Opinión
Diáspora y génesis afrocaribeña (VI): Búsqueda de identidad
Para Leopoldo Zea en “El pensamiento latinoamericano” (1965), la historia y el pasado son factores trascendentales en la construcción de nuestra identidad. La que pierde su autenticidad al desligarla del contexto histórico social del pasado, influenciado directamente por la dominación foránea que ha atentado contra la integridad de nuestros pueblos desde la época colonial.
La cultura precolombina la definen como expresión oral o escrita de mitos, leyendas y rituales anteriores a toda influencia cristiana que considera al indígena como un hombre en marcha detenido por la Conquista; malinterpretado por los preconceptos religiosos y cronistas ambiciosos, ignorantes y fanáticos en el siglo XVI, en sus valores de cosmogonía, mágicas aventuras y expresiones sobrenaturales de aquel aborigen a quien se mutilaron y dispersaron sus autóctonas manifestaciones culturales como pueblos tan avanzados como los chibchas, hasta el extremo del exterminio físico y destrucción de sus sitios sagrados.
Quienes profundizan en el conflicto de identidad –producto de culturas diferentes: la del aborigen amerindio y la del colonizador europeo, en los planes temáticos de la música, la poesía, el folklore y leyendas–, comienzan definiendo el término, según el DRAE: “La identidad es un conjunto de rasgos propios de un individuo o colectividad que los caracteriza frente a los demás”. Siempre presente en la música y con ella la tradición folklórica, como en las danzas rurales propias de las manifestaciones sincréticas en las tradiciones ancestrales caribeño-antillanas.
Quienes se oponen a lo que es propio en la expresión cultural y folklórica, no se reafirman sino que se rechazan pues olvidan lo que les pertenece y por ello se olvidan de lo autóctono y buscan neciamente lo que no les pertenece, alejándose del legado aborigen y de acervos culturales tri-étnicos, tan importantes para identificarnos con lo que nos hace únicos y auténticos en el proceso de transculturización, crisol donde se encuentran las culturas y los elementos que una le aporta a la otra enriqueciéndose mutuamente.
Considerando las reacciones básicas de nuestros amerindios en la colonia, donde junto con el negro es sometido por el blanco, para volver a significarse los distintos modos de ser en el mestizaje desarrollado. El historiador S. de Madariaga comentaba: “La inteligencia despierta de los negros, más urbano que el indio, solía manifestarse de un modo notable en las artes y oficios”. Musicalmente hablando, el sentido mágico de la música y su contenido religioso aliviaba un tanto sus múltiples penalidades.
Otro cronista, Gaspar Agüero (1946) se refiere, también, al elemento fundamental en la vida de colectividad típica de tan alejados tiempos: “pero donde más intensamente quizás esta influencia se dejó sentir fue en la evolución de nuestro arte musical”.
El régimen esclavista igualó a tantos seres de procedencia ingente: razas, lenguajes, clases; matices innumerables, riqueza de ritmos, que reitera ciertos esquemas melódicos y acaban por ser típicos, dando origen a danzas características. El antecedente africano rige para que todas las danzas desarrollen el mismo principio de acentuación con rítmicas palabras, conformando los propios elementos percutivos característicos en el folklore latinoamericano: gayumbas, retambos, chuchumbé, zambapalo, ritmo de habanera y tango gaditano y argentino.
Jairo Tapia Tietjen
Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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