Opinión
Cuando se dice fuera es con todos los perros
“Las determinaciones tajantes, cuando se toman, involucran variadas contingencias que hay que correr”. Reflexión
Con cierta antelación, tal vez producto del ejercicio político desarrollado en el país, se ha venido observando una tendencia muy marcada de la sociedad a incluir en la escala de valores morales, discutibles atributos clasificados por investigadores sociales, como factores del fenómeno de la desviación delictiva.
Al enmarcar el ejercicio de gobierno con acciones provenientes de mentiras, deslealtad o intrigas dañinas, se ha ido creando un acostumbramiento de los ciudadanos a situaciones de hecho donde resaltan sin pudor, la traición, la deshonestidad, la intolerancia, para terminar adjudicando implícitamente que: es buen resultado político conforme a un nuevo modelo social, calculador, insensible al entorno comunal y en últimas, condescendiente con la impunidad y la injusticia.
Tal vez, éstos nuevos elementos aportados a la vida en sociedad de los integrantes del Estado han ido produciendo esa condicionada tendencia al incremento de agresiones dañosas entre los individuos, en un afán de sobrevivir como si ameritara competir para ser el más fuerte o simplemente dar rienda suelta a propensiones irracionales, que solo se podrían exteriorizar cuando la misma comunidad lo permita o lo que es más grave, cuando las autoridades hayan perdido esa capacidad coercitiva necesaria para mantener el orden establecido inicialmente.
Las acciones delincuenciales, que afectan la vida normal del ciudadano, se han promocionado a tal extremo que realmente colocan al entorno comunitario en esa desagradable posición de rivalizar por salvaguardar al menos la vida sin importar que los bienes materiales sean usurpados y luego reciclados o comercializados ilicitamente para dar calidad de subsistencia a quienes pretenden establecer ésta actividad como normativa del avance social.
Por la imagen y percepción proyectada por el mandatario, es un contrasentido que ahora se afinque en expresar: “La seguridad es la base del desarrollo. Sin seguridad no hay confianza y sin confianza no hay desarrollo”, como una iluminación a su entereza, que no tomó en cuenta anteriormente en la ejecución de su mandato, pero que por exigencia inconmutable del pueblo debe proponerse para atacar una parte del problema nacional, desde una estratégica lucha policiva contra seis delitos cuotidianos y tipificados: homicidio, hurto, microtráfico, extorsión, contrabando y minería ilegal.
Realmente, el incremento de éste movimiento criminal obedece al desorden generalizado en todas las instituciones, y a la más delicada, y grave proveniente del desajuste económico e injusticia social. Razón para conducir al pueblo a la penuria de sustentar su manutención sobrepasando el hambre, la misma que hace ladrón a cualquier hombre, ante esa impotencia e incapacidad de satisfacerla con los medios normales. Trabajo digno y solidaridad.
¿Cómo justificar ahora, que aportes de pie de fuerza policiva den la cumplida solución estructural a un fenómeno consecuentes de la connivencia del gobierno de turno con los criminales más avezados, navegantes en riqueza y cuyas actividades no son precisamente para sobrevivir, sino para subyugar a la población dentro de unas normas acomodadas a su parecer para apuntalar su fracasado régimen político, mantenido por la criminalidad de sus propios actos?.
Es el Estado a través de sus gobernantes quien institucionaliza el delito y lo irradia hasta corromper sus más elementales componentes, pero es quien tiene la potestad mediante acciones rápidas y democráticas de resolver la fecundación misma, acometiendo una sincera y real estrategia de paz que solo se obtiene de políticas sanas de empleo, salud, educación, vivienda digna, justicia, restituyendo los principios de seguridad y confianza, fundamentales en el Estado social de Derecho.
Alfonso Suárez
@SuarezAlfonso
Sobre el autor
Alfonso Suárez Arias
Aguijón social
Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.
0 Comentarios
Le puede interesar
Mujeres, que la segunda vuelta no nos dé 3 vueltas
Mujeres: ¡A votar, carajo! Esta es la columna más corta de mi vida hasta ahora, creo que el mensaje es contundente y no requiere...
Menos discursos frente a las drogas y más objetividad económica
Son muchas las voces a favor de los cultivos de uso ilícitos, esta vez me refiero a la hoja de coca, elemento base de donde se ext...
El miedo a Satanás y a su banda de demonios
Las autoridades en Valledupar parecen diferenciar la realidad en materia de seguridad que vive el municipio y la leyenda de Francis...
“Ni una mujer menos, ni una muerta más” (1)
Cabe resaltar que la autora de la frase es Susana Chávez Castillo, poeta y activista mexicana asesinada en el año 2011, por denunc...
¿Y la Familia qué?
La semana pasada hubo un fallo histórico que tomó 10 horas de discusión a los magistrados de la Corte Constitucional en su sala...