Opinión
La renuncia del personero
En el Caribe colombiano existe un pueblo de más de cuatro siglos y medio de vida, estancado en el tiempo, sitio que escogió Dios para posar el manatí que hizo para despertar a Fermina Daza en “El Amor en los Tiempos del Cólera”, un pueblo donde la gente con su carisma e inocencia hace placentera la estadía del visitante. Es un lugar mágico que, a pesar del subdesarrollo y el abandono estatal, disfruta del cariño y afecto de todos sus habitantes.
En este pueblo, merecedor de ser parte de la imaginación de Gabriel García Márquez, transcurren historias dignas de su surrealismo mágico, las cuales dejarían perplejo al más desprevenido, pero a nosotros los habitantes de este paraíso, nos parece lógico y normal.
A principios del mes de enero de 2012, después del alboroto, alegría para muchos, la nostalgia y tristeza para otros de las fiestas de fin de año, en nuestro querido terruño, la soledad y silencio de sus calles se vio alterada. Se sentía un bullicio en sus calles, en las esquinas se aglomeraba la gente y en los corrillos políticos se rumoraba sobre la elección del nuevo personero municipal.
Fueron días de algarabía y conjeturas, donde se especulaba y se aseguraba la existencia de inhabilidad, pago de prebendas, estrategias y las coaliciones en el cabildo municipal para la elección del representante del Ministerio público en el municipio.
Después del alboroto y del espectáculo sírquense, la coalición de gobierno logró elegir un personero de los afectos del burgomaestre, por lo cual aseguraron una relación consentida que garantiza el libre desempeño y actuar de la primera autoridad, pero, como dice el viejo adagio no hay mal que dure cien años y cuerpo que lo resista, el señor personero en octubre de 2014 decidió renunciar.
Ante esta inusual renuncia en San Miguel, vuelve la algarabía y el bullicio, se crean conjeturas, dudas y afirmaciones respecto de la renuncia y el procedimiento para la escogencia del nuevo personero.
Salen los juristas a debatir y algunos afirman, de acuerdo al párrafo final del Artículo 172 de la Ley 136 de 1.994: “compete a la mesa directiva del Concejo lo relacionado con la aceptación de renuncias, concesión de licencias, vacaciones y permisos al personero”.
Pero estas interpretaciones no sólo quedan ahí: además afirman de acuerdo al mismo artículo, y sumado a fallos de las honorables altas cortes, que “en casos de falta absoluta del Personero, el Concejo procederá en forma inmediata, a realizar una nueva elección, para el período restante”.
Pero San Miguel, fiel a su mundo mágico, donde sus dirigentes, están convencidos de que ellos son la ley, que sus actuaciones y decisiones vienen revestidas de amparo legal y constitucional, el personero y el burgomaestre hacen caso omiso a estos análisis jurídicos.
Entonces encontramos que el señor Personero Municipal renuncia ante el alcalde, y que éste, contrariando lo reglamentado en la Legislación vigente, decide aceptar la renuncia del Personero aduciendo que el Numeral 12, Literal d), Artículo 91 de la Ley 136 de 1994 estipula como funciones del alcalde: “Conceder licencias y aceptar renuncias a los funcionarios y miembros de las juntas, concejos y demás organismos cuyos nombramientos corresponda al Concejo, cuando éste no se encuentre reunido, y nombrar interinamente a quien deba reemplazarlos, excepto en los casos en que esta ley disponga otra cosa”.
Lo que no tiene en cuenta o consideró nuestro querido burgomaestre, es lo referente a “excepto en los casos en que esta ley disponga otra cosa” toda vez que la Ley dispuso otra cosa en el párrafo final del artículo 172. Asimismo no puede argumentar que la corporación no se encontraba en periodo legal de sesión, toda vez que la aceptación de la renuncia es competencia de la Mesa Directiva, y ésta es de carácter permanente, de lo contrario cuando el convoca a sesiones extraordinarias quienes citan a los Concejales para que asistan a estas sesiones.
Nuestro alcalde decide hacer jurisprudencia y establece “se podrá proceder a el nombramiento en forma provisional del personero”, violentando la ley, la cual establece que los alcaldes pueden designarle reemplazo al Personero, pero, en las Faltas temporales, siempre y cuando la Corporación se encuentre en receso. (literal b, artículo 172 L. 136/94). Citando también el Artículo 35 de la ley 136 de 1.994 la cual conceptúa “En los casos de faltas absolutas, la elección podrá hacerse en cualquier período de sesiones ordinarias o extraordinarias que para el efecto convoque el alcalde”.
En este orden de ideas y atendiendo lo dispuesto en el artículo anterior, se supone que el Alcalde de San Miguel debió correr por competencia, traslado de la renuncia a la Mesa Directiva del Concejo y convocarlo a sesiones extras para efectos de la nueva elección.
Será que con este actuar podemos inspirar otros Cien Años de Soledad, o contribuimos con la aparición de otro grande de la literatura como García Márquez, porque este proceder deja en el aíre varias dudas dignas de Macondo.
¿El personero realmente renunció?, ¿Existen 2 Personeros en la actualidad en San Miguel?, ¿El burgomaestre usurpo las funciones del Concejo? o ¿El Alcalde infringió la ley con su decisión?
Amanecerá y veremos, pero conociendo a San Miguel lo más seguro, es que no suceda nada y sigamos en lo mismo, en la inopia, abandono, pobreza y subdesarrollo.
Diógenes Armando Pino Sanjur
Sobre el autor
Diógenes Armando Pino Sanjur
Tamalamequeando
Diógenes Armando Pino Sanjur, más conocido como May Francisco, nació el 24 de junio de 1976 en un pueblo mágico lleno de historia, cultura y leyendas situado en la margen derecha del Río Magdalena llamado Tamalameque. Hijo de los docentes Diógenes Armando Pino Ávila y Petrona Sanjur De Pino, tiene 2 hijos, May Francisco y Diógenes Miguel, los cuales son su gran amor, alegría, motor y mayor orgullo. Abogado de Profesión, despertó su interés con la escritura de su padre quien es escritor e historiador, se declara un enamorado de su pueblo, de su cultura (la tambora) y apasionado por la política como arte de servir.
1 Comentarios
*No os preocupéis hombre de poca fe : "La costumbre tiene fuerza de ley", reza el mañoso adagio en que se cobijan los mandatarios, politiqueros y tinterillos que azotan el erario de pueblos cada vez más miserables y expoliados por culpa de las propias comunidades que viven en$egue$ida$ en época$ electorera$ ... Y lastimosamente siguen Botando Su Voto . . . ¡Bon Sort!!
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