Opinión

Editorial: El Festival Vallenato de las polémicas

Redacción

05/05/2014 - 11:50

 

Editorial: El Festival Vallenato de las polémicas

Rafael Santos y el acordeonero Álvaro López De aspirar a ser el evento más impactante de las últimas décadas en Colombia (debido al homenaje a Diomedes Díaz), la 47ª edición del Festival de la Leyenda Vallenata terminó siendo el foco de las mayores polémicas de los últimos años, zarandeando con un sabor amargo las visitas a Valledupar.

El enfrentamiento político con la gobernación –que la Fundación del Festival Vallenato explayaba en un comunicado previo al inicio del evento– ratificaba oficialmente una polémica iniciada con el anuncio de la alcaldía de prohibir la organización de otros eventos durante la gran final.

Estábamos ante un hecho inédito de limitación de la libertad de empresa en un país de tradición liberal, y sobre todo, en un evento donde el carácter comercial ha ido imponiéndose desde que se trasladó al Parque de la Leyenda Vallenata.

El malestar era obvio. Y no sólo lo experimentaron los dirigentes políticos –obligados en teoría a entenderse y a proteger el patrimonio de todos (el de la nación)– sino los artistas: Carlos Vives expresaba su apoyo al festival mientras se veía envuelto en una tempestad que lo superaba.

Pero esto sólo es un capítulo en la serie de intrigas que han afectado seriamente el transcurso de esta fiesta folclórica. Muchos empresarios de la hostelería y del sector turístico coinciden en que los artistas internacionales y la venta de las entradas llegaron demasiado tarde. Dos semanas antes del evento todavía se desconocían las programaciones de la mayoría de las noches y eso terminó provocando una cascada de cancelaciones de reservas de hotel y hostales.

La tendencia de confirmar los conciertos al último minuto llegó este año a su paroxismo. Y para colmo, los conciertos se vieron todos afectados por una falta de comunicación, una programación demasiado corta (véase el caso de la noche de la inauguración o incluso la de Enrique Iglesias, ambos eventos terminados a una hora inesperadamente temprana), y un problema logístico evidente: las colas de personas dividían durante horas a parejas y familiares que venían juntos a disfrutar del espectáculo, los exponía a la intemperie, y lo peor de todo, sólo existía una entrada a un parqueadero demasiado pequeño para tanta gente. Muchos visitantes regresaron a sus casas el día de la final sin haber logrado entrar al parque, después de 2 o 3 horas de espera (lo que también revelaba una sobre venta de entradas).

El presidente Juan Manuel Santos se convirtió en una estrella del Festival a su pesar. Porque no lo acompañaron los demás representantes en el escenario (gobernador, alcalde, y presidente de la Fundación), pero también porque pocas noches brillaron por su programación. La única en salvar la categoría de este evento que aspira a ser de talla internacional fue la de Daddy Yankee (un absoluto éxito) y Carlos Vives (por el bajo precio de las entradas).

Otro elemento que debe servir de reflexión son las fechas seleccionadas para el 47 Festival Vallenato. Es cierto que, este año, la Semana Santa inició especialmente tarde y eso contribuyó a aplazar el evento, pero arrancar un martes (el 29 de abril) en lugar de un jueves afectó terriblemente la llegada de visitantes del resto del país. Se considera que el mayor flujo de personas coincidió el jueves primero de mayo, fecha en que realmente empezó la fiesta.

A modo de conclusión, la Fundación de la Leyenda Vallenata y los organizadores del Festival Vallenato han experimentado este año una crisis interna que debe ayudarles a tomar decisiones importantes y rectificar los errores del pasado.  Las crisis son buenas, siempre y cuando sirvan para fortalecer y mejorar.

Todos queremos que este evento florezca y siga siendo un emblema para el folclor vallenato y Valledupar.

 

PanoramaCultural.com.co

 

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