Opinión
¿Hay mayor corrupción en las regiones que en Bogotá?
Recientemente leí una columna de opinión de un reconocido economista bogotano en donde comentaba las conclusiones de un seminario sobre instituciones y desarrollo en América Latina.
Se argumentaba que el aumento de la capacidad de administrar en las entidades estatales debería ser el gran propósito nacional de la segunda administración de Santos. En particular en los gobiernos locales en donde se observan grandes falencias. Menciona el columnista que se comentaba en el seminario que “si en Bogotá hemos vivido lo que hemos vivido en los últimos años en términos de contratación pública y de corrupción, cómo sería el problema en el resto de municipios del país”.
Detrás de esta afirmación está la creencia, a mi juicio sin una evidencia clara, que en la capital del país hay menos corrupción que en el resto del país. No quiero argumentar que en las regiones no hay corrupción, claro que la hay, pero no creo que Bogotá sea diferente en este frente. Hay evidencia que muestra que un buen número de desfalcos por corrupción se han dado en el centro del país. Las últimas administraciones bogotanas son una clara demostración de los problemas que en este campo tiene la capital. Este no es un fenómeno reciente. Si uno mira unas décadas antes del círculo virtuoso que se generó con las administraciones de Mockus y Peñalosa, se encuentra con una realidad no muy diferente a la observada en la actualidad.
No se justifica que la capital del país tenga el atraso en infraestructura económica y social vigente cuando tiene una generación de recursos propios muy significativa. En Bogotá se recauda el 50% del predial del país y el 70% del impuesto de industria y comercio. Eso significa que Bogotá cuenta con aproximadamente un 2% del PIB como recursos propios, una cifra nada despreciable. Me surge una primera pregunta: ¿es esto un buen ejemplo de manejo de los fondos públicos?
Si tomamos el presupuesto nacional en grandes números, podríamos decir que la mitad de los recursos son ejecutados por las entidades territoriales y el gobierno central ejecuta la otra mitad. Un grueso de los recursos va a sectores clave como el de transporte o la política social. Es decir que gran parte de la ejecución de los recursos del país está a cargo del gobierno nacional. Aquí me surge una segunda pregunta: ¿no sería que si esos fondos fueran bien manejados por las autoridades nacionales tendríamos mejores resultados en infraestructura o calidad de servicios sociales?
Desafortunadamente nuestro país registra problemas de corrupción en la administración pública tanto en Bogotá como en el resto del país. Creo que, en efecto, Colombia debe realizar un esfuerzo grande para mejorar la capacidad de la administración pública desde el gobierno central hasta los locales. No basta solo con sentarse desde Bogotá a acusar de corruptos al resto del país.
Jaime Bonet
@Jaime_bonet
Sobre el autor
Jaime Bonet
La tucutaca
Jaime Bonet es un economista vallenato que desde el 2 de julio de 2013, se desempeña como Gerente de la Sucursal de Cartagena del Banco de la República, en donde ejerce como director del Centro de Estudios Económicos Regionales (CEER).
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