Opinión
Los compositores y el Festival
Los concursantes son el alma del Festival, todos los años, en la última semana del mes de abril, acuden en un ritual de peregrinación al templo sagrado de la música vallenata.
El concurso de mayor complejidad es el de canción inédita, porque la cantidad de canciones inscritas obliga a una etapa de preselección; mientras que en los demás concursos, con el hecho de inscribirse ya los participantes tienen su presentación garantizada.
Los compositores viven todos los años una verdadera odisea que empieza con el proceso de la creación y revisión de la letra, y tienen que disponer de un buen presupuesto para buscar los músicos, ensayar y hacer la grabación; enseguida la inscripción y esperar el listado de la preselección. El asunto de alta adrenalina es el concurso: el autor de la canción, con celular en la mano llamando al cantante o los otros integrantes que faltan; después de la presentación debe entregarles el transporte y los viáticos a todos los músicos. Lo mismo se repite en las siguientes rondas, y si el cantante toma, hay que darle un trago de whisky para afinar la garganta y templar el ánimo.
Es admirable la constancia de muchos compositores que todos los años se preparan con entusiasmo y amor por el Festival. Desde hace tiempo se están presentando Juan De Dios Torres, Alberto Polo Sarmiento, Ramón Duque, Tomas Aquino Campo y el médico Orlando Ruiz. También merece una mención especial, Rafael Uchi Escobar, porque es el juglar urbano: toca el acordeón, compone y canta. Otro compositor y cantante que le da vida al Festival es Octavio Jr. Daza.
Este año viví esa experiencia en el ruedo de los compositores, aunque inicialmente no quería participar, porque he sido jurado de piqueria y a veces de canción inédita, pero no tengo impedimento legal por no ser miembro de la Fundación ni tener familiares en la Directiva. Dos amigos músicos, Luis Carlos Daza Pabón y Yolfreis Ebrat Escobar, hicieron cada uno por separado, arreglos musicales a dos de mis poesías, y me motivaron a inscribirme como autor de la letra y ellos compositores de la música.
Por la calidad y la experiencia de muchos concursantes, mis pretensiones no eran ganar sino participar con un homenaje poético a Gustavo Gutiérrez, y estoy satisfecho porque una de mis canciones “El ángel cantor” fue calificada entre las 15 mejores.
Por otra parte, la gente se queja de la baja calidad de la piqueria. Desde hace un par de años he observado que el jurado establece la modalidad dos por dos. El primer concursante inicia con dos versos, y el segundo canta dos con la intención de darle unidad a la cuarteta y enseguida canta otros dos versos. De ahí en adelante, el concurso da la sensación que es cuatro por cuatro, pero no se aprecia rima ni coherencia.
Mis sugerencias: que se anule ese dos con dos, y se vuelva a la piqueria tradicional: al verso de cuatro palabras y a la décima. Para darle mayor libertad de creación y variedad en los versos, es mejor asignarles un tema a los concursantes, porque con el Pie Forzao el concurso se vuelve monótono y cacofónico.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor
José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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