Opinión
Vientos de guerra…
“La forma más estúpida de acabar con lo mejor de una sociedad es la guerra”. Abel Pérez Rojas.
Éste año recordará el mundo, que un siglo atrás, Europa y casi todo el orbe se involucró en la primera guerra mundial, renombrada históricamente, como la Gran Guerra, que empezó el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918.
Inglaterra, Francia y Rusia constituyeron la "Triple Alianza", el imperio austro-húngaro aun rivalizando con los Balcanes, recibió aval del decadente imperio turco y de los alemanes. Se creó un marco de confusión que rápidamente se universalizó y polarizó con el asesinato en Sarajevo del heredero al trono de Austria.
En 1917, Estados Unidos tercia en el combate, se reformula el colonialismo y desaparecen los grandes imperios, concluyendo; perecen violentamente cerca de 23 millones de personas en tan solo 4 años, consideradas de la clase trabajadora o proletaria que catapultaron al comunismo ruso, con su naciente teoría social.
El conflicto, estimuló el desarrollo tecnológico, el armamentismo, la aviación, los vehículos a combustión.
En éstos cien años, también la segunda guerra mundial produjo 45 millones de víctimas y diversas luchas internas crearon sus propias batallas, envolviendo otros países: guerra de secesión en Birmania (1942-1960), Sudán (1956-presente), Burundi (1966-presente), Vietnam (1965-1975), Camboya (1975-1979), Ruanda (1995), Irán-Irak (1980-88), Angola (1965-1994), Afganistán (1979-1988), Mozambique (1973-1991), Somalia (1991), Uganda (1971), guerra étnica en Bosnia-Herzegovina (1992-1995), invasión de Indonesia a Timor (1999-2000), guerra civil en Guatemala (1961-1996), Liberia (1987), invasión israelí al Líbano (1975-1991), ataque israelí a Irak, guerra de las Malvinas en el Atlántico Sur, intervención de EE.UU en Granada, incidentes de EE.UU con Libia, intifada árabe en Palestina, EE.UU, intervención en Panamá, guerras de secesión en Yugoslavia, Rusia y el conflicto de Chechenia–Kosovo, la intervención de la OTAN y otros sucesos.
Hoy en día, los focos violentos aptos para dar ignición a una conflagración de tales proporciones están diseminados en el globo terráqueo, siempre en lo que atañe al desarrollo general de cada pueblo y a su potestad interna de establecer y reclamar como regirse política, jurídica, y socialmente.
Entre tanto, las muertes violentas se incrementan junto a la insostenible situación de hambre, insalubridad y destrucción en países soberanos: en Siria, Corea del Norte, Ucrania, Venezuela y otras comunidades, no se vislumbra una pronta solución, ni el accionar fructífero de diálogos de paz.
El mar del Este, alterna fricciones de Corea del Norte con el sur, China y Estados Unidos. Rusia ha determinado invadir militarmente a Ucrania en su afán de redireccionar los conceptos nacionales y productivos, Cuba ya tiene penetrada a Venezuela, no solo con militares sino con logística y doctrina oscurantista, azuzando una contienda social y política con proyección regional, causante de infelicidad.
Colombia no ha logrado dar fin al conflicto de violencia interna iniciado en 1960, religado componente de la historia, estremecen los clamores y súplicas de las víctimas, los motivos y justificaciones de los victimarios, sin llegar consensualmente a la fórmula que determine la reconciliación y la paz.
El mundo es de humanos, dirigido por individuos que anteponen el respeto a la dignidad de la persona, por la imposición de ideologías, todas ellas en fase experimental y quimera particular de algún orate con poder, en un siglo no han transformado favorablemente a la sociedad universal, posicionada en el único lugar que se conoce del cosmos, con las condiciones para que la vida prospere felizmente y no como escenario donde se dé fin a la supervivencia humana.
Alfonso Suárez Arias
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
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