Opinión
Editorial: Tiempos de optimismo y de memoria
Se acaba la VI cumbre de las Américas y las lecturas son, en su gran mayoría, positivas. Colombia y el continente en su globalidad se encuentran ante un tiempo inédito de crecimiento y prosperidad.
Cartagena se he posicionado ante el mundo como una gran vitrina cultural que, además de albergar un patrimonio incomparable, puede ser también el lugar de encuentro de los principales dirigentes mundiales.
Las palabras del presidente Juan Manuel Santos han sido conciliadoras y todas ellas han destacado la cercanía de los pueblos americanos, la necesidad de trabajar en conjunto y dejar atrás las rencillas ideológicas.
Si es cierto que el “olvido” de ciertos antagonismos es indispensable para poder avanzar conjuntamente hacia el progreso y la estabilidad, también es importante trabajar de manera cotidiana para recordar los horrores del pasado: esos tropiezos que han costado la vida a muchas personas y que han colocado la violencia en el centro del día a día en Colombia.
En ese sentido, es inevitable destacar el trabajo honorable del escritor cesarense Miguel Ángel Martín quien presentó su obra “El perfecto demócrata” (Editorial La oveja negra) la semana pasada en Valledupar.
Su obra trata de enfrentarnos con el pasado, esa realidad difícil de encarar. Trata de hacernos pensar en las preguntas que habitualmente no nos atrevemos a formular. ¿Qué ha pasado en nuestro país?, preguntó Miguel Ángel durante la presentación. ¿Cómo pudieron matar a gente inocente, pobre, con gran futuro?
También la obra de Oswaldo Aguilar, “Desterrada en su tierra”, publicada el pasado mes de febrero en Valledupar recopila el trauma de la violencia, las humillaciones vividas por los campesinos y sus deseos de conocer por fin la paz.
Recordar es una forma de evitar que toda esta violencia absurda se repita e invada nuestros espacios de tranquilidad, nuestros momentos en familia. Esos momentos que lo son todo y, sin lugar a dudas, las artes son un modo muy eficaz para hacerlo.
En los próximos meses y años seguirán apareciendo obras nacidas del trauma dejado por este conflicto sin nombre, sin significado. Anacrónico. Y esperemos que con esto, la Historia no vuelva a repetirse jamás.
0 Comentarios
Le puede interesar
Adiós al último Juglar
Hace casi cuatro años escribí un artículo que titulé “El último juglar", y expliqué en él por qué no se le puede llamar jugla...
Escalona, el más grande
El lunes 13 de mayo se conmemoraron los primeros 10 años del fallecimiento del compositor y gestor cultural más importante que ha ten...
Entre más grande sea el artista, más grande es su humildad
Digamos que esta columna de opinión es como una recomendación para algunos artistas nuevos, aquellos que apenas comienzan pero que ir...
Las dos plagas
Por estos días, después de la agitada contienda política que, gracias a Dios, acaba de pasar, una impresionante cantidad de sancud...
Las canciones ganadoras del Festival Vallenato duermen el injusto sueño del olvido
Dentro de las diferentes competencias que existen en el festival realizado en el marco de la Leyenda de los Indios Tupes en Valledupa...