Opinión
Parques vivos para vivir mejor
La plaza Alfonso López ha sido siempre el gran salón de Valledupar, el espacio propicio para encuentros y desencuentros que estimulan propósitos, realizaciones y logros colectivos sin desmedro de los individuales.
Fue el núcleo iniciacional y se mantiene como el eje central de la vallenatía. Allí confluyen los que buscan y las búsquedas, se estacionan recuerdos de siempre y permanece la memoria comarcal y citadina. Me recuerdo de niño recorriéndola en sus caminitos cementados y en los terranos, con la mirada fija en el horizonte para divisar al hombre, del carrito rojo, que vendía crispetas de colores y de sal. Iba con mi mamá, otras veces con mis abuelos y a misa, en estricta formación –con saco y corbata- en gracia de los buenos hábitos aprendidos en el glorioso Ateneo el Rosario. La plaza Alfonso López es símbolo del poder: gubernamental, cultural, ancestral, eclesiástico, ciudadano y alberga la ofrenda ciudadana que elige, en cada paso que la transita, con fe creciente en un futuro mejor.
A medida que la ciudad crecía aparecieron los parques y parquecitos, espacios, destinados a prados, jardines, arbolados y con comodidades para el disfrute personal, familiar y colectivo. Como uno de los primeros el de Las Madres, frente al cementerio central y con el paso de los años, en cada barrio o suma de varios, se establecieron parques y mega parques. Siempre el propósito es el mismo, promover la integración social, propiciar espacios idóneos para actividades deportivas, culturales, lúdicas; para conversar, para disfrutar, en pro de recibir aire sin limitaciones.
Es una suma de oportunidades para salir de la rutina, un medio eficiente, eficaz y efectivo para que las nuevas generaciones, niños, niñas y jóvenes, forjen hábitos saludables, para que adultos y adultos mayores vivan mejor. Son espacios que unen, llamados a dar lugar a mejoras continuas en lo que somos, hacemos y tenemos.
Se hicieron y se hacen esfuerzos consistentes para habilitar los parques, dotarlos y mantenerlos. Es una gestión que cada día adquiere mayor importancia en las ciudades, mucho más en la nuestra por voluntad de nuestro alcalde Fredys Socarrás Reales, quien conoce, como el que más, la tradición cultural en ese sentido y la conveniencia social por razones climáticas y por nuestro acostumbramiento al diálogo y al encuentro con las acciones que posibilitan la convivencia social.
El consumo de drogas afecta al mundo entero y, en países como el nuestro, el narcotráfico en grado mayor. Pero nuestra sociedad ha visto cómo jóvenes de entonces y adultos y jóvenes de hoy, consumen su vida en el vicio, por las calles deambulan y se adueñan de la noche para pulular y hacer daño en casos y casas. En los barrios, se apoderan de los parques y desalojan, a punta de bareta y atracos, de lumpencia y delincuencia, a las comunidades de lo que les pertenece. Es una triste circunstancia que no puede tolerar la institucionalidad y en gracia de ello promueve acciones diarias para devolver la tranquilidad a sectores como el barrio Garupal donde el bellísimo parque estaba empeñado y empañado por la presencia de indeseables que impedían que niñas, niños, jóvenes y adultos de bien disfrutaran tan emblemático espacio social. Tal propósito cuenta con aliados comunitarios, en el sector privado y por parte de la ciudadanía en general.
En ese orden se hizo una apuesta inteligente por parte del noticiero de televisión RPT Noticias, la Policía Nacional e Interaseo y la Alcaldía Municipal, denominada parques vivos, en procura de recuperarlos y ofrecerlos como espacios ciertos para fortalecer el tejido social y potenciar la convivencia, el esparcimiento, la recreación, el desarrollo cultural y el buen vivir. Ahí estamos con entusiasmo creador y la gente ha regresado. Policiales permanecen allí y los viernes hay presencia cultural, práctica deportiva e intercambio social, con oferta gastronómica y refrescante.
El viernes 7 de febrero, iniciamos el programa con asistencia de numerosos garupaleños y la presencia firme del, líder de la municipalidad, alcalde Fredys Socarrás Reales, con productos culturales como la Banda Escuela de la Casa de la Cultura Municipal Cecilia Caballero de López, el conjunto institucional Juglares Vallenatos, los poemas de Luis Alberto Díaz y de Chile, el Chileno.
El pasado viernes 14 de febrero, fue mayor la participación y a la programación se sumó el gran Panao y su defensa de la vallenatidad, del cañaguate como símbolo de lo nuestro y del río Guatapurí como esencia de lo que somos, de lo que tenemos y de lo que lloraríamos para siempre si lo perdemos: el hilo conductor del agua para nuestra vida y la de las generaciones futuras y el poemario declamado y reclamador del profesor Alberti, profesor de la Universidad Popular del Cesar.
Parques Vivos llegó e inició para quedarse. Se extenderá por los parques de Valledupar y por la zona corregimental. Ése es el camino como contributo al florecimiento de la paz, que tanto anhelamos y a la que, como se sabe, vamos pisándole los talones, gracias a la tozudez de nuestro presidente, Juan Manuel Santos, y a que, como dijera el cacique Diomedes Díaz, los mejores días ya vienen.
Alberto Muñoz Peñaloza
@AlbertoMunozPen
Sobre el autor
Alberto Muñoz Peñaloza
Cosas del Valle
Alberto Muñoz Peñaloza (Valledupar). Es periodista y abogado. Desempeñó el cargo de director de la Casa de la Cultura de Valledupar y su columna “Cosas del Valle” nos abre una ventana sobre todas esas anécdotas que hacen de Valledupar una ciudad única.
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