Opinión
Editorial: A esos lectores cesarenses nacidos con el programa Yo Si Puedo
La ciudad de Valledupar vivió esta semana un momento de innegable valor para el fortalecimiento de su educación y su estabilidad democrática.
Fue una tarde conmovedora y multitudinaria – un tanto politizada, es cierto, pero a estas alturas hay que reconocer lo esencial–: miles de valduparenses y cesarenses dejaron el analfabetismo atrás gracias a los métodos educativos de unos profesores cubanos dedicados de lleno al crecimiento social del departamento del Cesar.
Más de 1500 adultos y ancianos atendieron la graduación del programa Yo sí puedo en la plaza Alfonso López. La fotografía que acompaña este artículo es la prueba irrefutable de que la ceremonia fue el climax de un programa iniciado hace más de un año y que asevera haber sacado a más de 10.000 personas de las tinieblas del “oscurantismo”.
El 29 de octubre del 2013, la plaza más emblemática de la capital cesarense fue durante unas horas un punto de encuentro para nuevos lectores, una referencia para la iluminación y un símbolo de integración para personas que, por fin, acceden al mundo del pensamiento y la reflexión.
Los comentarios del alcalde, Fredys Socarras, apuntaban a mayores esfuerzos en esa dirección: en mantener y defender el compromiso de educar y formar a nuevos ciudadanos pensantes y libres, y ante esos comentarios, sólo podemos estar de acuerdo, entusiasmarnos por las perspectivas de progreso y respaldar el proceso para que sea verdaderamente transformador.
No hay mayor logro que el de erradicar la pobreza del pensamiento y alimentar la sed de sabiduría. Y esto es algo que celebramos en estas líneas. Pero también debemos resaltar con honores el mensaje dado a las próximas administraciones: la educación, el fomento de la lectura, la inclusión de todos los estratos en el desarrollo de la ciudad son fundamentales para que Valledupar aspire a ser una ciudad próspera y estable.
Los nuevos lectores que recibieron su diploma en la plaza ya pueden valerse por sí solas. Han entrado plenamente en un universo que exige siempre más conocimiento, espíritu independiente y capacidad crítica para entender y discernir lo que incluye “la letra chiquita”.
A todos ellos les deseamos, grandes momentos de lectura, grandes experiencias en familia, un desarrollo pleno y placentero, y el deseo de descubrir lo que atesora el fondo de la historia, la geografía, la literatura o la filosofía.
A todos ellos les brindamos nuestro más sincero saludo de bienvenida al mundo de las letras.
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