Opinión
¿Derechos vacunos o derechos humanos?
Los dineros públicos son del público, de la gente, y, en las democracias elegimos a los gobernadores y alcaldes para que ejecuten esos dineros en proyectos que hagan realidad los derechos que la constitución nacional y el estado social otorga a todos los ciudadanos.
Es decir, en teoría, ni los gobernadores ni los alcaldes pueden gastar los dineros públicos en lo que se les venga en gana, ya sea producto de sus buenas intenciones o de sus caprichos. Sin embargo, en la práctica suele suceder que los grupos con más poder en la sociedad se apropian de la mayor parte del presupuesto público con la complicidad de los gobernantes.
La mayoría de los cesarenses no tiene fincas, vacas ni caballos. Vive en condiciones modestas. Casi el 50% está en la pobreza. Ocupamos los últimos lugares en todos los indicadores de bienestar. Lo lógico es que el presupuesto público se invierta prioritariamente en la solución de sus necesidades básicas insatisfechas.
Pero no es así. Nos informa la prensa local que la gobernación del Cesar invirtió 6000 millones de pesos en la construcción del coliseo de ferias de Valledupar y anuncia otra gruesa suma en caso de que se logre la sede de la feria nacional cebú 2014.
¿Si los recursos públicos son escasos, no deberíamos atender primero los proyectos que ayuden a disminuir las desigualdades, reducir la pobreza y darle bienestar a la población más vulnerable antes de entrar en estos gastos que, en nuestro contexto, son claramente suntuosos?
Alfabetizar a un iletrado vale $165 mil. Con seis mil millones alfabetizaríamos a 37 mil de los aproximadamente 60 mil cesarenses que no saben leer y escribir. Impacta más en la productividad, economía y seguridad del sector ganadero contar con una mano de obra educada que con un moderno coliseo de ferias, que hay que hacerlo, pero después de erradicar el analfabetismo, reconstruir los colegios en ruinas, construir guarderías infantiles, mejorar la calidad de la educación, darle agua potable a los 24 municipios que no la tienen, etc., etc., etc.
Los iletrados no tienen un gremio que los defienda. No pertenecen a los clubes sociales. Son los parias del Cesar, los condenados de la tierra; pero es allí en ese mundo de desigualdades e injusticias donde se cuecen los resentimientos, los odios y la violencia.
Apelo a los únicos que tienen capacidad de movilización en nuestra región: los jóvenes seguidores de Silvestre, Peter, Celedón, Zuleta, Villazón y Oñate, entre otros. Solo ellos pueden exigir con éxito en las calles y en las redes sociales la erradicación del analfabetismo en el Cesar. Los iletrados también oyen vallenatos y aportan al folclor. Son nuestros hermanos.
Rodolfo Quintero Romero
@rodoquinteromer
Sobre el autor

Rodolfo Quintero Romero
Causa común
Rodolfo Quintero Romero. Agrónomo. Máster en Economía, especialista en Derecho del Medio Ambiente y Profesor Universitario. Su columna nos invita a conectar con la actualidad cesarense y entender los retos a enfrentar para lograr un crecimiento sostenible y duradero en el departamento.
0 Comentarios
Le puede interesar

Los estragos del terrorismo
“Nadie puede aterrorizar a toda una nación, a menos que seamos sus cómplices”. Al mismo tiempo que accidentes o desastres natu...

El vallenato está en deuda con Alberto Fernández Mindiola
Muchos de los artistas vallenatos han recibido más de lo que realmente merecen en la música; han llegado a la fama, tal vez sin e...

Historias de mi pueblo
Colombia se encuentra convulsionado, la pandemia ha desnudado el problema del servicio de salud, ha causado millones de muertes, he...

Insomnio postplebiscito
Era plena madrugada del 3 de octubre del 2016, se me era imposible conciliar el sueño, eran muchos los pensamientos que colisionaban...

Editorial: La formación de un movimiento sinfónico
Pese a las dificultades y la aridez del terreno, el sueño de un movimiento sinfónico en el departamento del Cesar puede convert...