Opinión

El placer de leer

Diógenes Armando Pino Ávila

19/09/2025 - 07:10

 

El placer de leer

 

Leer no solo se circunscribe a unir códigos, letras y descifrar palabras en un texto. Leer es penetrar a mundos conocidos y desconocidos, como si abriéramos un portal para viajar en el tiempo, lo que nos permite viajar al pasado o al futuro y regresar al presente con solo leer el texto. La lectura, según los entendidos, fortalece la memoria, desarrolla el lenguaje, potencia el espíritu critico y permite comprender en mejor forma la realidad. Por lo anterior, un pueblo lector es una comunidad con capacidad de reflexión, participación ciudadana y un acendrado sentido de humanidad.

En el papel de “todero” en que la vida me ha llevado de oficio en oficio, de trabajo y empleo, tuve la grata oportunidad de ser promotor de lectura, primero con FundaLectura, luego con la Biblioteca Departamental del Cesar Rafael Carrillo Luque, en un programa llamado Caracolí del Cesar, en talleres de lectura recreativa y escritura creativa que se desarrollaban todos los sábados en la biblioteca municipal de todos los municipios del Cesar. Luego a motu propio realizaba talleres con jóvenes y niños en mi casa y en la biblioteca de mi pueblo.

De ese trajinar me viene a la memoria una anécdota, en el taller que realizaba en casa con una veintena de jóvenes a los que, según su decir, no les gustaba leer. En el primera sesión les dije: levanten la mano los que alguna vez, hayan leído un libro completo. Ninguno levantó la mano. Preocupado por esto, tome la decisión de proponerles una lectura, que no fuera lejana a su entorno, ni a sus raíces y condición costeña. Al día siguiente les facilité una fotocopia de un cuento de Gabo y en cada una de las sesiones siguientes les facilité una fotocopia con un cuento del mismo autor.

En el taller número 13, les volví a preguntar ¿Alguno de ustedes ha leído alguna vez un libro completo? Contestaron que no. Hice una pausa algo prolongada y con gesto histriónico, les pedí que todos levantaran la mano. Luego les dije que aplaudieran a un lector imaginario. Aplaudieron, pero me miraban raro. Cuando manifesté que iba a dar un aplauso a un grupo de lectores por haber terminado su primer libro. Ahora me miraban asombrados. Aplaudí fuertemente y les felicité, diciéndoles que acaban de leer su primer libro completo, tomé de mi escritorio Los Doce cuentos peregrinos de Gabriel García Márquez y al leer la tabla de contenido se dieron cuenta que por fin habían leído un libro. No lo podían creer y terminaron entre algarabía y risas aplaudiéndose entre ellos. En ese momento me sentí alegre, les había volado el cerebro con la lectura, a una veintena de jóvenes de mi pueblo. Creí que era posible implementar en los jóvenes el hábito lector y leer por placer.

A estas alturas, 5 a 8 años después, no sé si siguen leyendo. No se hasta que punto, ni por cuanto tiempo les duró el contagio. Lo que tengo claro, ahora, es que uno de los retos actuales es la enorme apatía de niños, jóvenes y adultos por la lectura, ya que habitamos en un mundo sobre saturado de información y con una concepción de inmediatez en el tiempo y servicio, donde se pretende consumir información en forma rápida, lo que degenera en lectura exprés de textos cortos, resúmenes y síntesis de información donde no se privilegia la profundidad del contenido. Algunos jóvenes piensan que el libro es un objeto obsoleto y prefieren videos o podcast, privándose del placer de una lectura critica que les permita comprender y ampliar el conocimiento preparándolos para la vida.

Es necesario que la escuela, el colegio, pasen de la lectura obligatoria a la lectura por placer. Razón demás para que los promotores, educadores, bibliotecarios, escritores y familias participen en la construcción de una cultura lectora viva, capaz de formar ciudadanos sensibles y críticos.

"Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me voy a la otra habitación a leer un libro" - Groucho Marx

 

Diógenes Armando Pino Ávila

Sobre el autor

Diógenes Armando Pino Ávila

Diógenes Armando Pino Ávila

Caletreando

Diógenes Armando Pino Ávila (San Miguel de las Palmas de Tamalameque, Colombia. 1953). Lic. Comercio y contaduría U. Mariana de Pasto convenio con Universidad San Buenaventura de Medellín. Especialista en Administración del Sistema escolar Universidad de Santander orgullosamente egresado de la Normal Piloto de Bolívar de Cartagena. Publicaciones: La Tambora, Universo mágico (folclor), Agua de tinaja (cuentos), Tamalameque Historia y leyenda (Historia, oralidad y tradición).

@AvilaDiogenes

1 Comentarios


Alejandro 19-09-2025 12:44 PM

Sencillamente muy acertado, real e interesante. Felicitaciones

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