarela de 25 x 35 cm, tejido con acuarelas, acrílicos y vinilos.

Esta obra, profundamente entrelazada con las historias crudas y esperanzadoras del libro “Concentración de tierras en Colombia” (una radiografía rural), lleva en su núcleo el pulso vibrante de lo sagrado y lo terrenal, un himno visual que trasciende lo material para abrazar lo simbólico y lo colectivo.

Inspirada por los ritmos de mi tierra caribeña —la puya, el son, el paseo y el merengue—, cada trazo y color se convierten en un eco de mi sentipensar, un diálogo entre tradición y resistencia.

La superficie se despliega como un campo de colores vivos y formas en armonía: rosas profundos que evocan la pasión de la madre, verdes vibrantes que respiran la fertilidad del Caribe, azules celestiales que alzan el espíritu y dorados radiantes que sugieren luz divina. En este lienzo, dibujo tres figuras entrelazadas, una Trinidad femenina que reinterpreta lo sagrado: la madre, la hija y un espíritu que danza entre ellas, uniendo lo humano con lo trascendental. Las acuarelas fluyen como ríos que atraviesan mi tierra, aportando una fluidez etérea que suaviza los contornos, mientras los acrílicos y vinilos trazan líneas definidas y texturas que dan vida a rostros, manos y ojos que emergen como si bendijeran o pintaran el espacio.

Los motivos florales, con sus pétalos y curvas, susurran la riqueza de la tierra caribeña, un recordatorio de su fertilidad amenazada. Las hojas verdes y los patrones geométricos se entrelazan con círculos y espirales, creando un halo de luz sugerido por tonos dorados que conectan lo divino con lo cotidiano.

Esta composición no es solo un ejercicio estético; es un mapa vivo, una cartografía de la memoria que refleja las luchas de las comunidades que resisten la expropiación y reclaman su legado. Los vinilos, con su contraste moderno, dialogan con las acuarelas tradicionales, simbolizando la hibridación cultural que late en mi obra, un puente entre el pasado y el presente.

“Madre, hija, Espíritu Santo” es más que una pieza religiosa; es un acto de resistencia espiritual. El título evoca la Trinidad cristiana, pero lo reinterpreto a través de una tríada femenina que encarna fuerza y resiliencia. La madre representa la tierra nutriente, la hija su continuidad, y el Espíritu Santo un aliento colectivo que trasciende, un espíritu que vive en las gentes y sus historias.

En el contexto del libro “Concentración de tierras en Colombia”, esta obra se convierte en un testimonio poético de las tierras profanadas, un llamado a honrar las conexiones que nos sostienen frente a la adversidad. Las figuras, entrelazadas en un abrazo o una danza, simbolizan la unión de las comunidades que protegen su identidad, mientras los detalles —círculos concéntricos, líneas zigzag y texturas mixtas— crean una densidad que invita a explorar más allá de lo visible.

Cada elemento tiene un propósito.

Los rostros, con ojos grandes y expresivos, miran hacia dentro y hacia fuera, como si meditaran y bendijeran al mismo tiempo. Las manos, apenas sugeridas, parecen sostener o tejer el espacio, un gesto de creación y cuidado. Los colores no solo decoran; narran. El rosa profundo habla de amor y sacrificio, el verde de vida y esperanza, el azul de trascendencia y el dorado de un futuro posible. Esta paleta vibrante transforma el papel en un altar donde la tradición se funde con una espiritualidad renovada, un espacio donde lo cotidiano se eleva a lo sagrado.

Desde mi mirada, esta obra desafía las interpretaciones rígidas. No busca imponer una verdad, sino abrir un diálogo. Los patrones florales y las texturas mixtas crean una superficie que respira, un papel de grano fino que invita a sentir, a habitar, a trascender. En su equilibrio fluido y su riqueza de detalles, “Madre, hija, Espíritu Santo” se erige como un poema visual que explora las intersecciones entre lo sagrado y lo social, entre la fe y la lucha. Es un recordatorio de que la santidad no reside solo en los templos, sino en la tierra misma, en las manos que la trabajan, en las voces que la defienden.

Esta creación es mi invocación eterna. Nos convoca a reconocer la fuerza de las conexiones que nos unen, a escuchar el susurro de un espíritu que perdura en la memoria colectiva. En su vibrante superficie, tejo una narrativa que une el arte con las luchas por la identidad y la preservación.

“Madre, hija, Espíritu Santo: Trinidad Terrenal, un Canto de Resistencia y Luz” no solo pide ser mirada; pide ser sentida, habitada, transformada. Es un tributo a mis raíces, a las mujeres que sostienen la vida, a la tierra que nos llama a resistir.

En este papel acuarela, elevo lo cotidiano a lo trascendental, dejando que cada color y cada línea cuenten una historia de luz y esperanza en medio de la sombra.

Yarime Lobo

Sobre el autor

Yarime Lobo Baute

Yarime Lobo Baute

Obras son amores

Soy la que soy: Mujer, Artista desde mi esencia, Arquitecta de profesión, Fotógrafa aficionada, Escritora desde el corazón y Emprendedora por convicción. Una convencida de que la OBRA está más allá de los cementos, son cimientos que se estructuran desde el SER, se traducen en el HACER y traen como consecuencia un mejor TENER.

Las OBRAS son esos AMORES intangibles y tangibles que están por encima de las mil y una razones.

@YarimeLobo

1 Comentarios


Mary Saurith Ribon 05-08-2025 08:35 PM

Las mil y una noche y las mil y una razón!! Así de sencillo por encima de tanto y de todo. Faltó algo infantable: Franciscana por convicción, hija de San Francisco de Asis . Con cimientos de Paz y Bien????????❤️ siempre amante del hermano lobo, protectora de estos bellos seres y de la naturaleza que tanto bienestar nos regala cotidianamente. Gracias Dios por reservar un espacio espiritual en nuestras vidas. ????.

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