Opinión
Editorial: Respaldemos el teatro del Cesar
En los últimos años, los actores y teatreros de la Universidad Popular del Cesar se han convertido en uno de los mayores orgullos de la institución y quizás del departamento.
El grupo de teatro “La Carreta”, encabezado por Deiler Díaz, un profesor de dramaturgia tan jovial en la vida cotidiana como serio en las aulas de Bellas Artes, ha colocado el Cesar en las más altas posiciones de la escena teatral nacional.
Sin ir más lejos, el año pasado “La Carreta” volvía del Festival Regional en la ciudad de Sincelejo con el premio de mejor actriz concedido a Carolina Rodríguez por su papel en la obra “Pullus: el resplandor del lomo en las liebres huidizas”. El año anterior, esa misma artista demostraba ser la mejor de la región con la obra “Antigona”.
Pero eso no es todo, La Carreta se impuso también el año pasado en el Festival Nacional de Teatro Universitario organizado en Bogotá con el premio a Mejor Puesta en escena.
Este año, La Carreta sigue al mismo nivel, demostrando en el Festival Regional de Cartagena que sus actrices son las mejores de la Costa y se encaminan ahora hacia el Festival Nacional con un prestigio ascendente.
Por todo el país se está reconociendo el valor de cada escena, de cada papel, de cada descanso que interpretan Deiler Díaz y su equipo. Estos actores ya no saben qué hacer con tantas distinciones y premios. Les falta espacio para almacenarlos. Sus casas ya no son suficientemente grandes, han tenido que alquilar armarios y salas para colocar esos trofeos que exhiben en centenares de fotos…
Y sin embargo, ¡Qué ironía! Todavía no hemos podido verlos estrenarse en Valledupar o el Cesar. Todavía no se ha organizado un evento alrededor de ese gran grupo de actores para que presenten aquí alguna de esas obras premiadas. La Carreta –esa gloriosa estrella del mundo teatral universitario– sigue trabajando en el silencio de Bellas Artes, en la oscuridad de unas aulas que se han convertido en un refugio diario, y donde solo llegan los apasionados más incondicionales.
Consideramos, pues, que es el momento idóneo para conocer ese gran tesoro que tiene la Universidad Popular del Cesar, y quizás también, para proyectar un arte que tiene mucho arraigo en la ciudad de Valledupar pero poco apoyo promocional e institucional. Imagínense ver una obra de teatro de Molière, Shakespear, Cervantes y otros grandes autores universales interpretados por actores vallenatos. Es un placer al alcance de la UPC pero también del gran público de la capital cesarense.
Aprovechemos pues el regreso de estos actores del Festival Nacional en Cali (a finales de octubre), para que, en la UPC, se organice una tarde o noche teatral abierta a todos y en honor a esos actores universitarios.
El talento y el trabajo disciplinado están ahí, de eso no cabe duda. Ahora, sólo falta generar el espacio para que se aprecie y se aclame en casa.
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