Opinión

El respeto por la dignidad humana

Alfonso Suárez Arias

06/11/2014 - 05:40

 

“La dignidad es algo que se ubica por encima de todo precio y, por lo tanto, no admite nada equivalente; mientras las cosas tienen precio, las personas tienen dignidad”. Kant

Colombia promulga en la carta magna de 1991, que el fundamento de la razón de ser del Estado social de derecho, es el respeto de la dignidad humana de todas las personas. Ésta consideración no es innovadora, ni reformadora de principio alguno en la ordenación del conglomerado social, incluso desde muchos siglos anteriores a la era actual, la religión se cimenta en el reconocimiento al valor individual a través del monoteísmo, complementando esa relación entre cuerpo y alma por los cristianos, al exigir individualmente la responsabilidad por sus propios actos. Fuente que continua vigente hoy en día.

En la historia conocida de la humanidad están presentes los antecedentes del atropellamiento a ésta condición. La edad media referencia una desigualdad social sin precedentes sustentada en los abusos de poder, posteriormente el holocausto de la segunda guerra mundial, dejando atrás el holodomorfo ruso y la hambruna española fueron claras manifestaciones del irrespeto al ser humano que conllevaron a que sensatamente se dictara la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948.

El  criterio que la Dignidad Humana es principio fundamental; sustento de los derechos humanos, parte de la esencia que establece que esa condición, ni es otorgable ni mucho menos podría ser retirada de la persona, ni aun contra la voluntad, solo que se materializa en el observancia incondicional y absoluta tanto por parte de las personas como de los Estados, así la sociedad misma determine por consenso irrespetar la dignidad humana de aquellos que persigue, aísla o pretenda eliminar.

Al declarar al ser: DIGNO, en complemento del concepto de valioso, se ratifica el merecimiento por antonomasia del derecho a la vida, a la libertad (excepción cuando es una pena  que castiga un delito), a la educación y a la cultura, al trabajo, a poseer una vivienda, a constituir una familia, tener alimentación saludable y recreación, hasta la metafísica interpretación de que cada quien puede elegir su destino, vocación o ideas, pero dentro de la limitación que implica el respeto a la dignidad de los demás, en total antagonismo a tratos humillantes, indecorosos, discriminatorios, la violencia, la desigualdad legal y jurídica.

Por ello, como derivación directa de su razón de ser, emanan los principios signados como el Respeto, calidad dada por el mero hecho de pertenecer a la especie superior, es decir, por su grandeza humana, y que no implora más que tratar siempre a otro, por lo menos con el mismo enaltecimiento con que espera ser tratado y valorado como persona, evitando causar daño, pero sí, el doble efecto que resulta de la procuración del bienestar de los demás.

A ese aparente simple principio de respeto, se adhieren el de Justicia, Integridad y Utilidad,  todos conducentes a que las actuaciones individuales se agrupen en torno a la contemplación de la dignidad del ser, como: eje fundamental de interpretación de la aplicabilidad de los derechos humanos.

Con el entendimiento de lo plasmado en la Constitución, como lo pregonó Nariño, el ciudadano colombiano está obligado a continuar la proclama de  las leyes y las conductas sociales para respetar la condición humana y mucho más ahora que dentro de ese marco de diálogo, el gobierno, rebeldes,  victimas y  demás interlocutores, buscan establecer  nuevos acuerdos refundantes de conceptos sociales.

Se trata de creer que aún así, no se pasen por alto la dignificación demandada, se respete íntegramente a los ciudadanos y realmente en forma seria, sin más mentiras, Colombia se acerque a la verdadera Paz.

 

Alfonso Suárez Arias

@SuarezAlfonso 

Sobre el autor

Alfonso Suárez Arias

Alfonso Suárez Arias

Aguijón social

Alfonso Suárez Arias (Charalá, 1956). Abogado en formación (Fundación Universitaria del Área Andina en Valledupar). Suscrito a la investigación y análisis de problemas sociológicos y jurídicos. Sus escritos pretenden generar crítica y análisis en el lector sobre temas muy habituales relacionados con la dinámica social, el entendimiento del Derecho y la participación del individuo en la Política como condicionamiento para el desarrollo integral.

