Opinión
Entre el miedo y la esperanza
El director de un programa radial en Valledupar, el domingo anterior, hizo estos dos comentarios:
1. Toda persona sensata conoce la ideología del presidente Juan Manuel Santos y sabe que no es simpatizante del castrochavismo, por eso sorprende el insignificante argumento de un dirigente conservador del Cesar que en un mensaje invita a que no voten por el candidato Santos porque así se evita que Colombia caiga bajo la ideología del castrochavismo.
2. El expresidente Uribe como veterano en la política, predica el adagio: de la calumnia algo queda y desacredita. Por eso se inventó el ingreso de dos millones de dólares a la campaña de Santos en el 2010, y no presentó pruebas a la Fiscalía, pero muchas personas seguidoras del ex-presidente, creen en sus aseveraciones.
Por otra parte, un líder sindical explicaba: La perpetuidad en el poder es una de las tesis del castrochavismo, y el mejor seguidor de esta doctrina en Colombia es el doctor Álvaro Uribe.
Hugo Chávez fue elegido presidente Venezuela en 1998, en el 2000, cristalizó el proyecto político constituyente y se relegitimó en el poder; en el 2006 fue reelegido y en el 2012, volvió a ganar las elecciones para un nuevo período electoral de seis años. Esta tesis del castrochavismo fue acogida por el doctor Álvaro Uribe: ganó las elecciones en el 2002, modificó la Constitución para reelegirse en el 2006, e intentó otra reforma para su segunda reelección y perpetuarse en el poder. Esta tesis fue copiada por el presidente Rafael Correa en Ecuador, y ahora habla de reelección indefinida.
Los doctores Enrique Peñaloza y Clara López repetían en sus discursos de campañas que la paz es una política de Estado, no de un gobernante. Francisco Galán un exguerrillero de ELN, fue capturado y luego de ser beneficiado con rebajas de pena, hoy es un gestor de paz, y nos da una gran lección de vida: la guerra no permite soñar ni permite amar. Evitemos tantas muertes.
Son muchas las madres que lloran a sus hijos perdidos en esta demencial guerra. Cada muerto es para el enemigo un trofeo. La guerra es una orgia de sangre y horror. Si en 60 años de conflicto armado, con guerrilleros al acecho ejecutando acciones violentas sin que el poder de las fuerzas armadas del Estado los haya exterminado; entonces es factible buscar otras formas para ponerle punto final a esta guerra sin sentido.
La protección a la vida y el derecho a la salud, la educación, el trabajo y al ambiente sano son responsabilidades que el Estado debe garantizar a cada ciudadano; pero hace tantos años que Colombia vive en la barbarie de la guerra, y como estamos tan acostumbrados al horror de la violencia, nos parece imposible vivir en paz.
Los diálogos del gobierno con la Farc son una posibilidad de que Colombia le ponga fin al conflicto armado para iniciar los procesos de reconciliación y superación de la guerra.
José Atuesta Mindiola
Sobre el autor

José Atuesta Mindiola
El tinajero
José Atuesta Mindiola (Mariangola, Cesar). Poeta y profesor de biología. Ganó en el año 2003 el Premio Nacional Casa de Poesía Silva y es autor de libros como “Dulce arena del musengue” (1991), “Estación de los cuerpos” (1996), “Décimas Vallenatas” (2006), “La décima es como el río” (2008) y “Sonetos Vallenatos” (2011).
Su columna “El Tinajero” aborda los capítulos más variados de la actualidad y la cultura del Cesar.
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