Opinión
Editorial: Acerca del futuro inminente del río Guatapurí
El día del medio ambiente, el pasado 5 de junio, nos dejó en Valledupar conferencias de un valor apreciable relacionadas con el río Guatapurí. Y es que cuando de ecología se trata, al igual que de folclor y turismo, el río se impone como uno de los emblemas más importantes de la capital del Cesar.
En el documental presentado por el director del PNUD, Gabriel Turriago, en el hotel Sonesta, pudimos constatar el vínculo que existe entre el río y la identidad vallenata, su relación con la idea de bienestar y de equilibrio.
Sin embargo, las intervenciones de Kaleth Villalobos (director de Corpocesar) o Gustavo Guarín (representante del Ministerio del Medioambiente) desvelaron una situación totalmente opuesta: es decir la marginalización y el abandono de un río que suele ser el blanco de quejas y frustraciones.
El primero resaltó de inmediato la necesidad de vivir con la mirada puesta en el río (y no de espaldas) e invitó la comunidad a hacerse la pregunta: ¿Qué queremos ver del otro lado del río?
Según Kaleth Villalobos, el crecimiento frenético de la ciudad nos obliga a pensar en integrar la otra orilla del río en los planes urbanísticos. ¿Pero de qué manera? Esa es la pregunta que todos debemos debatir y, para el director de Corpocesar, la respuesta es un Eco-parque que también incluiría una zona residencial.
¿Cuáles son las otras alternativas? Eso también queda por ver. Se baraja múltiples posibilidades como las de crear un parque de actividades, mantener el estatuto de reserva, extender las zonas residenciales o agrícolas. En realidad, el debate debería iniciar con una exposición clara y concisa de cada una de ellas y de sus implicaciones a medio y largo plazo.
En una situación idónea, ese proceso podría incluso culminar con un referéndum en el que la ciudadanía decida sobre los proyectos de su ciudad. Esto fue recientemente realizado en proyectos diversos de ciudades como Curitiba (Brasil), Barcelona (España) o Niza (Francia).
Con respecto a los modelos a seguir, Gustavo Guarín evocó dos ciudades del continente latino-americano que han logrado incorporar el río en sus planes de expansión. La primera es colombiana: se trata de Montería y el río Sinú. En esta urbe se ha logrado destinar las orillas para una actividad exclusivamente deportiva y recreacional.
La ciudad de Santa Fe en Argentina es el segundo ejemplo. Esta urbe de casi 800.000 habitantes ha incorporado completamente el río Paraná en sus planes de crecimiento, de tal modo que se puede construir en sus dos orillas, siempre y cuando se respete la distancia de seguridad de cien metros.
Para Gustavo Guarín el problema del río Guatapurí debe abordarse en su globalidad. “El río no sólo hay que pensarlo desde el punto hídrico, también hay que pensarlo de manera urbanístico”, expresó el ponente.
Lo cierto es que, en el caso del río Guatapurí, no sólo estamos hablando de criterios técnicos y ambientales. También intervienen las emociones y los sentimientos, y eso es otro factor que complica la toma de decisiones.
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