Opinión

Editorial: ¿Apoyar al artista o apoyar al público?

Redacción

19/08/2013 - 12:30

 

Auditorio de la biblioteca departamental del Cesar Ante el abandono que ha conocido la Cultura en los últimos años en la Costa Caribe y en el departamento del Cesar –y cuando se habla de sector cultural no sólo se hace referencia a los artistas sino también a los organizadores de eventos masivos que benefician al gran público–, numerosas voces se han manifestado para llamar la atención sobre ciertas necesidades.

En PanoramaCultural.com.co hemos recibido comentarios a través de las redes sociales –o directamente en los artículos– de personas que consideran necesario el apoyo expreso y comprometido de las instituciones públicas –la gobernación del Cesar y las alcaldías– hacia los escritores, pintores y demás artistas que dan vida a la cultura local.

Estas ideas parten de una muy buena intención: restablecer un equilibrio, mostrar solidaridad hacia los que generan Cultura y garantizarles un mínimo de oportunidades para que sigan creciendo en su arte. Pero hemos de levantar aquí una serie de preguntas claves a la hora de establecer una clara política cultural en beneficio de todos.

¿Es realmente producente a mediano y largo plazo apoyar única y expresamente al artista? ¿Quiénes deben ser los primeros beneficiarios de toda iniciativa cultural? ¿Los artistas o el gran público?

Veamos el caso interesante de un escritor (que también catalogaremos como artista debido a su proceso creativo y a la técnica que necesita perfeccionar a diario). Apoyarlo en su actividad desde la alcaldía o la gobernación publicando directamente una o varias de sus obras puede ser algo muy positivo en su caso personal, pero, ¿han pensado en lo que viene después de esa publicación? ¿Quién leerá este libro y cómo se difundirá?

Si no existe lectores afuera que vayan a comprar, leer, estudiar y comentar el libro, entonces ¿para qué publicarlo? ¿Qué interés tiene un escritor –y el sector cultural en general– en verse respaldado puntualmente por una institución pública si no existen librerías o bibliotecas que ayuden a la promoción del libro y si no se organizan actividades que faciliten el encuentro del escritor con el público?

Pero esto no es todo. Vayamos más allá de la simple publicación del libro. ¿No sería más audaz y sostenible a largo plazo promocionar la lectura con la organización de ferias de libros para colegios y universidades, conferencias o actividades que combinen espectáculos –como el Encuentro de narradores orales–  para que se forme una audiencia lectora y que de ahí surja un interés natural por los escritores y los libros de la región.

Además, ¿no sería más justo, objetivo y eficaz formar a lectores que, luego, puedan interesarse directamente –con su propio criterio– por un escritor local?

En realidad, tenemos aquí dos opciones que pueden convivir perfectamente. Lo perfecto sería apoyar al escritor al igual que a los lectores. Pero en un contexto árido, donde las iniciativas son escasas y los recursos limitados (por falta de interés), siempre hay que priorizar y, en ese contexto, siempre es importante recordar lo esencial: antes de ser escritor hay que ser un buen lector.

Lo mismo puede aplicarse para los pintores, fotógrafos, artistas plásticos y actores. Toda iniciativa que busque alentar el talento local es loable, pero, ¿de qué sirve incentivar al pintor si éste no tiene posibilidad de exponer su arte en su ciudad?

La cultura requiere una visión de conjunto. Es necesario formar audiencias y espectadores para que el arte pueda ser apreciado de manera masiva y que brote naturalmente, bajo el incentivo de un gran público, es decir personas que sepan apreciarlo, disfrutarlo y compartirlo.

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