Opinión
Editorial: Balance de un Mes del Patrimonio en Valledupar
El mes de septiembre ha pasado volando en Valledupar y esto se debe en gran parte a las festividades en honor al Patrimonio que ha albergado la ciudad.
Debemos felicitar la Fundación AVIVA, gestora e impulsora de estas celebraciones, por haber organizado un evento de semejantes proporciones y por haber conseguido mantener una programación con más de una decena de eventos, todos muy distintos y complementarios, aun recibiendo un apoyo institucional más limitado de lo habitual.
Pero no nos centremos en la cuestión económica y miremos más allá. Un gran logro es haber mostrado la faceta más variada, atractiva y entretenida de la Cultura vallenata. Todos los visitantes hemos comprobado que la palabra Cultura es también sinónimo de diversión y de compartir.
Con la exposición de Celso Castro, pudimos conocer o reencontrarnos con uno de los pintores más conocidos y controvertidos de Valledupar. Hacía tiempo que los amantes del arte esperábamos una exposición de este calibre.
Durante la Muestra Gastronómica probamos nuevos platos preparados por expertos, todos exquisitos y los saboreamos escuchando música vallenata. Al día siguiente descubrimos en el Foro organizado en el Banco de la República con el apoyo de la Alianza Francesa el origen de todos estos sabores y conocimos algunas de las problemáticas que se plantean para su divulgación en el Cesar y Colombia.
El concierto de Jazz organizado en la biblioteca Rafael Carrillo nos brindó uno de los espectáculos visuales más emotivos de los últimos meses. La magia de los hermanos Jacob y el baile del afroperuano José Antonio 'Pichio' cautivaron a centenares de espectadores que vieron cómo la música es un lenguaje universal que permite crear puentes.
Del mismo modo, el conversatorio de humor organizado por la Alianza Francesa, el Centro de Memoria de San Diego y PanoramaCultural.com.co nos trasladaron a la oralidad vallenata. El cuentero William Morón, junto con el director de cine Jhon Bolívar, el dramaturgo Deiler Díaz y el mimo Boris Serrano nos hicieron ver la gran riqueza expresiva e imaginativa del Ser Vallenato al mismo tiempo que levantaban preguntas claves para la preservación de este patrimonio inmaterial.
¿Y qué decir de esos encuentros poéticos organizados en la casa Luque donde el lirismo se codea con las melodías y las declamaciones? ¿Habrá un sitio más ameno para pasar las veladas lluviosas en el centro de Valledupar?
A todo esto debemos añadir otro gran logro del Mes del Patrimonio: la sinergia generada entre distintas organizaciones y el potencial que alberga esa forma de trabajar en grupo. Compartir la agenda de un evento con otras instituciones es una forma de hacer que los eventos crezcan y que los artistas encuentren un público más amplio.
El camino para que la Cultura sea considerada como una fuente de valor incuestionable es todavía largo, pero los frutos están a la vista. Sigamos pues en este sentido, compartiendo esfuerzos y compartiendo al mismo tiempo lo más bello de este rincón de la Costa Caribe.
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