Opinión

Diáspora y génesis afrocaribeñas (X): Reminiscencias ancestrales

Jairo Tapia Tietjen

14/08/2014 - 12:15

 

Los Diablos del Corpus Christi (Valledupar)Recapitulando, gran parte de Europa Occidental se desangraba en numerosas guerras  tribales entre los celtas que rechazaban a los invasores normandos procedentes del Norte y la costa africana, cuando una civilización africana altamente organizada y bien desarrollada  fue desarraigada de sus raíces con fines esclavistas, mediante el trabajo forzado en las plantaciones de caña de azúcar y café en tierras del Nuevo  Mundo, desde el siglo XV al XIX.

La cultura africana trajo a América sus dioses, su sistema social, lenguajes y  manifestaciones artísticas en forma viva y que aún sobrevive en los ámbitos afrocaribeños, como la tradición musical “arará”, oriunda de Dahomey (Benín), África Occidental, conformada por “cabildos” o asociaciones ancestrales de trabajadores forzados que en estas  colectivizaciones culturales y con rituales integran la música y la danza.

Las costumbres en España eran mantenidas al detalle y ello era honroso. En las colonias, este recuerdo de la tierra madre, de los antepasados y en santificar determinadas fechas, se repetiría durante siglos. Lo que ocurría en la Metrópolis era tradicionalmente clonado en el Nuevo Mundo.

Muchos de estos espectáculos llamaron la atención de los descendientes africanos con sus posibilidades danzarias, por lo que también podrían intervenir en las procesiones, con su  profundo sentido del  ritmo, con su expresividad. Además, la teatralidad en todo el conjunto, para con ello introducir inconscientemente innovaciones en los bailes.

La religiosidad colectiva no permitía vislumbrar dónde terminaba o comenzaba una u otra. Los reyes eran los más piadosos y devotos  del mundo, su ejemplo iba bajando por todos los estratos sociales, adaptándose a las circunstancias, particularmente donde campeaba la esclavitud  africana. Un ejemplo: “la  tarasca” –serpiente- pertenecía a una antigua leyenda repetida en Europa y África: era llevada en procesión para darle muerte, ahuyentando con ello males, enfermedades, plagas; gigantes, enanos o deidades míticas que aludían a ese mundo misterioso, oscurantista y desconcertante en el cual se vivía.

En tales  expresiones de jolgorios religiosos y populares intervinieron activamente la música y danzas cantadas. Así mismo estas manifestaciones eran costumbre arraigada en las “encamisadas” procesiones nocturnas realizadas bajo luces de hachones resinosos o de cera. Era sabido que a las personas de alcurnia se les identificaba de acuerdo con su vestuario, pues en la época cada cual vestía de acuerdo con su rango, no obstante éstas no gustaban de ser reconocidas, apelando, entonces, a las capas y mantones para disfrazarse.

Lope de Vega (Madrid, 1562-1635) en  La Niña de Plata y su burlesca comedia La Gatomaquia, donde parodia a Virgilio:

“Yo, aquel que en los pasados / tiempos canté las selvas y los prados, / éstos vestidos de árboles mayores, / y  aquéllas de ganados y de flores, / las armas y las leyes, / que conservan los reinos y los reyes…”

Estos lances demuestran  el carácter carnavalesco e intenciones más galantes: el guardar el incógnito, como era costumbre en las festividades del Corpus Christi, sin excluir la teatralidad característica en donde tanto unos y otros compartían en el siglo XVII ciertas preferencias por determinados ritmos y giros melódicos que iban resultando típicos y  adecuados  para colorear los actos religiosos y, a la vez, dejar por sentado que la música era un elemento equilibrador que estabiliza un modo de ser hispano y criollo en el cual la doble herencia ibérica y africana se integraban en un solo cuerpo en forma espontánea.

 

Jairo Tapia Tietjen

jtt.stspiritu2@outlook.com

Sobre el autor

Jairo Tapia Tietjen

Jairo Tapia Tietjen

WikiLetras - In Memoriam

Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.

0 Comentarios


Escriba aquí su comentario Autorizo el tratamiento de mis datos según el siguiente Aviso de Privacidad.

Le puede interesar

El hambre de la política y la sed de poder

El hambre de la política y la sed de poder

Mezclar el hambre con la necesidad y una pizca de poder, es la fórmula peligrosa que siempre explota como bomba en cualquier socieda...

En el país que nacimos

En el país que nacimos

  Nos tocó en suerte nacer en un país convulso, violentado desde sus cimientos, una nación con una cultura pluriétnica y multicul...

El SIVA que no fue

El SIVA que no fue

  Que quede claro que este es un artículo de opinión de una persona que espera estar completamente equivocada, a quien que le gusta...

El agente naranja

El agente naranja

A la hora del alba en el último segundo naranja allí, donde el sol copula con la luna, el aire se fracturó el naranja del hori...

Manipulación mediática y opinión

Manipulación mediática y opinión

  Llama poderosamente la atención la forma tan fuerte de cómo los medios de comunicación y las redes manipulan la atención de la ...

Lo más leído

Síguenos

facebook twitter youtube

Enlaces recomendados