Opinión
Diáspora y génesis afrocaribeñas (X): Reminiscencias ancestrales
Recapitulando, gran parte de Europa Occidental se desangraba en numerosas guerras tribales entre los celtas que rechazaban a los invasores normandos procedentes del Norte y la costa africana, cuando una civilización africana altamente organizada y bien desarrollada fue desarraigada de sus raíces con fines esclavistas, mediante el trabajo forzado en las plantaciones de caña de azúcar y café en tierras del Nuevo Mundo, desde el siglo XV al XIX.
La cultura africana trajo a América sus dioses, su sistema social, lenguajes y manifestaciones artísticas en forma viva y que aún sobrevive en los ámbitos afrocaribeños, como la tradición musical “arará”, oriunda de Dahomey (Benín), África Occidental, conformada por “cabildos” o asociaciones ancestrales de trabajadores forzados que en estas colectivizaciones culturales y con rituales integran la música y la danza.
Las costumbres en España eran mantenidas al detalle y ello era honroso. En las colonias, este recuerdo de la tierra madre, de los antepasados y en santificar determinadas fechas, se repetiría durante siglos. Lo que ocurría en la Metrópolis era tradicionalmente clonado en el Nuevo Mundo.
Muchos de estos espectáculos llamaron la atención de los descendientes africanos con sus posibilidades danzarias, por lo que también podrían intervenir en las procesiones, con su profundo sentido del ritmo, con su expresividad. Además, la teatralidad en todo el conjunto, para con ello introducir inconscientemente innovaciones en los bailes.
La religiosidad colectiva no permitía vislumbrar dónde terminaba o comenzaba una u otra. Los reyes eran los más piadosos y devotos del mundo, su ejemplo iba bajando por todos los estratos sociales, adaptándose a las circunstancias, particularmente donde campeaba la esclavitud africana. Un ejemplo: “la tarasca” –serpiente- pertenecía a una antigua leyenda repetida en Europa y África: era llevada en procesión para darle muerte, ahuyentando con ello males, enfermedades, plagas; gigantes, enanos o deidades míticas que aludían a ese mundo misterioso, oscurantista y desconcertante en el cual se vivía.
En tales expresiones de jolgorios religiosos y populares intervinieron activamente la música y danzas cantadas. Así mismo estas manifestaciones eran costumbre arraigada en las “encamisadas” procesiones nocturnas realizadas bajo luces de hachones resinosos o de cera. Era sabido que a las personas de alcurnia se les identificaba de acuerdo con su vestuario, pues en la época cada cual vestía de acuerdo con su rango, no obstante éstas no gustaban de ser reconocidas, apelando, entonces, a las capas y mantones para disfrazarse.
Lope de Vega (Madrid, 1562-1635) en La Niña de Plata y su burlesca comedia La Gatomaquia, donde parodia a Virgilio:
“Yo, aquel que en los pasados / tiempos canté las selvas y los prados, / éstos vestidos de árboles mayores, / y aquéllas de ganados y de flores, / las armas y las leyes, / que conservan los reinos y los reyes…”
Estos lances demuestran el carácter carnavalesco e intenciones más galantes: el guardar el incógnito, como era costumbre en las festividades del Corpus Christi, sin excluir la teatralidad característica en donde tanto unos y otros compartían en el siglo XVII ciertas preferencias por determinados ritmos y giros melódicos que iban resultando típicos y adecuados para colorear los actos religiosos y, a la vez, dejar por sentado que la música era un elemento equilibrador que estabiliza un modo de ser hispano y criollo en el cual la doble herencia ibérica y africana se integraban en un solo cuerpo en forma espontánea.
Jairo Tapia Tietjen
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Sobre el autor
Jairo Tapia Tietjen
WikiLetras - In Memoriam
Codazzi, Cesar (1950-2018). Columna en memoria de quien fue un destacado colaborador de PanoramaCultural.com.co. Bachiller Colegio Nacional A. Codazzi, 1970. Licenciado en Filología Española e Idiomas, UPTC, Tunja, 1976; Docente en Colegio Nacional Loperena, 1977-2012. Catedrático Literatura e Idiomas, UPC, Valledupar, 1977-2013. Director Revista 'Integración', Aprocoda-Codazzi, 1983-2014; columnista: Diario del Caribe, Barranquilla, El Tiempo, Bogotá, El Universal, Cartagena, El Pilón, Vanguardia Valledupar: 1968-2012. Tel: 095 5736623, Clle. 6C N° 19B 119, Los Músicos, Valledupar- Cesar.
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