@SUAREZALFONSO

1 Comentarios


Gustavo Mejía Quintero 08-11-2014 04:54 PM

Cierto que el respeto por la dignidad humana es el principio fundamental para la convivencia entre todos los eres humanos, pero el atropello a esa misma dignidad, ha sido la constante en el transcurso de los siglos como el camino más fácil para obtener el poder y sus beneficios. Desde siempre los seres humanos sueñan con que se les respete el derecho a esa dignidad y en nuestro caso, la mencionada constitución de 1.991 y en las anteriores, tienen esa premisa, pero en el nombre de la cacareada Democracia, los grupos dominantes manejan con dinero a los electores para permanecer en el poder y obtener así los mayores beneficios para unos pocos en detrimento de la gran masa trabajadora. Es el argumento de los guerrilleros que se auto-proclaman gestores del cambio a través de las armas, que necesariamente las tienen que usar contra los emisarios del establecimiento, que son las Fuerzas Militares y contra el propio pueblo para amedrentarlo cuando necesitan mostrar un poder que no pueden mostrar en un campo de batalla formal. Pero el desprecio por la dignidad humana que tiene que mantener la guerrilla como arte intimidatorio para obligar al pueblo para que les de apoyo, ya sea con el denigrante secuestro, extorsión o el mismo ajusticiamiento de sus propios camaradas cuando se cansan del atropello o de las penurias del monte. Con esos dos protagonismos, se está negociando en la Habana lo que no pueden negociar, porque los que verdaderamente pueden decidir son los propietarios de los grandes monopolios que al final de cuentas son los que mandan en los políticos quienes les fabrican las leyes a su conveniencia y ells no están representados ni les importa la mentira de esta paz diseñada para famelicos ilusois hambrientos de paz. La paz no está cerca, la guerrilla tiene su propia ambición y si se les deja la oportunidad, cambiaran el sistema, pero no el establecimiento, cambiaran los nombres quienes manejan, pero el pueblo seguirá sujeto a la misma esclavitud, quizás en peores condiciones como le sucedió a los venezolanos. Después de 50 años de barbarie y monte, muchos jefes guerrilleros ya quieren su jubilación y Santos les da la oportunidad para que desde la negociación de paz, adquieran la distinción como políticos, pero sus huestes de jóvenes campesinos y de citadinos a quienes les han lavado el cerebro en los claustros Universitarios seguirán su revolución armada, igual que sucedió con los acuerdos logrados por Belisario Betancur en el pasado. Como el mundo necesita alimentos y en Colombia todavía hay tierra útil para grandes monocultivos con facilidades de acceso y agua, con grandes extensiones que todavía es propiedad de la nación o la de los desplazados por la violencia guerrillera, los monopolios ven su oportunidad apoyando los acuerdos de la Habana, igual que el proyecto de restitución de la tierra a esos desplazados, porque como banqueros del dinero del Estado, prestaran dinero a los desplazados para producir, pero como ellos son los dueños de las comercializadoras, manejan los precios de las cosechas, tienen la oportunidad de manipular el mercado para quebrar los pequeños propietarios y luego legalmente quedarse con la tierra. Por esta razón, los monopolios quieren y necesitan la guerrilla fuera del campo, financian la campaña del "Soy Capaz" y todas las maromas del gobierno para favorecer su negocio, sin importarse con lo que suceda con el pueblo, que será agobiado por todos esos desadaptados que llegaran a las ciudades a timar su ambición de poder, obligando a los electores con la gran cantidad de plata acumulada por secuestros, narcotráfico o minería y a los que se opongan o les nieguen el apoyo, les darán plomo con sus armas que no van a entregar. Los ilusos que creen en las bondades del ideario guerrillero, no conocen lo que sucede realmente en Cuba o Venezuela en manos de la revolución, entonces, esta negociación está lejos de la paz que necesitamos porque equivale a introducir más elementos de discordia y quizás aumentar el atropello contra la DIGNIDAD de los colombianos. Por eso creo que debemos abogar por un cambio verdadero, con otros protagonistas, con un modelo que cambie el ESTABLECIMIENTO al evitar la enclenque democracia por un modelo de liderazgo social más coherente y racional, lo invito a ver racionalismo.noocracia.org/pagina

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