Opinión
Editorial: La necesidad de una Red Cultural Departamental en el Cesar
Con el inicio del V Mes del Patrimonio en Valledupar hemos vuelto a sentir el calor y las maravillas que ofrece la capital del Cesar. Este evento que devuelve una mirada apasionada a muchas de las expresiones artísticas de la ciudad nos ayuda a renovar el discurso de fortalecimiento cultural y de continua apertura de una ciudad en pleno desarrollo.
No obstante, en este contexto de celebración es necesario reflexionar sobre estrategias que garanticen la conservación del patrimonio departamental y alienten a crear nuevas propuestas en pro de la Cultura.
Es cierto que las estrategias son innumerables y, en ese aspecto, consideramos que todas las ideas deben ser recibidas con atención e interés, pero en este Editorial sólo empezaremos destacando una primera propuesta: una Red Cultural para el departamento del Cesar.
Cuando hablamos de una red, nos referimos a una libre –y gratuita– asociación de organizaciones, gestores culturales y artistas para que puedan brindarse apoyo en sus respectivos proyectos, colaborar mutuamente en la creación de nuevas audiencias y también prevenir ciertos atropellos en contra del sector cultural o del gran público del Cesar.
En muchas ocasiones, los actores del sector cultural se encuentran aislados y disgregados dentro de la vasta geografía cesarense y una red favorecería justamente la creación de un ambiente de apoyo y solidaridad así como el florecimiento de nuevas ideas originales para que, de esta manera, se generen sinergias.
En las últimas grandes festividades organizadas en Valledupar –la Fiesta de la Música impulsada por la Alianza Francesa, el Encuentro Mundial de Acordeones de la Fundación Reyes y Juglares y el Mes del Patrimonio de la Fundación AVIVA y otro sinfín de eventos puntuales–, los organizadores han demostrado su interés en que otros gestores culturales se incorporen, aprovechen el marco de su evento para organizar otras actividades adicionales, se den a conocer y hagan que los eventos lleguen cada vez más lejos. Una red flexible de gestores culturales y artistas ayudaría considerablemente a que estos proyectos puedan ser entendidos por el resto del gremio y del gran público.
No estamos hablando aquí de una organización estática o rígida que termine avasallada por cuestiones de carácter político, sino un punto de encuentro y de diálogo abierto a todos los que contribuyen al sector cultural para que se tomen decisiones puntuales urgentes, se emitan comunicados en nombre del sector cultural, se promueva sinergias y apoyos, se acuerde un agenda de eventos entre distintos gestores, se evite la competencia desleal, y se prevenga la desaparición o el atropello a ciertas instancias educativas y culturales de dominio público.
Recuerden –y este comentario va dirigido a los artistas que expusieron o querían exponer en la biblioteca departamental del Cesar, así como el gran público que disfrutaba de esas hermosas muestras de arte– que la desaparición de la Sala de exposiciones ubicada en esa institución se hizo posible ante la total inercia y el silencio del sector cultural y educativo. La Red Cultural vendría justamente a colmar este vacío.
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