Opinión
Editorial: Afro y luego colombiano. ¿O viceversa?

En esos espacios donde se reivindica la Afrocolombianidad y en esos momentos en los que suena la hermosa poesía heredada de palenqueros o el dulce ritmo de la cumbia, descubrimos el legado de un continente en otro. Los grandes cruces de la historia que forman el presente de Colombia.
La Historia tiene ese doble filo de ser injusta y sangrienta, dolorosa y a veces incomprensible, pero también maravillosa por esos encuentros que suscita. Si bien es cierto que la trata negrera y la esclavitud fueron unos de los mayores crímenes perpetrados a la Humanidad, también es cierto que la Afrocolombianidad es en la actualidad uno de los rostros más hermosos de Colombia.
Esa es la doble faz de una historia que es necesario entender y digerir: trabajar para que nunca se olvide el sufrimiento infligido a una población por la codicia humana y unos intereses económicos destructores, pero también aceptar que el presente es otro, y que Colombia es lo que es hoy gracias a los aportes de África.
En las conferencias organizadas por el Banco de la República en Valledupar y otros lugares de la costa Caribe de Colombia se expusieron los aportes de la comunidad afro a la cultura colombiana y, aunque siempre es difícil de cuantificar, se mostró que éstos eran enormes.
Según algunos estudios, se habla de que el 90% de las expresiones musicales de la costa son de origen afro, poniendo incluso en entredicho el mito de la tri-etnicidad de la música vallenata. Pero eso no es todo: la gastronomía colombiana y costeña también se ven masivamente influenciadas por las costumbres africanas, al igual que el lenguaje colombiano marcado por expresiones y sonoridades del continente negro.
África es una constante de Colombia. Colombia no sería Colombia sin África. Y en ese orden de ideas, es necesario entender cuáles son las prioridades marcadas por las comunidades afro-colombianas en su esfuerzo de organización y de educación.
¿Cuál es el peso de África en la identidad afrocolombiana? ¿Qué espacio debe darse a la historia africana en la educación de todos los colombianos? ¿Es justo que se conozca con grandes detalles la historia de Europa y se desprecie el pasado majestuoso de África, la historia de Egipto, el imperio de Songhai, Mali, los avatares del emperador Chaka Zulu o la reciente historia racista de Sudáfrica?
Evidentemente, no se trata de fomentar una contra-cultura afro, distanciada o desconectada de las cuestiones del Estado colombiano, sino de equilibrar la realidad de todos para favorecer la armonía y la justicia, reconocer y aceptar la grandísima presencia africana en la cotidianidad colombiana.
PanoramaCultural.com.co
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